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Monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito, Obispo de la Diocesis de Santiago durante su intervención en el acto inaugural del Seminario San Pio X

Con sentimientos de gratitud perenne a Monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito (q.e.p.d), P. Vinicio Disla (q.e.p.d)  y en ellos a todos los obispos y sacerdotes que ayer y hoy tanto han aportado y aportan al Seminario San Pío X; a los queridos formadores; a los queridos compañeros ex. seminaristas, que hemos tenido el alto privilegio de ser alumnos del Seminario Menor San Pío X.

El Seminario Menor San Pío X, de la  Arquidiócesis de Santiago de los Caballeros,  ha sido para muchos, sacerdotes y laicos, que hemos tenido el singular privilegio de haber sido sus alumnos, ese  “dulce hogar consagrado junto al verde Licey”, como plasmó en su himno  nuestro inolvidable P. Vinicio Disla; remanso añorado y dichoso y  escuela de valores humanos y formación integral, para bien de la iglesia y del país.

En aquel singular ambiente de oración, trabajo, estudio y sano compartir, muchos, llegados a él en plena adolescencia, forjamos amistad, encontramos espacio propicio para cultivar nuestros talentos, y, por sobre todas las cosas, aprendimos el valor de lo trascendente, a defender la dignidad del prójimo y a valorar el compromiso social. Se nos enseñó y se continua enseñando, en fin, una lección inolvidable: que no es posible ser buen cristiano sin antes ser buen ser humano, lo que aplica por igual tanto para el laico como para el consagrado.

Sus inicios, cuando ya agonizaba la tiranía trujillista, fueron esperanzadores  pero a la vez preñados de no pocas dificultades, pues ya era manifiesto el enfrentamiento entre el tirano y la iglesia, tras la Carta Pastoral de los obispos dominicanos, leída en todas las iglesias el domingo 31 de enero de 1960.

1.- Anuncio, primera piedra e inicios de la construcción del Seminario Menor San Pío X

Pocos días después de la famosa expedición libertaria del 14 y 20 de junio de 1959, específicamente el 19 de julio de 1959, se anunciaba la colocación de la primera piedra e inicio  de la construcción del Seminario Menor San Pío X, situado en la Carretera Duarte, en Licey al Medio, Municipio de Santiago. Así lo consignaba en su edición de la misma fecha el  Semanario “Fides”, órgano oficial entonces de la Arquidiócesis de Santo Domingo, en titular de primera plana: “Diócesis de Santiago emprenderá la construcción de un Seminario Menor”.

En la ocasión, Monseñor Polanco, primer obispo de la Diócesis, hoy Arquidiócesis de Santiago,  dirigió al clero y la feligresía  la Circular No. 13, titulada “Bendición de la primera piedra del Seminario Menor y Centenario de la muerte del Cura de Ars”. En la misma señalaba:

“A los Rvdos. Curas Párrocos, Religiosos y fieles todos de la Diócesis, bendición en el Señor: el 9 de agosto de 1859 fallecía en Ars su Santo Cura, que durante años había dado el alto ejemplo de una vida sacerdotal enteramente dedicada a la salvación de las almas.

Jesucristo Nuestro Señor parecía pasar entre las multitudes cuando San Juan María Vianney se deslizaba como a escondidas entre los miles de fieles que acudían a oírle, a asistir a misa, a confesar sus pecados…En él podría repetirse, con verdad, la palabra de San Pablo Apóstol cuando afirmaba que el sacerdote es “otro Cristo”.

Ante los maravillosos ejemplos que él nos dio, la Santa Madre Iglesia lo ha proclamado “Patrono de los Párrocos”, con el noble fin de que todos los sacerdotes dedicados a la vida parroquial puedan mirarse en el espejo límpido de la vida cristiana.

No podemos dejar pasar esta fecha centenaria sin dedicar un recuerdo, salido del corazón, al Santo Cura de Ars, con cuyo nombre se honran dos parroquias del país.

Con este fausto motivo la Parroquia del Santo Cura de Ars en esta Ciudad Episcopal celebrará un solemne Quinario, en el cual cooperarán todas las parroquias de la Ciudad, sobre todo en el acto nocturno. Y además, en la mañana del 23 de agosto la Diócesis ofrecerá a Dios un nuevo sacerdote, que será ordenado en la Santa Iglesia Catedral.

En todas las demás parroquias de la Diócesis, se hará un Quinario pro Seminario, para preparar los ánimos en favor de la campaña pro-construcción del Seminario Menor, pues como recuerdo de este primer Centenario, la Diócesis festejará alborozada la grandiosa ceremonia de la bendición de la primera piedra del Seminario Menor de Santiago, cuyas obras se iniciarán al día siguiente.

