Luego de tantos años invirtiendo en infraestructuras que ponen a los carros por encima del peatón, tenemos como resultado hoy una ciudad que entiende que sus habitantes son los carros y no la gente.

La persona peatón se ha vuelto un estorbo para los carros al punto tal de que el atropello es la segunda causa mayor de muerte por accidente en nuestro país y el 30% de las personas atropelladas son personas adultas mayores. Mi madre, mayor de 75 años, como tantas personas mayores, por su salud debe salir a caminar y no puede defenderse de la velocidad autoritaria de los carros que le tocan bocina a la gente para asustarles, intimidarles y presionarles para que se quiten del medio cómo si se les olvidara que son seres humanos que también deben volver a su hogar a salvo, personas que no se merecen ser tratadas como una molestia cada vez que pisan la calle. Andar bajo esa amenaza constante de los carros es tan agresivo que la gente cruza la calle corriendo aunque el semáforo esté en rojo. “La velocidad es el enemigo de la seguridad” dice mi amigo Chanflin.

Tanto las aceras como las ciclovías de la ciudad de Santo Domingo y de la República Dominicana son un mentol que busca aliviar un poco la congestión que se genera por causa de la sobrepoblación de carros que aumenta cada año significativamente. Hay quienes desean la eliminación de la ciclovía de la Bolívar alegando que hay muy pocas personas ciclistas usándolas y dicen que espacio pudiera ser ocupado por más carros. Hay pocas personas usando las aceras, ¿será que las eliminamos también y así hacemos más espacio para los carros? No es un chiste que ya está totalmente normalizado ver carros parqueados encima de las aceras. Sinceramente, ¿a dónde vamos a parar?

A veces cuando se invierte en un carro, ya sea nuevo o usado, esa compra incluye una garantía para toda la vida: la garantía de que vas a ser parte del problema, la garantía de que vas a vivir en un tapón. No es por arte de magia que se generan los tapones, sobre todo en la Bolívar, ni es por las bicicletas, ni por las ciclovías, ni por las aceras. ¿A que no has oído a una persona ciclista quejarse de un tapón? ¿Y cuándo tú has visto un tapón de bicicletas? ¿O de patines? ¿O un tapón diario de peatones en las aceras?

Una ciudad con ciclovías y aceras seguras y accesibles sí representa a sus habitantes, que no son los carros, que no son robots, que no son de piedra, son niñas y niños que aun están aprendiendo a cruzar la calle para ir a la escuela, es tu abuelo que le encantaría salir a caminar a respirar de tanto estar trancado por la pandemia, son personas Ciegas, Sordas, con Síndrome de Down, con Autismo, usuarias de sillas de ruedas que van a trabajar, son estudiantes jóvenes que van en bici o en patineta a la universidad. La ciudad la habitamos seres humanos y una ciudad llena de carros es un atentado contra nuestra propia paz, nuestra humanidad, en fin, contra nuestra propia salud mental.

El colectivo @SantoDomingoEnBici explica que la instalación de la ciclovia en la Avenida Bolívar es un primer paso de un plan de movilidad sostenible, no una improvisación, y que debe ir acompañado de más medidas para que más personas consideren la bicicleta y las demás alternativas de movilidad como un medio seguro y eficaz para moverse en la ciudad. Explican que hay que velar por el mantenimiento de las ciclovias para que estén en condiciones óptimas, reforzar la seguridad vial, promover la ampliación del circuito de ciclovías, promover la educación vial y que las autoridades gubernamentales den el ejemplo a la ciudadanía yendo a sus oficinas usando formas de movilidad sostenible. Este colectivo ciudadano también invita a las autoridades a comprometerse con los cambios que necesita la ciudad.

Andar “montao” no te hace ser más “gente”, lo que sí te hace es coger tapón.