En las elecciones de 2020, el PRM tenía el glamur de ser la cabeza de la oposición en un momento de fuerte desgaste y división del PLD, y las demandas de cambio que resonaban en la sociedad dominicana. Alrededor del PRM se aglutinó prácticamente toda la oposición, incluida la parte del peledeísmo que se fue con Leonel Fernández.

 

En aquel momento, inseguro de su músculo electoral y carente de una fuerte estructura nacional, el PRM compartió candidaturas municipales y legislativas con muchos partidos; en algunos casos las alianzas se dieron a los tres niveles, y en otros a dos.

 

La alianza del PRM fue a nivel presidencial, legislativo y municipal con el Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD), Partido Dominicanos por el Cambio (DxC), Frente Amplio, Partido Humanista Dominicano (PHD), Alianza por la Democracia (APD) y País Posible. O sea, todos esos partidos llevaron a Luis Abinader de candidato presidencial.

 

La alianza del PRM fue a nivel municipal y legislativo con Alianza País, el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), la Fuerza del Pueblo (FP), Frente Nacional Progresista (FNP), Partido Quisqueyano Demócrata Cristiano (PQDC), Bloque Institucional Social Demócrata (BIS) y Partido de Unidad Nacional (PUN). Todos estos partidos, excepto Alianza País, llevaron a Leonel Fernández como candidato presidencial.

 

Con esta amplia alianza, el PRM marchó seguro en los últimos meses de la campaña, enarbolando el lema del CAMBIO.

 

Para el 2024 el escenario político-electoral se perfila distinto.

 

No existirá la euforia del CAMBIO que dominó la campaña anterior. Ni el PRM, ni el PLD ni la FP, que aparecen como las tres fuerzas electorales principales, tendrán la capacidad de generar esa emotividad política. También será más difícil para el PRM replicar la alianza electoral del 2020, a pesar de estar en el poder. Por tanto, los cálculos políticos juegan un papel central. Veamos.

 

Es riesgoso para la FP hacer una alianza con el PRM a nivel municipal y legislativo en el 2024, porque perdería credenciales como partido opositor, y se vería disminuida la candidatura presidencial de Leonel Fernández. Por eso el Gobierno tiene otro plan: fracturar la coalición de partidos que llevó a Leonel de candidato presidencial en el 2020.

 

Son partidos pequeños de ultraderecha (PRSC, FNP, PQDC, PUN) que han tenido a Leonel como líder desde el ocaso de Balaguer. Con ellos, el presidente Abinader ha ido forjando apoyos a través de su supuesta defensa de la soberanía nacional con relación al peligro haitiano. Si el Gobierno triunfa en su estrategia de fracturar ese bloque, Leonel Fernández quedaría en una posición precaria, porque dependería fundamentalmente de la FP para impulsar su candidatura.

 

Con relación al PLD, el Gobierno cuenta con que el cansancio que produjo su longevidad en el poder y los escándalos de corrupción sean suficientes para mantenerlo disminuido; además, atraer funcionarios electos y figuras prominentes de ese partido a su redil. En esto último consiste también la estrategia del Gobierno hacia el disminuido PRD.

 

O sea, para el 2024, el Gobierno del PRM apuesta al debilitamiento de la FP y a la no recuperación del PLD.