Para esta bendición me complazco en convocar todas las fuerzas vivas de la Diócesis para darnos cita en el moderno “Estadio Leonidas Radhamés” (Hoy estadio Cibao), el domingo 23 de agosto, a las 5 de la tarde, para la solemne misa Prelaticia que será oficiada por S.E. Rvdma. el Señor Arzobispo Coadjutor de Santo Domingo, Dr. Octavio Antonio Beras, quien fuera Administrador Apostólico de esta Diócesis a la cual guarda siempre paternal cariño.

Después de la bendición Papal, que será impartida en nombre de su S.S, se hará la bendición de la piedra que será el centro de toda la  edificación.

Quisiera ver reunidas allí todas las congregaciones religiosas del  Obispado, a todos los miembros de la Obra Diocesana de las Vocaciones sacerdotales, a los representantes de todas las órdenes de Hermanos y Hermanas, los alumnos del Seminario y el Clero, para unirse a la plegaria que todo el Episcopado hará aquel día por el éxito de la campaña pro Seminario, que ha de levantarse como un signo de la fe del pueblo dominicano, que desea darse sus propios sacerdotes “.

En solemne ceremonia litúrgica convocada por Monseñor Polanco, en la fiesta del primer centenario de fallecimiento del Santo Cura de Ars, con la participación de  unos 15 mil feligreses, se colocaba la primera piedra del Seminario, obra estimada entonces en unos $ 250.000, elevada suma de dinero para la época, iniciando inmediatamente la construcción en un terreno de unas 200 tareas de extensión, los cuales fueron donados  por la extinta dama Doña Dolores Román Viuda Bogaert.

Monseñor Enmanuel Clarizio bendice las instalaciones del Seminario Menor San Pio X. A su derecha el entonces seminarista Vinicio Disla y a su izquierda el Padre Gilberto Jimenez y el Padre Agripino Nuñez Collado.

3.- El atentado del régimen de Trujillo contra el Seminario en construcción

Pero una prueba dolorosa e inesperada esperaba al Seminario en construcción; una represalia artera y subrepticia tras la cual afloraba el ensañamiento del tirano contra la iglesia, en momentos en que eran más intensas las presiones y la progaganda de su régimen para que se le otorgara el título de “Benefactor de la Iglesia”.

En la madrugada del martes 8  de noviembre de 1960, agentes del temible Servicio de Inteligencia Militar colocaron una bomba cargada de dinamita, causando destrozos en la parte frontal y en otras áreas del edificio en construcción. Como era lo usual, tras perpetrar el atentado, el régimen levantó falsa acusación contra tres sencillos ciudadanos, ajenos totalmente a la  trama terrorista.

La prensa de la época daba cuenta de que el Fiscal del Distrito Nacional Teodoro Tejeda Díaz, en fecha 10 de noviembre, dos días después del hecho,  apoderó al Juez de Instrucción de la Segunda Circunscripción de Santo Domingo, Dr. Gustavo Latour, del expediente que se incoara contra el locutor Manuel Antonio Arias Villamán, residente en la calle Salvador Cucurrullo, de Santiago, el jornalero  José Camilo  Ramírez Disla, residente en la calle Duarte, No. 88, de Santiago y el barbero  Hipólito Porfirio Báez, residente en Villa González.

Se indicaba que los dos primeros eran reincidentes en el referido delito.  La falaz invención daba cuenta de que Arias Villamán robó de un almacén propiedad del Estado, situado en las minas de Hatillo, en  Cotuí, una gran cantidad de explosivos que de forma clandestina había trasladado hasta las instalaciones en construcción del Seminario.

En el momento los daños fueron estimados en RD$25,000. Los detenidos, según la falsa reseña noticiosa de la época, «confesaron haber perpetrado estos hechos, como una demostración de protesta contra el clero nacional…”.

Desde la izquierda José Camilo Disla Ramírez, Hipólito Baez Guzmán y Manuel Antonio Villamán acusados falsamente de colocar la bomba que destruyó parte del edificio del Seminario Menor San Pio X

Si el referido atentado se enmarca en el contexto de la  impenitente campaña anticlerical de Trujillo, cabe tener presente, al propio tiempo, que Monseñor Polanco inició y levantó la obra contando únicamente, como ya se indicara,  con el concurso humano y económico de la feligresía y ciudadanos de la provincia,  amén de la ayuda alemana, lo cual constituía un gran desafío a la megalomanía del dictador que no osaba permitir que nada, y especialmente en lo que respecta a templos, seminarios y obras eclesiásticas de envergadura, se hiciera  sin su contribución, o como resaltaba la propaganda del régimen: con donaciones de “ su propio peculio”.

