He escrito varios artículos sobre el problema haitiano, en uno de ellos publicado en junio del 2021 bajo el título de Haití. Decía, entre otras cosas, lo siguiente: “En Haití no existen interlocutores válidos, la credibilidad de su clase política es mínima, el reducido grupo empresarial existente es el principal responsable de la explotación de su pueblo y socio activo de las componendas políticas que en ese lugar se fraguan. Frente a estos hechos y a las innegables repercusiones que tienen en nuestro país los sucesos que allá se producen, y al deterioro de la situación cada vez más evidente, me pregunto ¿qué podemos hacer nosotros?, creo que, en primer lugar, entender que mientras este planeta exista compartiremos la isla, que los problemas haitianos, más tarde o más temprano también se convertirán en nuestros y que las migraciones cuando se producen por necesidad son muy difíciles de controlar.

En otro, titulado Haití de nuevo, publicado en el mes de enero del 2022, señalaba: “Visto el poco interés demostrado por la comunidad internacional y los Estados Unidos en contribuir a la solución del problema haitiano, y siendo Haití uno de los pocos países en el mundo que todavía mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán, una salida que está al alcance de sus manos es la de romper relaciones con esa nación y establecerlas con China, este último país es reconocido por su pragmatismo, y si esto se concreta podría llevar importantes inversiones al territorio haitiano, además de asistencia técnica y otros beneficios. Lo más probable sea que a los norteamericanos no les agrade esa decisión, pero dada la indiferencia demostrada, es una acción que podría ser beneficiosa para Haití”.

En el último de ellos, publicado en mayo del 2022 bajo el título de “Somalia y Haití”, decía:” Hacemos esta breve descripción sobre Somalia y su situación, por las similitudes que tiene esta con lo que ocurre en Haití en estos momentos. El país vecino viene desmoronándose institucional y socialmente frente a los ojos indiferentes de todos sin que nadie mueva un dedo para evitarlo. Es evidente que el gobierno que allí existe no controla el país y que las instituciones que se supone regulan su vida hace tiempo dejaron de funcionar. Bandas fuertemente armadas, dotadas de modernos elementos de guerra, poco a poco se han ido adueñando de gran parte de su territorio, dividiéndose su control, los secuestros son muy frecuentes, así como la violencia y el crimen; siendo la inseguridad alimentaria cada vez mayor, agudizándose el conflicto y el sufrimiento de la población por los enfrentamientos entre las diferentes bandas. Otra Somalia, pero en el Caribe.

”Estamos en el mes de marzo del año 2024 y la situación existente de aquel lado de la frontera, en lugar de mejorar, ha empeorado llevando los niveles de sufrimiento de la población haitiana a lo casi insoportable.

A pesar de que la República Dominicana ha hecho oír su voz en procura de una intervención de la comunidad internacional para tratar de encontrar una solución a este problema, y que se ha comunicado la aprobación del envío de una fuerza multinacional liderada por Kenia, esta por la falta del apoyo económico prometido no ha podido iniciar su misión, que no es otra que enfrentar a las peligrosas bandas que se han adueñado de la capital y reestablecer el orden.

Mientras tanto, Haití se encuentra prácticamente sin gobierno, con el primer ministro fuera del país impedido de llegar a él por el control que tienen las pandillas de las zonas aledañas al aeropuerto que se ha visto en la necesidad de suspender sus operaciones.

El caos se ha apoderado de Puerto Príncipe en donde el desorden y la muerte de personas inocentes imperan.

Haití es el principal problema que tiene la Rep. Dom., es una realidad intimidante y difícil de manejar, que estará gravitando permanentemente sobre nuestras vidas, dada su cercanía.

La posición y actuaciones de las autoridades nacionales han sido las correctas y la permanente vigilancia de la frontera una medida que no podía dejarse de tomar y debe mantenerse. Estas actuaciones deben ser apoyadas por toda la nación ya que está en juego nuestra integridad como país.