Desde el punto de vista semiótico, un sendero es una cardinal de contenido y expresión que se materializa en un signo, texto, imagen o huella lingüístico-cultural y que incide en un encuadre verbal o no verbal. La cardinal es generada por el encuadre verbo-visual que a su vez conforma las diversas líneas semióticas de un mundo (W) y que adquiere un significado en un tiempo y en un espacio determinado, tal y como lo indica Iuri M. Lotman en su libro La semiosfera (1996, 2000).

En el caso de la semiótica del cine, un sendero es un rumbo que particulariza la imagen cinematográfica, en tanto que definición compleja del espacio-tiempo que marca el producto llamado film, cine, “cinesidad” y movilidad cinematográfica. La huella es la base del sendero, pero también su forma-sentido, tal como se puede observar en películas como Yo, robot de Alex Proyas y Jeff Vintar, sobre la base del texto de  Isaac Asimov; también Guardianes de la galaxia de James Gunn y con guion de James Gunn.

El concepto semiótico denominado “sendero de la imagen” se posiciona en el enmarque de dirección y tomando en cuenta el discurso fotográfico asumido por el fotógrafo y el director como orientación, procedimiento y textualización. Encontramos este tipo de sendero en 'Exterminio I y II', bajo la dirección de Danny Boyle y el guion de Alex Galand; lo mismo The Salvation de Kristian Levrink y un guion coral de cinco guionistas.

En efecto, el sendero semiótico de la imagen cinematográfica se caracteriza por la suma de planos, ángulos, secuencias, escenas y actos que constituyen un discurso, siendo el sendero el conducto cinematográfico y una forma direccional. Así también ocurre en películas como El espejo (1974) de A. Tarkovski; Gritos y susurros (1972) de I. Bergman; El eclipse (1961), de M. Antonioni.

El proceso constructivo del sendero semiótico se compone de:

  • Una meta
  • Un objeto
  • Un obstáculo
  • Transparencia del sendero
  • Un punto fílmico de llegada
  • Logro del objeto del sendero
  • Posicionamiento o idea del sendero

Estos elementos y complementos que activan el sendero semiótico de la imagen, inciden en el espectador como parte de un proceso comunicativo y perceptivo donde la meta y el objeto se constituyen como fuerzas propias de la semiosis fílmica (sintaxis, semántica y pragmática), donde también los diversos modos, relaciones y usos van particularizando la función misma del sendero semiótico de la imagen.

El dinamismo organizador del texto fílmico, orienta la mirada del espectador, creando niveles y aproximaciones significantes que activan el significado, la significación y la función textual y cualificadora del cine y lo “cinematográfico”.

La función de los diversos senderos semióticos en el cine, requiere de una lectura inductiva y deductiva, basada también en argumentos de posibilidad, que traducen los diferentes ejes de narración, filmación y comprensión del sendero como proceso de cumplimiento de metas cinematográficas; lo que dará lugar a una transparencia de la significación fílmica en contexto de visión.

Diversas semiologías del cine se han planteado el problema de la significación, luego de los años 60, cuando el estructuralismo y el postestructuralismo se aferraron a nuevos marcos analíticos de construcción y lectura de las imágenes fílmicas. Esta situación de contexto y desarrollo de nuevas categorías, nuevos textos fílmicos y de la productividad de movilidades propiamente cinematográficas lograron desarrollar otros modos de visión, tal y como lo han mostrado C. Metz (1968-1972, 1977 a, 1977 b, 1991), R. Barthes (1984) y I. M. Lotman (1979).

Las semiologías y retóricas del cine en Europa, América, China, Japón e Inglaterra se plantearon analizar los niveles y los modos de reproductividad y de movilidad de la imágenes fílmicas, toda vez que el fenómeno cinematográfico iba cobrando valor como sendero, forma, idiolecto y sentido, produciéndose de esta manera una conceptualización de “lo visto” como fenómeno perceptivo, narrativo y dialógico en el cine.

La discusión entre guionistas, directores, fotógrafos, editores, actores, historiadores y críticos de cine, surgió entre los años 50 y 70 del siglo XX, contribuyendo a la interpretación y comprensión de nuevas fórmulas y escuchas fílmicas basadas en percepciones auditivas y visuales, reconocidas en tiempo,  en espacio y formación de diversos públicos.

De ahí que un nuevo desarrollo de la visión y la escucha cinematográfica se planteaba por los años 80 del siglo XX, a partir de desarrollos tecnológicos que empezaron a surgir en una fase de rupturas más elaboradas mediante nuevas tecnologías audiovisuales. Más tarde con el despegue de  nuevos medios y mediaciones comunicativas, se produjo un viraje de la producción y la productividad fílmicas, pero sobre todo las diversas narrativas; lo que ha dado lugar a nuevos usos e instrucciones, a propósito de los diverso senderos que tomó entonces la imagen cinematográfica y los diversos discursos del cine.

Algunos directores de cine han creado nuevas imágenes que forman parte del sendero o de los senderos sonoros y visuales de la imagen cinematográfica, podemos ver en Jacques Audiard filmes como: Mirar los hombres caer (1993-1994), Un héroe muy discreto (1996), Lee mis labios (2001), De latir mi corazón se ha parado (2005).

Otras experiencias entre políticas y líricas vemos en el director Siddiq Barmak Osama y Opium War. Así podemos ver también algunas películas de Sofia Coppola, por ejemplo Las vírgenes suicidas (1999), Lost in translation (2003), y Marie Antoinette (2006).

Las semiologías del cine más recientes asumidas por directores más populares y más nuevos en el espacio cinematográfico latinoamericano como Alfonso Cuarón (Roma, Gravedad)  y Guillermo del Toro: La forma del agua, El laberinto del Fauno y Pinochio.  No menos famosos pueden verse los dramas fílmicos Amores perros, Babel y El Renacido de A. González Iñárritu.

Este panorama cinematográfico ha puesto a pensar a los nuevos semiólogos de la imagen cinematográfica, de suerte que hoy los senderos de la imagen fílmica constituyen nuevas narrativas de la alteridad y en las perspectivas de las confluencias sonoro-visuales.