2.- Una carta de Monseñor Polanco a Balaguer, clamando por los presos injustamente encarcelados

Tras la muerte de Trujillo, los tres ciudadanos acusados falsamente de perpetrar el atentado contra el Seminario en construcción,  siguieron en injusta prisión y es lo que explica la carta  No. 733-61, que el 13 de septiembre de 1961, Monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito,  dirige a Joaquín Balaguer, en su calidad de Presidente de la República, clamando por los prisioneros:

S.E

Dr. Joaquín Balaguer

Honorable Sr. Presidente de la República

Ciudad Trujillo, D.N

Excelencia:

Hace apenas unos días que se cumplieron dos años del inicio de la obra de construcción del Seminario Menor San Pío X. Habiéndose ya concluido la parte estructural y con el pensamiento en la terminación, he hecho un recuento de estos dos años.

Ahora me encuentro con el clamor de las familias de los presos, acusados y condenados como actores de la dinamitación del dicho edificio el 8 de noviembre de 1960.

Por esta razón, acudo a V.E. para pedir clemencia para estos presos, como ya lo hice en la ocasión, y me atrevo a solicitar de su alto sentido de justicia, que se les perdone totalmente. Sus nombres son: Manuel Ant. Arias Villamán, José Camilo Disla Ramírez e Hipólito Porfirio Báez Guzmán.

Y si no fuere posible llegar a este indulto, que por lo menos se permita a sus familiares conocer el paradero de estos presos comunes y poder visitarlos, pues desde que fueron encarcelados no les ha sido posible saber dónde se encuentran. A uno de ellos le ha nacido un hijo- que no conoce y que tal vez no sabe que ha nacido.

Saluda a V.E con sentimientos de alta consideración

Hugo Eduardo Polanco Brito

Obispo de Santiago de los Caballeros

3.- La inauguración

La obra continuó adelante, gracias a la contribución de los fieles y personas de bien. Una ayuda invaluable fue ofrecida por los obispos alemanes, quien donaron la suma de 25, 000 pesos.

En la Circular No. 4, del 15 de octubre de 1961, Monseñor Polanco se dirigió nuevamente a los sacerdotes y la feligresía  de Santiago, a poco de cumplirse los dos años de la bendición de la primera piedra. Informaba “con el corazón rebosante de alegría”, que se había terminado “la parte bruta del edificio a un costo de $ 120, 000 (ciento veinte mil pesos)”, pero convocaba, de igual manera, a la oración y al esfuerzo económico gigantesco para la anhelada culminación”.

Lanzó, entonces, una campaña “a emprenderse inmediatamente, la cual consiste en una colecta de carácter diocesano, para obtener que por lo menos de cada 25 personas haya una que contribuya con $ 1.00”. E indicaba: “es necesario hacer una intensa y bien planeada campaña, que consistirá en la formación de una comisión en cada ciudad, pueblo, sección, parajes para que del Seminario llegue a cada rincón de la Diócesis y que cada católico tenga oportunidad de hacer su contribución”.

De esta forma, pudo continuar adelante la obra, hasta su conclusión. En la tarde del domingo 9 de septiembre de 1962, con una presencia que se calcula en unas  35, 000 personas provenientes de las diferentes parroquias y comunidades de la Provincia y Diócesis de Santiago y otras provincias y Diócesis del país, fue celebrado el acto solemne de bendición del Seminario. La ceremonia fue transmitida a través del circuito de emisoras de Radio Cibao, acompañada con el coro a cuatro voces, de la Catedral de Santiago, dirigido por el destacado músico y sacerdote P. César Hilario.

Presidió la celebración de la misa de acción de gracias el Nuncio Apostólico de su Santidad, Monseñor Enmanuel Clarizio, asistido por los sacerdotes Gilberto Jiménez, Jesús María de Jesús Moya y Agripino Núñez Collado y por el entonces seminarista Vinicio Disla, actuando como monitor el P. Luis Olivares.

Estuvieron presentes,  como concelebrantes,  el entonces Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, Monseñor Octavio Antonio Beras, Monseñor Francisco Panal Ramírez, Obispo de la Diócesis de La Vega y Monseñor Juan Félix Pepén, Obispo de la Diócesis de la Altagracia.

