La humanidad vive tiempos difíciles para educar a los niños, adolescentes y jóvenes. Un cambio de época lo ha transformado todo, aparentemente , de sorpresa. El panorama general de convivencia humana ha cambiado y el sistema de valores que sostenía nuestras sociedades tradicionales, se escapó de nuestras manos. El hogar debe seguir siendo una verdadera escuela para la construcción de ciudadanía.
Y no hay vuelta atrás para atrapar las cosas que no tienen retorno, pues los cambios de época empiezan transformando el cerebro, los hábitos: y estos últimos, la conducta humana.
La única forma de mantener los valores de nuestras sociedades, por ende, de las familias, es utilizando la capacidad infinita de la creatividad humana, al igual que los cambios tecnológicos, no para resistir frente a las necesarias transformaciones del mundo de hoy en día, sino como respuesta adecuada a los efectos de los nuevos tiempos. Y esto es sólo posible a través de la educación y la cultura. “No hay de otra…”
Los padres tienen una gran tarea para educar la vida de sus hijos frente a los grandes y conmovedores cambios globales, no desde su nacimiento, sino desde el vientre, desde la concepción. Desde el amor y la felicidad transformadora. Y para realizar esta tarea maravillosa, la educación dominicana, como la de todos los países, debe ser transformada.
Celebremos el Día de los Padres, desde el amor, la reflexión y la introspección para el adecuado acompañamiento de nuestros hijos y recontextualicemos la mirada de nuestro horizonte y nuestra responsabilidad como padre.