En prácticamente todas las actividades humanas, ya sean deportivas, recreativas o sociales, hay reglas generales preestablecidas por la práctica general o porque anteriormente algún organismo regulador de la actividad en particular, las han definido. Por ejemplo, en el juego de dómino, hay reglas establecidas, mismas que se utilizan en torneos y en partidas amistosas; sin embargo, cada grupo que se reúne a jugarlo define reglas particulares de la ocasión o de su práctica común.
En democracia: ¨Sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes¨ pasa exactamente igual, pues cuando un conglomerado de personas decide constituir un partido político, establecen un contrato entre las partes (Estatutos) que pueden o no coincidir con las reglas generales del país en el que se formó el partido, pero en cualquier caso, obedecerá a unos principios y normas que es coincidente con los miembros de dicho conglomerado.
El PRM, es un partido político que tiene su origen y su motivación en el disgusto de una mayoría de los dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) que permitieron que una minoría secuestrara la democracia interna, ejerciendo un liderazgo clientelar, en el que los recursos económicos del grupo dominante, impidieron que el liderazgo auténtico del partido se pudiera desarrollar, para que democráticamente, mediante el voto universal de los miembros del partido, se pudieran elegir autoridades que realmente representen a las mayorías de ese conglomerado de ciudadanos agrupados en dicho partido.
Sin dudas, siempre que un liderazgo clientelar basado en ofrecer recursos o cargos públicos se imponga a un liderazgo auténtico, basado en principios, en carisma y en otros aspectos que generan simpatía y adhesión de seguidores, se inicia el fin de los pactos democráticos, pues con esas prácticas clientelares se contradicen y secuestran los principios democráticos de: la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar.
Similar historia vivió recientemente el PLD, que no solo se limitó a fomentar un liderazgo clientelar, sino que, además, trató por todas las vías de destruir la buena imagen de su Liderazgo Auténtico, ya que su gobierno era incapaz de vencerlo con prácticas democráticas, al punto que impusieron a un inorgánico candidato sobre sus compañeros, para enfrentar al líder y presidente del partido, para luego vencerlo con prácticas clientelares, antidemocráticas y con un indispensable fraude electoral. Esto trajo las mismas consecuencias que las del PRD, una división interna y la creación de un nuevo partido que en poco tiempo ha logrado ser mayoritario y convertirse en el principal partido de oposición, con unos Estatutos tendentes a hacer valer la democracia y por ende la voluntad de las mayorías.
En la actualidad, de espaldas a esas experiencias pasadas y a pesar de haberlo vivido en su viejo partido, las actuales autoridades del PRM han comenzado a dar señales que a todas luces atentan con los principios que dieron origen a esa organización: La no reelección consecutiva, que garantizaría la alternabilidad del poder y con ésta, la mitigación de regímenes autoritarios y pocos democráticos; así como también, el voto universal de sus miembros, tendentes a garantizar la soberanía de sus compañeros y el derecho de estos a elegir y controlar a sus autoridades.
Desde los primeros meses de la instalación del gobierno del PRM se sometió un recurso de inconstitucionalidad, en el que el grupo de dirigentes que acompañan al actual presidente Luis Abinader lograrían el cambio de los estatutos, o sea, del acuerdo entre las partes que dieron origen y valor al entonces nuevo Partido Revolucionario Moderno (PRM); sin dudas un cambio del acuerdo, que solo beneficiaría a una de las partes, a los simpatizantes del Presidente Abinader y su tendencia, dando una clara señal de acciones poco democráticas. Si bien, fue una acción legal, también representó un cambio del pacto entre las partes que dieron origen a esa organización política.
Mas recientemente, al acercarse la fecha en la que serían elegidas las autoridades del partido, surge una nueva sorpresa y otra señal muy poco democrática: someten un cambio trascendental del método de elecciones, eliminando el voto universal de sus miembros y en cambio, las nuevas autoridades serian elegidas con el voto de delegados, contradiciendo otro de los principios del acuerdo entre las partes y secuestrando el principio democrático de defender la soberanía de sus miembros y el derecho de ellos a elegir y a controlar a sus autoridades. En este caso, no nos queda claro si lo hicieron de forma legal o no, pues aún reposan en los tribunales, recursos pendientes de fallo, que, de no favorecerles, podrían ser motivo de anulación de las recientes elecciones internas.
Ahora, ante la clara imposibilidad de que el PRM alcance el 50% + 1 voto en la primera vuelta y la seguridad de la derrota electoral que sufrirían en una potencial segunda vuelta, ante el vertiginoso crecimiento de La Fuerza del Pueblo, comienzan los aprestos de un cambio constitucional, con el que pretenden modificar la necesidad de superar el 50% + 1 voto en la primera vuelta, para hacer posible una muy improbable victoria electoral, con el 40% + 1 voto, cifra que no representa la soberana voluntad mayoritaria del pueblo, atentando con la futura gobernabilidad del país.