Debido a la situación creada por la invasión de Rusia a Ucrania, los precios del Gas Natural y del Carbón Mineral han aumentado, provocando un incremento significativo de los costos de la energía eléctrica, pues nuestra política energética está orientada a depender de estos dos combustibles en el subsector eléctrico. Por las mismas razones, los precios del Fuel Oil y del Gas Oil, también han aumentado, aunque estos combustibles están siendo  reemplazados por el Gas Natural en la matriz de generación. Por lo tanto, eliminar o dismimuir la dependencia energética, hasta donde sea posible técnica y económicamente,  debe ser un objetivo de la política energética nacional.

Como resultado de la situación descrita, la población está siendo  afectada por la inflación, y ha reclamado la eliminación de los aumentos en la tarifa eléctrica, lo que representa un serio problema para el gobierno, ya que las ineficiencias de las empresas distribuidoras han aumentado y obligan al gobierno, no solo a subsidiarlas más que antes,   sino también  a financiar  las inversiones que tienen que realizar para dar mantenimiento a las redes, adquirir medidores y extender el servicio. Esta situación provocará un aumento de la deuda pública.

Por otro lado, la realidad es que, si no hay más apagones, ni los generadores privados se quejan por falta de pago de las distribuidoras,  es porque  éstas no le están pagando a su principal suplidor, Punta Catalina, que está teniendo problemas y posiblemente no pueda cumplir sus compromisos económicos con los bancos y suplidores, sin la intervención del gobierno. Debido a estas circuntancias, el subsector eléctrico, que debería ser una fuente de ingresos para el gobierno, continúa siendo una carga para el Estado, y todas las señales apuntan a que esta carga seguirá aumentando.

Para disminuir las incertidumbres que provoca la inestabilidad de los mercados internacionales, la política energética debe sustentarse en dos  pilares principales, estos son:  La eficiencia energética y la disminución de la dependencia de combustibles importados. Y de manera específica para el subsector eléctrico, la eliminación de la dependencia de combustibles importados a largo plazo, amparado en un plan de desarrollo de todos los recursos energéticos autóctonos.

La eficencia energética debe empezar por las empresas distribuidoras, que están experimentado un aumento  de sus pérdidas, y debe alcanzar a todos los sectores de la economía, mediante la promoción de este principio. Y para disminuir dependencia de combustibles importados, el goberno debe promover el aprovechamiento de la biomasa, que puede sustituir muy bien a los combustibles importados para generar energía eléctrica, con la ventaja de que las centrales térmicas que las usen no estárán limitadas por las variaciones en la velocidad del viento, como sucede con los parques  eólicos, ni por la intensidad  y limitación horaria de la radiación solar, como sucede con los parques fotovoltaicos, situación que afecta la estabilidad del Sistema Eléctrico, a menos que tanto  los parques eólicos como los fotovoltaicos se doten de almacenamiento  de energía, mediante la instalación de baterias, lo que aumentaría sus costos de producción.

El primero de estos pilares, la eficiencia energética,  puede estimularse mediante la creación de incentivos y de facilidades de financiamiento para la industria, el comercio y el sector residencial, de manera que todo el que quiera invertir en ahorro y conservación de energía, pueda tener acceso a crédito, a tasas y plazos preferenciales, usando como capital parte de los recursos provenientes de los impuestos a los combustibles convencionales, como está previsto en la Ley de Hidrocarburos. El requerimiento técnico para conceder incentivos y facilitar préstamos puede ser la realización de una auditoria energética.

Hasta el momento,  la energía solar y la eólica han recibido la mayor atención, pero el gobierno debería promover también la biomasa como combustible para generar electricidad, por los diferentes beneficios que se derivarían de esa decisión política. En los siguientes párrafos señalaré las razones para esta afirmación.

Disminuir la dependencia energética, el segundo pilar de la política energética propuesta,  puede desarrollarse promoviendo la producción de biomasa en Fincas Energéticas, que no solo producirían la madera o la biomasa para la generación de energía eléctrica a gran escala, sino que,  al requerir el aprovechamiento de las tierras no aptas para la producción de alimentos, en las regiones más pobres del país, generarían una gran cantidad de empleos en la siembra, cosecha y mantenimiento de las plantaciones forestales, y además, darían paso al desarrollo de una  industria forestal que se ocuparía de procesar la madera o la biomasa para elaborar el combustible, en forma de briqueta, que se quemaría en las calderas de centrales eléctricas. La industria forestal y la eléctrica crearían una demanda adicional de mano de obra, y la disponibilidad de energía eléctrica estable en esas regiones facilitaria el establecimiento de industrias que verían la oportunidad de aprovechar los beneficios que ofrece la Ley 12-21 que crea la Zona Especial de Desarrollo Integral Fronterizo y un régimen de incentivos.

Teniendo en cuenta las extensiones de tierras aptas para el desarrollo de Fincas Energéticas, los planes de largo plazo en el segmento de generación de la industria eléctrica deberían basarse en la biomasa, el viento , el sol, la hidroelectricidad y cualquier otro recurso renovable en estado de desarrollo. El establecimiento de Fincas Energéticas,  aumentaría la cobertura boscosa en el país y la pluviometría, lo que permitiría la recuperación de los ríos y arroyos que han desaparecido y la de aquellos que aún conservan un poco de su caudal, lo que permitiría eliminar la amenaza de quedarnos sin suficiente agua para atender la demanda de la población y del sector agrícola. Además, serviría para apoyar el objetivo de la Ley 12-21.  Otro beneficio de la promoción de las Fincas Energéticas es la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel nacional.

Si además, con la ayuda internacional, se lograra que del otro lado de la frontera se establecieran Fincas Energéticas, se contribuiría a contener la migración de ciudadanos haitianos con la creación de las oportunidades de trabajo que generarían las Fincas Energéticas, la industria forestal y las centrales eléctricas a base de biomasa.

Teniendo en cuenta que el agua es vital para la supervivencia y que a nivel mundial se aprecia una disminución seria de este recurso, y ya en nuestro país y en Haiti se vislumbra una crisis de suministro en el mediano plazo, no deberíamos perder tiempo en asignarle al desarrollo de la biomasa a gran escala el valor que representa para el futuro del país. El principal problema es la determinación de la propiedad para el usufructo de las tierras aptas para estos proyectos, pero las legislaciones que promueven las energías renovables y las inversiones, a través de alianzas de los sectores público y privado, facilitan la superación de esa limitante.