Previo a la bendición, fueron enhestadas las banderas nacional y pontificia al tiempo que la banda de música de la Segunda Brigada del Ejército Nacional interpretó los himnos dominicano y pontificio.

La bandera dominicana fue enhestada por el entonces gobernador civil de la provincia de Santiago, el Dr. Virgilio Mainardy Reyna y la pontificia por Monseñor Octavio Antonio Beras Rojas.

En la ocasión, fue leído un importante telegrama  del Papa Juan XXIII, enviado por Cardenal Cicognani, Secretado de Estado Vaticano, a través de la Nunciatura Apostólica,  en cual rezaba textualmente:

Mensaje de S.S. el Papa

“Para el Obispo de Santiago, Mons. Hugo Eduardo Polanco, Santiago, R.D.- Al inaugurarse nueva sede Seminario Menor San Pio X, augusto pontífice, complácese dirigir Vuestra Excelencia colaboradores expresiones cordial congratulación por laudable empresa realizada servicio Diócesis mientras pidiendo Altísimo por intercesión San Pío X derrame gracias copiosas sobre nuevo centro, a fin que sirva siempre altos fines exquisita labor espiritual e intelectual aspirantes a sacerdocio. Envía nuestra excelencia a Clero fieles especialmente bienhechores todos y asistentes ceremonia inaugural particular bendición apostólica. “

4.- En la inauguración del Seminario se anuncia el inicio de la Universidad Católica Madre y Maestra (UCAMAIMA)

Un detalle de importancia a destacar es el hecho de que en el marco de la inauguración del Seminario Menor San Pio X, fue anunciada, por parte de Monseñor Polanco, la creación por, parte de la Conferencia del Episcopado Dominicano,  de la Universidad Católica Madre y Maestra. El texto leído en la ocasión es el siguiente:

“ El Episcopado de la República Dominicana, fiel a la tradición de la Iglesia Católica de Santo Domingo, que se preocupó siempre por la cultura del pueblo desde los días lejanos del descubrimiento sentando las bases de la fe y la ciencia por medio de diversos centros de la sabiduría y del saber en los que resplandecieron la gloriosa Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino y la Universidad de Santiago de la Paz que difundieron en los pueblos del Nuevo Mundo el Mensaje de Jesucristo y el progreso de los conocimientos humanos, aprovecha la jubilosa ocasión de la inauguración del Seminario Menor San Pío X, de Santiago de los Caballeros, para anunciar su decisión de crear en esta misma ciudad la Universidad Católica “Madre y Maestra”, que abra al futuro un nuevo florecimiento de la cultura en la República Dominicana, asociándose así a los fecundos trabajos intelectuales que realizan los diversos centros del saber, que, con la Universidad Autónoma de Santo Domingo, irradian luz y ciencia en el territorio de la Patria.

Santo Domingo de Guzmán

9 de septiembre de 1962

Octavio A. Beras, Presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano; Hugo E. Polanco Brito,  Obispo de Santiago de Los Caballeros; Francisco Panal Ramírez, Obispo de La Altagracia; Tomás Francisco Reilly, Obispo Titular de Temisonio, Prelado de San Juan de La Maguana.

5.- Los inicios del curso y la marcha fecunda del Seminario San Pio X

En sus palabras,  durante la ceremonia inaugural, Monseñor Polanco indicaba que aún  había una deuda pendiente de $ 23, 000.00, la cual, conforme sus palabras,  “es necesario pagarla lo antes posible en razón de que en octubre se inicia el curso y todavía no hay muebles”. El costo se había elevado debido a que fue necesario incluir en el presupuesto los trabajos de reparación de los daños originados con la explosión de dinamita ya reseñada.

Pero los muebles aparecieron,  y mucho más, iniciando así su fructífera marcha el Seminario Menor San Pio X, con alumnos procedentes de las Diócesis de Santiago, La Vega y La Altagracia.

Fue el feliz inicio de una obra de enorme proyección, en momentos en que aún resonaban cerca los fatídicos ecos de la decapitada tiranía. Su gestación y nacimiento se debió a la contribución de muchas personas de bien, bajo la guía lúcida  y visionaria y la tenacidad de  Monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito, en el contexto de un Santiago que en indetenible secuencia de progreso, paría iniciativas destacables que son hoy prueba manifiesta de su indeclinable vocación innovadora y desarrollista: Universidad Católica Madre y Maestra, hoy Pontificia, La Asociación Para el Desarrollo, La Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos y el Banco Popular, La Asociación para el Desarrollo, El Instituto Superior de Agricultura, entre otras no menos importantes.