De generación en generación, hay que adaptarse al progreso. Es muy difícil cuando se llega a una edad avanzada, aprenderse todo lo que nos aporta el progreso. Trataremos de analizar lo que nos trae los adelantos tecnológicos.

Por ejemplo, en Francia, en nuestra generación de 1943, había un billete de metro que uno compraba en la caseta, inclusive, había primera y segunda clase, pero luego se eliminó la primera clase, decisión muy atinada. Luego vino el RER, que es otro medio de transporte moderno subterráneo que está ubicado en una mayor profundidad que el metro y llega hasta las afueras de Paris. Ahora bien, si usted no se ha actualizado o hace mucho que no va a Paris, se encuentra con un sistema completamente automatizado. Si no está familiarizado con la máquina distribuidora de billetes, vera que hay muy poca posibilidad de encontrar una estafeta de pago para poder comprar un solo ticket o un carnet de 10. Se complica aún más con el RER o los trenes. Ocurre lo mismo con los viajes en avión. Cuando compra una boleta de avión, le dan un localizador por pasajero, conteniendo todos los datos del viaje y del viajero. Ese localizador o pin se introduce en una computadora de su línea aérea y finalmente le sale el boarding pass. Todo está muy bien indicado, pero cuando es por primera vez, uno es vacilante. Por suerte, el personal de la línea viene a ayudarnos, sobre todo para no atrasar el proceso de registro.

En nuestro país, en la República Dominicana, ya se está implementando el automatismo, para facilitar y agilizar las oficinas. Tenemos un ejemplo flagrante, es el sistema de Apostilla en el MIREX (Ministerio de Relaciones Exteriores). Todo se hace por una plataforma muy bien explicada, pero requiere una tecnología que muchas personas no tienen: una dirección de Internet, un escáner para escanear el documento original, página por página, en JPEG o IMG que es un formato fotografía, luego, cuando se ha analizado el documento enviado, se recibe la aprobación y lo manda al carrito de compra, es decir pago por Internet, via tarjeta de crédito o recibo comprado anteriormente en el Banco de Reservas. Cuando ya ha sido aprobado el pago, recibe el documento apostillado a su dirección electrónica y hay que imprimirlo. Claro, hay que empezar por dinamizar la gente, pero es sumamente difícil para muchos. Considero que debería existir todavía el otro recurso de ir a MIREX para apostillar el documento, para ciertas personas que no tienen los recursos tecnológicos.

El sistema bancario se ha agilizado también en el mundo entero, pero hay tantos fraudes, que todos los bancos se cuidan y bloquean a veces al pobre dueño de la cuenta, de manera tal que no puede entrar en la suya. Le indican introduzca su clave, la introduce, le contesta error, introduzca nuevamente, error o también conteste las pistas de seguridad, no les basta dos sino vienen varias, de las cuales una, tal vez, no se recuerda. Allí, nuevamente en problema, ya que siguen poniendo la que usted no recuerda. En muchos renglones, nos mandan a cambiar la clave porque, según ellos, no es segura o repetida, tanto así que ya no se recuerda su clave para entrar en Amazon, en sus correos electrónicos, en Netflix, etc…No admiten que la máquina puede equivocarse con tantos usuarios, puede tener surmenage o virus…

Tuvimos que adaptarnos a las novedades y estar en la vanguardia con el progreso. Claro todo es posible, pero es muy difícil para muchas personas. Hay que tener un conocimiento básico de las cosas. Un celular ultramoderno no es fácil de utilizar para una persona que nunca ha tenido un celular. Es mejor empezar gradualmente, hasta llegar a la alta tecnología, pues, si no es así, la persona se desalienta y deja atrás el aporte del celular, que es una necesidad imperiosa. Los niños aprenden de una manera impresionante la tecnología, porque ellos son curiosos y hábiles para aprender, cuando se le dan los recursos necesarios.

El progreso seguirá siempre y las generaciones futuras tendrán que actualizarse y vivir con su tiempo como tuvimos que hacerlo, poco a poco. Ya la robótica es una materia en las escuelas. Es la época de los drones que se utilizan para la agricultura, para fumigar en los campos, para anuncios publicitarios, con fotografías espectaculares, para vigilancia, pero puede también tener objetivos insanos y belicosos, tales como el espionaje y las guerras. Será progreso o destrucción. Verán, como en los libros de Jules Verne, cosas impresionantes tales como carros voladores, carros al igual que los trenes, sin conductores. El operario está siendo reemplazado por la máquina.

Todo esto creará una escasez de empleo, nuevas responsabilidades civiles difíciles de determinar, fundamentadas en aparato y no en la persona. Será progreso o llegaremos a un tope que quizás tendremos que retroceder.

Conocimos, en aquel tiempo, a un italiano oriundo de Milano, que vivía en Santo Domingo, muy feliz. Era ecológico y fanático de la pesca. Y nos decía, “no estimule demasiado el progreso, estamos feliz así”, pues tenía tal vez razón. Pero, un país hay que desarrollarlo, sino queda marginado. Llegaron los primeros turistas de “Miolán”, y, a partir de este momento, ya empezamos el desarrollo y nadie lo puede parar. Igualmente, a nivel mundial, el progreso va tan rápido que se pierde el control. En países donde no ha pasado la civilización o muy poca, conservan su tradición, su folclore. La gente se ve feliz, cuando hay paz. Tiene el concepto innato de la familia. Ahora bien, a medida que tienen contacto con las civilizaciones, quieren ya vivir y conocer otro mundo.

En conclusión, el progreso no se detiene, va a una velocidad galopante, pero hay que organizarse y ofrecer a las poblaciones los recursos necesarios y de una manera equitativa, para que las futuras generaciones tengan acceso a todas las innovaciones y puedan superarse.