El accionar humano está repleto de comportamientos variopintos. Esto así, debido a que somos entes irreflexivos que nos domina la pasión y la analgesia mental. Por eso tenemos episodios de transformaciones y de mutaciones que inciden en el modelado de nuestra accionar cotidiano. El modelado cumple con diversas funciones en la implantación y la adquisición del comportamiento: aprender nuevas conductas. Algunos ejemplos son la adquisición del lenguaje por parte de los niños, aprender a bailar o, a tocar un instrumento. Promover o inhibir la realización de conductas, etc.

Parte de esa analgesia mental lo constituyen los eventos que, a veces, preferimos ignorar o borrar de nuestra memoria histórica colectiva o personal.

La frase recientemente acuñada por el presidente Luis Rodolfo Abinader Corona, en su discurso de campaña del pasado domingo 19 de los corrientes tiene varios bemoles.

1- Podría referirse a ignorar el liderazgo de los últimos 22 años y solo aquilatar a la presente gestión de su gobierno. Como eslogan y meta mensaje, lo dicho, dicho está y podría cumplir un propósito reeleccionista viable, en el corto y mediano plazo. Además, la ¨oposición¨ no ha sabido asimilar este meta mensaje al punto de que sus reacciones a posteriori han sido tímidas y poco contundentes.

2- El otro enfoque de esta consigna política podía generar interrogantes en el sentir popular y/o pensante de nuestra nación. Por ejemplo. Podríamos no mirar para atrás en lo referente a:

  • ¿Hacernos de la vista gorda ante el genocidio humano y cultural de los colonizadores europeos que arribaron a nuestro litoral costero, hace ya más de 530 años?
  • ¿Hacernos de la vista gorda ante los eventos fronterizos que casi dan al traste con nuestra soberanía nacional?
  • ¿Hacernos de la vista gorda al enjuiciar los altibajos republicanos de nuestra nación, después de las guerras intestinas que la formaron?
  • ¿No tomar en consideración de los aportes, falencias y logros de la dictadura que nos gobernó durante 31 años?
  • ¿Hacernos ¨el sueco¨ ante la cultura de rapiña que se desarrolló después del ¨ajusticiamiento¨ del tirano?
  • ¿No recordar con hidalguía la sangre derramada por los actores principales de las gestas patrióticas de los eventos de abril del1965?
  • ¿Enterrar, en la amnesia del tiempo, el periodo de España boba que vivió el país hasta las elecciones del 1966?
  • ¿No aquilatar los cuatrienios balagueristas como verdaderos periodos de transacción republicana a través del fomento de la vivienda, salud, educación, seguridad alimentaria, reordenamiento de las finanzas públicas, remozamiento de la administración del Estado, reforzamiento del orden público y la gobernabilidad?
  • ¿Cómo anestesiar aquellos gazapos del jorjeblanquismo que originaron los estallidos sociales de abril del 1984?
  • ¿Cómo querer borrar con una frase de campaña la transición del post balaguerismo, con el surgimiento de un liderazgo joven y prometedor producto de un pacto nacional?

3- Ahora bien, lo que si NO podemos olvidar son los eventos nefastos que surgieron durante los últimos veinte años que casi dan al traste con nuestra razón de estado, gobernabilidad y soberanía nacional, a tal punto que la resiliencia sistémica de nuestra nación casi se precipita al abismo, abriendo nuestras fronteras morales y físicas al narcotráfico, el dolo encubierto, la cultura del atraco, el sicariato, la amoralidad en los hogares, la mofa al culto cristiano, indefensión ciudadana, niveles de escolaridad vergonzantes y un conglomerado político-partidista fomentado en la cultura del clientelismo y el derroche. Si a eso es que el presidente Luis Rodolfo Abinader se refería con su frase reeleccionista ese domingo 19 de junio, entonces SI: ¡NO MIREMOS PA´TRAS!