1.- La República Dominicana, ubicada en la región más desigual del mundo, tiene ciudadanas y ciudadanos que, en su gran mayoría, fueron educados porque mujeres y hombres del campo y la ciudad, trabajaron duro, bajaron el lomo, generando abundancia de bienes.

2.- De esas personas instruidas, gracias al esfuerzo de connacionales, muchos tienen la ventaja exclusiva de bien escribir, y lo hacen con la posibilidad de que exponen formando opinión pública.

3.- Aquellos que aquí tienen el privilegio de servir para instruir, y alcanzaron esa condición gracias al pueblo trabajador, deben reciprocar aleccionando a sus conciudadanos en el ejercicio de derechos y libertades.

4.- Poco importa que usted solo sirva para garabatear, o escribe bien y con elegancia. Lo que cuenta es que la orientación correcta llegue, penetre en la conciencia de gente políticamente desorientada.

5.- Mientras el pueblo de a pie anda por ahí buscándosela como un toro, detrás de un dinerito para adquirir los víveres y mal alimentarse, aquel que recibió educación y tiene posibilidad de desarrollar ideas, debe hacer labor de civismo y escribir para los pobres, para esos que la minoría nacional, de manera despectiva, llama plebe, chusma.

6.- A lo que conocemos como pueblo dominicano, hay que orientarle, de una u otra forma, hacerle saber que no debe continuar aceptando pordiosear; alargar la mano, implorando caridad, de puerta en puerta, arrastrándose por un pedazo de pan.

7.- De la mente de dominicanas y dominicanos hay que sacar la idea de que van a pasar su vida como mendigos e indigentes, dando a entender que están adecuados para ser menesterosos, unos desvalidos que solo sirven para votar en elecciones y legitimar, como tontos, a todo el sistema que les oprime.

8.- Corresponde a ciudadanas y ciudadanos de honor, no permitir que sus paisanos sean, de manera permanente, maltratados, tratados a patadas, condenados a mala vida, humillados, despreciados y oprimidos por grupos que desde el poder gozan con ultrajar.

9.- Hay que hacerles saber a los marginados del progreso social, que no están solos, abandonados a su desgracia, todo porque carecen de efectivo poder político y social. Convencerles de que su situación de pobreza tiene solución, y que de ellos depende el resultado.

10.- No es cuestión de hablarles a los oprimidos de sus pesares. Lo que les conviene es educarles en el orden de que de ellos depende arreglársela, resolver en el momento oportuno contando con consecuentes aliados.

11.- Si en nuestro país, los pobres, los que viven mal, son más, una gran cantidad, un montón de pordioseros, no hay justificación alguna para que unos pocos, un escaso número de poderosos, sean los que tengan el poder, el gobierno, el Estado y sus instituciones.

12.- Con palabras sencillas, sin darle muchas vueltas a la cabeza, hay que adoctrinar al pueblo trabajador, en el sentido de que es él quien debe ser dueño del Estado, para ponerlo al servicio de la comunidad dominicana.

13.- Sin ninguna clase de malicia, engaño o trampa electoral, el pueblo dominicano, por entero, es el único con condiciones para construir una democracia auténtica, con una base económica que descanse en un régimen social para el desarrollo humano.

14.- Los tantos intelectuales dominicanos, que deben su formación al pueblo trabajador, si en verdad son honestos y sensibles, están obligados a ponerse al lado de la mayoría de la población, a construir una democracia que descanse en la igualdad de oportunidades para todas y todos, sin discriminación alguna.

15.- No es un desatino, algo sin pies ni cabeza, hacer que el pueblo decida trabajar para que en nuestro país surja un gobierno democrático, para salir del atraso, de la dependencia y de la degradación ética y moral.

16.- Que nadie diga que no cabe en la cabeza de una persona con sano juicio, educar a lo mejor del pueblo dominicano, a los fines de que se eleve por encima de sus adversarios y se convierta en artífice de la democracia que queremos y merecemos.