La renombrada revista inglesa “The Economist” en su tradicional caricatura semanal recientemente mostró una en la que el artista dibujó una carrera para saber quién ganaba el premio por poseer el sistema político más disfuncional. Colocó a cuatro corredores: Israel, Gran Bretaña, Estados Unidos e Italia. Como se sabe, en Israel el primer ministro Netanyahu está tratando de modificar las leyes para reducir la democracia en ese país. Lo de Gran Bretaña, con su gran error de la salida de la Unión Europea supuestamente para evitar más migración, pero que ha resultado en un mayor volumen de ella, está sufriendo una gran crisis institucional. En Estados Unidos Trump, el presidente perdedor, no aceptó su derrota e incitó a sus seguidores, al estilo de la Toma de la Bastilla, a llevar turbas para controlar el edificio del Congreso. Quiere repostularse a pesar de varias demandas judiciales en su contra. Aún así es probable que gane la convención republicana y que llegue a ser presidente. Lo de Italia es ya algo estructural y que viene de lejos, como el consumo allí de la pasta.
Pero yo me atrevo a colocar a la República Dominicana en esa carrera. A pesar de estar en una media isla y con poco territorio contamos con más de 30 provincias, cuando en 1844, al lograr nuestra independencia, apenas se establecieron siete. Trujillo, para tener en cada pueblo una fortaleza y un Partido Dominicano las subió a 18 y, después, bajo la democracia los políticos siguen dividiéndolo para contar con más gobernadores, alcaldes, síndicos y regidores. Como dije en una ocasión, no es de dudar que el Callejón de Regina pronto esté entre dos provincias. Contamos con la mayor cantidad de ministerios en todo el hemisferio. Por eso, entre otras razones, tenemos la mayor proporción de empleados públicos por adulto. Con la ley que obligó a los contribuyentes a otorgar recursos a través del presupuesto para financiar a los partidos políticos estos han devenido en un gran negocio y la última vez que contamos la Junta Central Electoral había autorizado unos 39. Por eso el día de las elecciones el votante recibe una complicada boleta de gran tamaño. Hemos aumentado muchísimo los gastos en educación pública, pero las pruebas “Pisa” no hacen más que empeorar. Y es que tal vez los sindicalizados maestros no inscriben a sus hijos en escuelas públicas.
Que sepamos no tenemos ningún político prominente encarcelado y bajo las rejas, aunque son muchas las acusaciones de corrupción contra ellos. En Centroamérica y Panamá abundan los expresidentes y otros altos funcionarios encarcelados, pero esa carrera la gana con facilidad Perú, donde por lo menos tres expresidentes recientemente estuvieron simultáneamente presos.
En una carrera por ser el país que más sufre de un sistema político disfuncional, ¿ganaría la República Dominicana?