Hemos querido dar un repaso a algunas e importantes informaciones históricas básicas sobre la aviación comercial de nuestro país, porque sabemos de la importancia de conocer nuestra historia que siempre puede aportar para las realizaciones futuras, reconociendo que los errores del pasado nos ayudan a no volver a caer en ellos. Sin embargo, habría que aclarar que cuando la historia se escribe apartada de la verdad o con apasionamiento que producen juicios impropios, entonces tendríamos que concluir que solo podría servir para seguir apartándonos del camino correcto.

En esta ocasión, trataremos de exponer los hechos y acontecimientos reales que se sucedieron cuando las manos de políticos e intereses particulares se interpusieron ante los intereses de nuestra nación en lo que llevó al traste definitivo de la línea bandera nacional, Dominicana de Aviación(CDA), línea aérea que en su desarrollo llegó a ser la que transportaba prácticamente el 100% de los pasajeros que llegaban y salían del país en una aerolínea dominicana y que llegaba a mas destinos internacionales .

Particularmente en esta primera entrega, nos referiremos a los procesos de ampliación de su flota en sus últimos años de operación y como los actores gubernamentales de esa época fueron capaces de “regalar y abandonar” sus aeronaves como se tira una basura al zafacón y sin el mas mínimo sentido de lo que representaba este activo para el país, para los dominicanos residentes en el país que requerían viajar al exterior y para los dominicanos que habían emigrado hacia New York, Miami, Puerto Rico y Venezuela, principalmente.

Para mejor orientación del lector, sería conveniente que hagamos un poco de historia y primeramente habría que señalar que la CDA, fue constituida de acuerdo con las leyes dominicanas el 5 de mayo del año 1944, iniciando sus operaciones con la realización de vuelos domésticos en la República Dominicana y a partir del año 1951 inició los vuelos internacionales a Puerto Rico y Miami, con la incorporación de aeronaves DC-3, DC-4 y DC-6.

A partir de la década de los 1960s se incorporan a la flota de la aerolínea las aeronaves jet y los DC-3, DC-4 y DC-6, pasan a utilizarse para el transporte de carga hacia Puerto Rico, Miami y Haití.

Los primeros jets que adquirió la CDA, fueron dos Boing 727-100, un Boing 727-200 y el DC-9, que se precipitó en el mar Caribe el 15 de febrero del 1970,  tan solo a pocos minutos de haber despegado del aeropuerto Las américas con rumbo a Puerto Rico y todos sus pasajeros y tripulantes fallecieron.

Durante la década de los años 1970s la CDA, inició un periodo de pérdidas año tras año en sus operaciones y al 31 de diciembre del año 1982, la situación financiera de acuerdo con los auditores externos, Núñez Llano & Núñez, Asociados, presentaba el siguiente escenario:

Capital autorizado 4,000,000.00

Pérdidas Acumuladas (28,484,491)

Este escenario significa en términos reales y de acuerdo con las legislaciones dominicanas que la empresa estaba técnicamente quebrada, ya que para ello solo se necesitaba que alcanzara pérdidas por el 75% de su capital y en este caso había perdido, siete veces su capital.

 

La empresa se mantenía operando en base a préstamos que le realizaba el propio Estado dominicano y las instituciones bancarias del Estado, destacando los auditores que, al 31 de diciembre del 1982, tenía una deuda total de RD$ 18,055,800. Así mismo, diferentes instituciones estatales como La Comisión Aeroportuaria realizaban condonaciones de deudas y el propio estado hacía frecuentemente donaciones que eran capitalizadas. Un ejemplo de ello lo constituye el hecho de que el estado dominicano, a través del Director General de Crédito Público y del Secretario de Finanzas, pagaron al Eximbank, en marzo del 1983, RD$ 2,150,288 y al Banco de Reservas RD$ 3,500,000, para cubrir prestamos que vencieron en el 1982 y la CDA no pudo pagar. Es importante acotar que en esos años el peso dominicano estaba valorado a igualdad del dólar estadounidense(RD$ 1= US$ 1)

 

Entonces la conclusión en este periodo de existencia de la CDA es que esta representaba una carga para el Estado dominicano, pero sin embargo la mantenía operando, quizás porque ponderaba en ese entonces las consecuencias que podría tener el hecho de que el país se quedara sin línea aérea nacional.