Hace 80 años, el 21 de diciembre de 1943, Alejo Carpentier dio una conferencia en el cine Paramount de Puerto Príncipe. Para muchos, esta conferencia fue el prólogo de su obra maestra, El Reino de este Mundo…
Los datos históricos que sirven de punto de partida a esta novela -la revuelta de los negros de Santo Domingo, seguida del exilio de los colonos a Santiago de Cuba; el gobierno del general Leclerc, cuñado de Napoleón; el sorprendente reino negro de Henri-Christophe- no debe inducirnos a error sobre su verdadero significado. Es una crónica en cierto modo esotérica sobre la que se cierne la atmósfera maligna del vudú. Mackandal, el hechicero manco, hechiza a todos los animales de la isla y los hace morir. Los colonos no tardaron en correr la misma suerte. El hechizo se mezcla con la farsa y el ridículo termina en sangre. Sobre este fondo de incendios y asesinatos destaca la imagen de la bella Paulina Bonaparte con su admirable cuerpo masajeado por el negro Soliman (Babelio).
Este clásico cuenta la historia de Haití, antes, durante y después de la Revolución haitiana, vista por el protagonista principal, Ti Noel, quien sirve como hilo conductor de la novela. Se podría esperar un libro aburrido y, sin embargo, la historia nos lleva a un mundo completamente surrealista. El vudú se mezcla con la Historia, los paisajes parecen cobrar vida, los personajes se metamorfosean y las enfermedades se personifican… (Booknode)
La estructura de la novela ofrece varias opciones interesantes, pero de doble filo. La primera es no tener realmente un personaje principal. Por supuesto, nos encontramos regularmente con Ti Noel, pero nos encontramos con varias figuras a su vez, algunas, como Pauline Bonaparte o el rey Henri-Christophe, sólo entran en escena bastante tarde en la novela. El segundo es mantener una distancia constante con los personajes retratados, ya sea prohibiendo el acceso a sus pensamientos o permitiendo que surja hacia ellos cierta ironía, nunca muy explícita, al describir dichos pensamientos. Este último punto está directamente relacionado con el estilo, pero también tiene que ver con el enfoque claramente voluntario de su psicología, que encierra a varios personajes importantes de la novela en el arquetipo puro y simple en lugar de intentarlo. para darles realmente vida (esto es particularmente claro para Pauline y Henri-Christophe). El resultado, sumado a la brevedad del libro, hace que el lector vea pasar a estos personajes sin poder realmente ahondar en ellos ni apegarse a ellos. Las cosas se explican en parte si comparamos la novela con la cronología de la historia de Saint-Domingue: Carpentier recorre en unas pocas páginas un período largo y lleno de acontecimientos de esta historia, hasta el punto de que a veces podríamos creernos en una columna. Todo sucede como si, además de invocar la creencia en lo sobrenatural, Carpentier se hubiera esforzado en transformar a los grandes personajes de la historia local en imágenes de Epinal con las que luego trabaja para desarrollar algo que oscila entre la leyenda y la parábola intemporal (Les Festins de Pierre, wordpress).
Fragmentos traducidos al español por Gilbert Mervilus