La prensa, en sus distintas modalidades, es uno de los pilares fundamentales de una democracia. Ser crítica con el poder, al igual que los intelectuales, debe ser una de sus funciones; pero cuando la prensa tiene intereses y culpables favoritos deja de ser ecuánime y su criticidad se convierte necedad. Es el caso de algunos medios y de ciertas figuras que quieren descalificar el duro trabajo que se ha venido realizando en el Ministerio de Educación a partir de la llegada de las actuales autoridades, con la finalidad de mejorar la calidad de educación preuniversitaria.

Un poco de historia siempre es oportuna: las escuelas se cerraron en el país en marzo de 2020 a raíz de la pandemia del Covid,  y las actuales autoridades del MINERD tomaron las riendas de esa institución en agosto de ese mismo año. Durante seis meses el Ministerio estuvo prácticamente cerrado; no hubo intervención en las aulas, por lo que el deterioro de la planta física fue enorme; y lo peor de todo fue el bache en los aprendizajes, ya de por sí deficientes, que se produjo en ese tiempo muerto.

En agosto, en medio de la peor etapa de la pandemia, las nuevas autoridades, que desde el primer día tenían un plan para mejorar los índices de la calidad educativa con diversas iniciativas, tienen que convertirse en magos para que el año escolar no se perdiera, como sucedió en países  en situación similar a la nuestra. Esto significó dejar de un lado una serie de planes y proyectos para atender la emergencia; en otras palabras, lo importante cedió su lugar a lo urgente.

Y de esa emergencia resultó que todos los docentes fueran dotados de dispositivos tecnológicos y entrenados en su uso, además de que cada alumno recibió una tableta o una computadora para recibir las clases a distancia y por Internet. En esas mismas circunstancias, el MINERD tuvo que solventar el déficit de conectividad típico de una nación en vía de desarrollo. Hubo dificultades, pero el reto fue superado y salvado el año escolar. El Plan “Educación para todos preservando la salud” mereció el reconocimiento de otras naciones y de organismos internacionales. Aquí, sin embargo, este esfuerzo extraordinario solo recibió críticas de esos medios y esas personalidades cuyo deporte favorito es descalificar a las actuales autoridades del MINERD.

A raíz de la vuelta a las aulas y superada la emergencia fueron retomados aquellos planes y proyectos sobre los que se basa el plan Educación Para Vivir Mejor. Hoy podemos citar  el proyecto Cátedras Ciudadanas creado para llenar de contenido al cascarón vacío que era la jornada escolar extendida. Con las Cátedras se busca graduar ciudadanos en vez de bachilleres y abarca muchos ámbitos, entre los que destacan el amor al lar nativo, a los símbolos patrios, revalorización de nuestra cultura, gastronomía, música; propugnan por la convivencia pacífica, por la no violencia en todas sus manifestaciones, por el respeto a los derechos  de los animales y el medio ambiente, conocimiento y cumplimiento de las leyes de tránsito, moral y cívica, etc. Estas Cátedras son escritas y producidas por expertos en las distintas áreas y avaladas por la Dirección General de Currículo, que vigila la pertinencia de cada una de ellas. Hoy están siendo difundidas, discutidas y su impacto ya se siente en las aulas.

Por primera vez en el Ministerio de Educación  se ha establecido un plan, Dominicana Lee, que está promoviendo el libro y la lectura entre los estudiantes, docentes, técnicos, familias y comunidades. A través de Dominicana Lee se están capacitando a los bibliotecarios, supliendo de libros de lectura a los centros educativos  y acondicionando las bibliotecas escolares y de aulas; además se están celebrando festivales nacionales de lectura, concursos de lectoescritura, se está promoviendo el préstamo e intercambio de libros, formando clubes de lectura y talleres literarios, se están llevando a los principales escritores a intercambiar con estudiantes y docentes en las aulas. Además se está desarrollando la Biblioteca Virtual para que el sistema educativo tenga a su disposición miles de títulos de los diversos géneros literarios, de autores nacionales y extranjeros,  entre otras muchas acciones. Si se hiciera una medición dentro de unos meses se notará que hoy, a raíz del lanzamiento del proyecto en septiembre del año pasado, la lectura ha pasado a ser un pilar destacado en el sistema educativo nacional.

Recientemente inició al plan de convertir liceos en politécnicos, con una inversión inicial de sesenta millones de dólares, para facilitar la empleabilidad de los egresados de estos centros; asimismo, ha iniciado el bilingüismo, como una manera de contribuir a preparar a los jóvenes para que adquieran las destrezas necesarias en este campo. También se está fortaleciendo la enseñanza de las artes en todos los niveles.

Por primera en vez en nueve años el sistema educativo preuniversitario, en todos los niveles y modalidades, ha sido dotado de los libros de textos necesarios para facilitar los aprendizajes.

De igual manera, se celebró el concurso de oposición docente, para suplir un déficit de más de treinta mil docentes. Así podríamos citar un gran número de iniciativas que necesariamente impactarán la calidad de la educación, que es la meta que se ha trazado el plan Educación para vivir mejor.

Si esto no es un cambio que alguien expliqué lo que es. Pero en el Ministerio de Educación existe una conciencia clara de que mejorar un sistema educativo toma tiempo, esfuerzo, entrega y mucho compromiso. Y con la mira puesta en estos propósitos se trabaja de manera incansable.

Y al final algo muy relevante: en esta gestión no se está robando, se cuida con celo cada centavo gastado o invertido, y eso es muy destacable cuando sabemos que en las gestiones anteriores el Ministerio de Educación pasó a ser el Ministerio de la Depredación, la alcancía del poder, la empresa de un grupo de ambiciosos que solo se preocupaba por gastar y gastar para cobrar los dividendos de sus tropelías.