1.- En nuestro país, desde ya, los grupos de poder económico y social,  comienzan a difundir ideas de cómo organizar el proceso electoral en el año 2028.

2.- Siguiendo en la misma línea, sectores identificados con el sistema hablan de posibles candidatos en el 2028, y de otros que estarían listos para gobernar desde 2032 en adelante.

3.- Esos tipos que hacen cálculos políticos alegres, tienen la creencia de que, según ellos, el pueblo dominicano goza de tanto bienestar que desde ahora hay que hacer  los preparativos para que en el futuro todo le salga a pedir de boca.

4.- Ante los designios de las clases dominantes, lo  que procede es que las mujeres y los hombres que aquí están conscientes  de que la mayoría de la población no la está pasando bien en lo material y espiritual, también deben elaborar sus proyectos.

5.- No hay que esperar que llegue el 2028, ni el 2032, para en interés de las grandes mayorías comenzar a darle respuesta a sus justas demandas.

6.-  La gente que se siente comprometida con la lucha política y social, no debe estar supeditada a los planes de quienes son los dueños del poder. Siempre hay que establecer la diferencia.

7.- En el ambiente dominicano, como en toda sociedad policlasista, las fuerzas políticas identificadas con el progreso, están obligadas a hacer descansar sus objetivos en el accionar de las masas populares.

8.- La fuerza de los asalariados del campo y la ciudad, de las capas medias y de los intelectuales honestos, está en la movilización, en la ida y venida por calles y avenidas, y concentrados en las plazas públicas levantando sus consignas más sentidas.

9.-  Los dirigentes y activistas políticos, consecuentes con la brega por una mejor nación, están obligados a activar, inducir, hacer que quienes no están conformes con la situación que desde siempre hemos padecido, se incorporen a la lucha de calle.

10.- La pugna política que da resultados positivos es la que se lleva a cabo de manera abierta y franca, con los oprimidos y todos los descontentos  exhibiendo sus pancartas con el contenido de sus reclamos.

11.- El auténtico pueblo dominicano, el de carne y hueso, el que lleva sobre sus hombros el peso del orden económico y social que le oprime, hay que motivarlo para que muestre su pobreza; públicamente enseñe sus pesares; exponga, saque al aire su indignación por tantos oprobios sociales.

12.- La gente buena y honesta que todavía queda en la degradada sociedad dominicana, hay que inducirla a que defienda sus derechos partiendo desde su hogar hasta estar concentrada en un lugar público, donde denuncie y acuse; haga de querellante y ponga en evidencia las lacras que genera el actual sistema que degrada.

13.- Es una misión hacer labor política motivando a ciudadanas y ciudadanos para que se hagan de las calles, públicamente ejerzan sus derechos y libertades; reclamen reivindicaciones, y en voz alta, a todo pulmón decir: estamos cansados de lo mismo, queremos y merecemos ser dueños de nuestro destino.

14.- Es un deber cívico a las personas de bien sacarlas de la pasividad. Conseguir que decidan hacerse dueñas de las calles para materializar sus legítimas aspiraciones.

15.- La línea a seguir por los comprometidos con el progreso, es hacer que todo aquel que no está conforme con el sistema se movilice demandando, haga de denunciante exigiendo de manera firme y permanente.

16.- A la gente del pueblo hay que convencerla de que lo suyo es actuar, moverse con el convencimiento de que no tiene nada que perder y mucho que ganar.