El lector de este ensayo habrá leído la noticia de que la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos ha ampliado los poderes al Presidente: siempre y cuando éste actúe en el contexto de "actos oficiales,” podría estar por encima de Ley. Esto quiere decir que no habrá enjuiciamiento contra un presidente en funciones. Se cae, pues, la fachada de que "nadie está por encima de la Ley." La decisión de la Corte se realiza en un contexto electoral; votan 6 ministros conservadores contra tres liberales, lo que puede llevar a pensar que prepara para el terreno para un presidente conservador y autoritario como Donald Trump, candidato a la presidencia por el Partido Republicano.

En estas nuevas circunstancias legales la "democracia liberal" estadounidense toma un nuevo curso con características autoritarias que podrían tener consecuencias funestas para que aquellos que se atrevan a protestar contra las medidas tomadas por un presidente autoritario. Por su parte, el Partido Demócrata no se presenta como una fuerza política capaz de detener el auge de la derecha encabezada por Donald Trump y el Partido Republicano. Tampoco se observa ninguna otra fuerza política que se oponga al auge fascista. La otrora poderosa corriente democrática de Bernie Sanders dentro del Partido Demócrata no aparece en el escenario político como alternativa al presidente Biden.

Luego de su desempeño desastroso en el primer debate presidencial se han levantado voces pidiendo que Joseph Biden se retire de la contienda electoral. Durante el debate el presidente Biden perdió el hilo de su relato cuando argumentaba contra su contrincante y esto le hizo lucir muy mal ante sus potenciales electores. Entre otros, The New York Times, pidió que Biden se retire de la campaña electoral y de paso a un candidato que puede enfrentar a Trump.  Sin embargo, el Presidente ha decidido mantenerse en el torneo electoral y reclama tener no solo el apoyo de su círculo familiar de los sectores claves de su Partido. Aún está por verse si el presidente Joseph Biden se mantiene en el torneo electoral, pero, por ahora, promete mantenerse y buscar la reelección. Luce que su partido no tiene otro candidato.

Cuando se lee las noticias en Estados Unidos parece que no hay diferencias entre Biden y Trump. Esto es así, si no se pone atención a las consecuencias internas. Hay que fijarse en la posición de Trump frente al aborto, el abuso contra las mujeres, la actitud frente a los movimientos antirracistas, los programas sociales en materia de salud, educación, vivienda, etc. Los recortes a estos programas no tardarán en producirse en una gestión de Trump. Biden promete dejar las cosas como están.

La verdad es que los electores estadounidenses están entre la espada y la pared: votar por un delincuente para presidente que ha tenido que enfrentar múltiples acusaciones delictuosas en diversos estados o por un presidente, aparentemente, senil y comprometido en dos guerras en el extranjero: la guerra que busca desmembrar a Rusia en muchos estados que se puedan controlar por Estados Unidos y una guerra genocida contra los palestinos en el Oriente Medio. La guerra contra Rusia es muy peligrosa porque, al amenazar su propia existencia, podría llevar a una guerra nuclear y el genocidio que Estados Unidos permite que Israel lleve a cabo contra los palestinos es un crimen insoportable y de lesa humanidad.

Lo más sorprendente de todo el escenario político internacional es que mientras se llevan a cabo estas dos guerras, en Europa se observa el auge de la derecha fascista, la cual parece ignorar el peligro de una guerra nuclear y sus consecuencias para su propia población. Igualmente, en los Estados Unidos la derecha está en auge y hay una posibilidad real de que Trump gane las elecciones. Ahora que la Suprema Corte de Justicia estadounidense amplia los poderes del Presidente, si Trump gana las elecciones, podría cumplir su amenaza de declararse "dictador por un día," hacer lo que venga en gana y no le pasara nada. Sin embargo, no creo que sea tan fácil para Trump declararse “dictador por un día” o, por el tiempo que quiera, porque la sociedad estadounidense, en sus adentros, tiene una vocación democrática y no aguantaría tales fechorías.