Juan Hubieres se pasó casi diez años pregonando, entre otras cosas, que Leonel Fernández era el presidente más ladrón que había tenido el país en los últimos 60 años. Esa incisiva denuncia la tiró de pronto al zafacón de la basura y firmó un acuerdo electoral entre la Fuerza del Pueblo y el Movimiento Rebelde.
En política hay sumas que restan y restas que suman. Es probable que la coalición Leonel-Hubieres se dé a menos para Fernández y a más para Hubieres.
Leonel y la FUPU
El expresidente Leonel Fernández cree que los medios de comunicación son el partido; las reuniones, comités de base. Pretende que la política institucional es la electoral; la percepción, votos.
Camaleónico, mudando de opinión hoy sí y mañana también, Leonel se encuentra atrapado en su propia red de confusiones. Parece que se quedó encallado a causa los vientos de la coyuntura del 2020 que lo obligó, desesperado, a pactar con el PRM en contra del PLD. Pero ahora se desdice para poder sobrevivir.
La Fuerza del Pueblo se siente forzada a buscar todo tipo de alianzas, sean cuales sean. Porque prevé que iría a las elecciones municipales de febrero 2024 en situación precaria. Ese partido tiene pocas posibilidades de combinar una boleta electoral a nivel nacional con candidaturas ganables en un escenario de tres.
Brevísimo Perfil político de Hubieres
Juan Hubieres no sólo es empresario del transporte, sindicalista, exdiputado, líder político y abogado, sino también licenciado en cinematografía. Tiene un culebrón interminable que se titula Movimiento Rebelde.
El Movimiento Rebelde se define como un partido de izquierda radical. Pero el director de la agrupación mantiene la línea ideológica izquierdista a distancia prudente de su labor empresarial.
Se sabe que izquierdistas y derechistas, comunistas y capitalistas, no se comen un plato juntos. Excepto en el caso providencial de Hubieres donde el comunista y el capitalista coinciden en su misma persona.
Ahora bien, el jefe rebelde, ahora devenido en re-verde, es un negociador político y/o un político negociador que actúa con arrojo, de frente, de cara al sol.
Ha enfrentado con valentía a todos los gobiernos, sobre todo cuando éstos intentan desarrollar programas que propicien la mejora del transporte público.
En fecha reciente —en el 2021 para ser preciso—, el gobierno se proponía levantar un corredor en la avenida Núñez de Cáceres. Hubieres no sólo se oponía, sino que los chóferes, dijo, esperarían al gobierno fusiles en manos.
Porque resolver la permanente crisis del transporte, sobre todo en la capital de la República, pondría en peligro el gran negocio que resulta manejar ese caos.
En todo caso, ¿para qué ponerle la cosa fácil a los pobres del país, si es más entretenido y beneficioso ponérsela bien, pero bien difícil?
La alianza ATM
Leonel Fernández, el escurridizo león encantador de serpientes, se empleó a fondo para hechizar a Juan Hubieres. Se comentó, entre bambalinas, que fue un duelo intenso, un tú a tú, entre dos astutos veteranos.
Pero en realidad el encuentro fue un convite para lavar, blanquear, almidonar y planchar sus egos. Se alabaron tanto mutuamente que llegaron al acuerdo como si fuera una fiesta de dos viejos entrañables amigos. Claro cada uno socarronamente enfocado en lo suyo.
Por eso el periodista José Gutiérrez bautizó el pacto como un ATM —no un Automated Teller Machine, como se le dice en inglés a un cajero bancario electrónico—, sino un Allante, Truco y Movimiento.
El flamante cineasta Juan Hubieres —antes, durante y después de graduarse— realizó un apreciable número de películas de denuncia social, pero en los periódicos.
Tierra del Sol —SunLand— fue una de ellas, la cual me gustó mucho por el desparpajo de sus declaraciones.
Luego vino los Super Tucanos, luego los rayos X del célebre doctor Salomón Melgen, luego los miles de millones de pesos repartidos entre Félix Bautista y Víctor Díaz Rúa, etc.
Según él —el Hubieres de entonces—, Leonel Fernández “debería estar preso en una cárcel de los Estados Unidos”.
Pero Hubieres se hizo un despojo. Se untó aceite de serpiente venenosa de dos cabezas y se quitó de encima los odios personales.
Ahora todo le resbala, porque lo importante es ganar en Monte Plata, en Santo Domingo Norte, en Santo Domingo Este y en Haina, apalancado con La Fuerza del Pueblo. Tal y como en el pasado pactó con el PRD y otras fuerzas políticas.
¿Y Leonel? Desvariando. Dando manotazos a ciegas con el vehemente deseo de dar un zarpazo que lo devuelva al poder.