Si bien el ron fue un “regalo envenenado” de Europa para las civilizaciones de América, como afirma el historiador Fernand Braudel, para Eric Williams la producción de esta excitante bebida a partir de un subproducto de la caña, la melaza, dio origen a una nueva industria en Gran Bretaña, a pesar de que esta nunca tuvo la importancia el algodón y mucho menos de la propia caña debido a que una gran cantidad de ron era importado, en su estado final, directamente de las islas caribeñas. (1)

El ron se convirtió en un artículo necesario en las pesquerías, en el comercio de pieles y como ración de los marineros, aunque su rol más relevante lo desempeñó en el comercio triangular. En tal sentido, formaba parte de la carga del buque dedicado a la trata de negros, en particular del buque negrero de las colonias norteamericanas, y ningún buque negrero podía privarse de él. Para estos comerciantes resultaba crucial promover la afición por el licor a lo largo de las costas africanas.

Williams relata uno de los desafueros cometido por los comerciantes europeos contras los traficantes africanos:

“Los traficantes negros eran embuchados con ron, eran inducidos a beber hasta que perdían la razón, y entonces se cerraba el trato. Un traficante esclavista, con el bolso lleno con el oro que le habían pagado por sus esclavos, aceptaba estúpidamente la invitación a comer que le hacía el capitán del buque negrero. Entonces los emborrachaban y despertaba a la maña siguiente para descubrir que su dinero había desaparecido, y que él mismo había sido desnudado, marcado y esclavizado junto con sus propias víctimas, para gran regocijo de los marinos”. (2)

En 1765 en Liverpool, Inglaterra, se establecieron dos destilerías con el propósito de suplir a los buques que zarpaban para África. De idéntica importancia para los mercantilistas era que de la melaza podía obtener, además de ron, brandy y vino baja graduación importados de Francia. Las destilerías era una evidencia del interés de la ciudad de Bristol en las plantaciones azucareras en las llamadas Sugar Islands. De forma reiterada la ciudad envió reclamaciones, “jeremiadas” las llama Williams, al Parlamento inglés en defensa de sus intereses y en contra de la importación del brandy francés.

brandy
Sustanciado estudio del historiador José F. Chez Checo sobre la producción de ron en Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo.

Hasta el obispo Berkeley se convirtió en vocero de los intereses de la ciudad cuando preguntó: “Si la beodez es un mal necesario, ¿no pueden igualmente los hombres emborracharse con el producto de su propio país?”. (3) A su favor, los colonos de las Indias Occidentales argumentaron que el ron producido por ellos era equivalente a un cuarto del valor de todos sus otros productos. Por tanto, impedir la venta del ron significaba su bancarrota y conminaba a la gente a buscar sucedáneos en el extranjero. Los colonos tenían la aprehensión de que la destrucción del comercio por la ingesta excesiva de ron provocara la destrucción del comercio azucarero.

La cuestión decisiva para los colonos azucareros no era si la gente debía beber o no, sino qué debía beber pues el ron competía por un “lugar de honor” con la ginebra. Esta última era considerada por un escritor de la época, citado por Williams, como “enormemente más destructiva para el organismo humano que el ron”. En cambio, al ron se le describía como “demasiado fuerte, irritante y ardiente para el uso interno”, en cambio al ron se le estimaba como “un licor tan suave, balsámico y benigno que, si es apropiadamente usado y dosificado, puede ser altamente, tanto para el alivio como para el disfrute de la naturaleza humana”. (4)

Contra los colonos azucareros se argumentaba que el comercio antillano de ron era “insignificante” como para tolerar que continuara un “deslumbrante exceso” ya que este tendía a destruir la salud y la moral de los británicos. Williams entiende que en esta campaña contra el ron, definido por los habitantes del Barbados como el “Diablo Asesino”, estuvieran involucrados otros factores pues este competía con los licores hechos a base de maíz.

Por tanto, los intereses de las Indias Occidentales chocaban con los intereses agrícolas ingleses. Los colonos azucareros plantearon que la destilación del maíz llevaba a un alza del precio del pan. Sin embargo, dice Williams, esta preocupación por el precio del pan era “conmovedora” viniendo de explotadores que deseaban que los pobres gastaran más dinero en su azúcar y antecedió en un siglo a los conflictos entre los granjeros y los industriales ingleses sobre pan barato o salarios más bajos para las clases trabajadoras.

La melaza tensionó las relaciones entre el cultivador azucarero de las Indias Occidentales y el terrateniente inglés, así como también entre el cultivador y el colonizar continental. Pero el verdadero enemigo del destilador de las Indias Occidentales no era el granjero inglés sino el destilador de Nueva Inglaterra que se rehusaba comprar el ron antillano e insistían en comprar melaza que destilaban ellos mismos destilaban para enviar a los pescadores de Terranova, a las tribus indias y sobre todo al África negra. Nueva Inglaterra monopolizó el comercio de ron en las costas de los esclavos y en 1770 las exportaciones de ron representaron más de las cuatro quinta partes de sus exportaciones coloniales de ese año.

La melaza suscitó otro importante conflicto. La producida por las Indias Occidentales francesas era más barata que la británica, debido a que la destilación francesa no estaba autorizada a competir con el coñac de la metrópoli y en lugar de alimentar a sus caballos con dicha melaza preferían vendérsela a los colonos del continente. De ese modo, la melaza se convirtió en uno de los principales renglones de ese comercio entre el continente y las colonias azucareras extranjeras, lo cual a la postre tendría consecuencias para los colonos azucareros británicos.

Referencias

1 E. Williams, Capitalismo y esclavitud, La Habana, 1975, p. 66.

2 Ibidem, pp. 66-67.

3 Ibidem, p. 67.

4 Ibidem.