Nuestro pensamiento alterado de la realidad es un delirio. El delirio es paralelo a la realidad, siempre contiene elementos de ella, pero como se convierte en un pensamiento que no es real se transforma en un factor de sufrimiento para la persona enferma y quienes la rodean.

En las demencias es muy frecuente el vacío cognitivo, que se produce cuando tenemos una alteración cognitiva en fase inicial, en la que los síntomas son muy leves, no producen disfunción en el día a día de la persona. Estos vacíos son rellenados con lo que se denominan “confabulaciones”. Por ejemplo, una persona guarda algo importante, como una cantidad de dinero, y no recuerda en qué lugar. Como tiene un vacío del que no es consciente, se crea un cuento o una fábula y cree que se lo han robado. Es el denominado “delirio de hurto”, en el que la persona afectada compensa la falta de recuerdo con una fábula. Estas confabulaciones producen generalmente una gran excitación e intranquilidad, así como desorden de las ideas, y pueden originar mucha dificultad en la convivencia con los cuidadores o las personas que conviven con el enfermo.

Aunque es de una intensidad variable, puede convertirse en pensamiento circular y hasta en estado de agitación, porque no hay una ruptura de la realidad, como en otros tipos de delirios, sino que es parte de la información real con un vacío cognitivo compensado con una historia y se crea una dinámica muy perversa por la dificultad de atenuar la agitación y obsesión que puede generar en el paciente.

Es muy interesante la asociación de los síntomas psiquiátricos como es este tipo de delirios en las demencias. Puede generar o progresar a un estado similar; de hecho, la psicosis está descrita como un síndrome neuropsiquiatrico de tipo psicótico, en la que el manejo terapéutico es similar al de una psicosis que se presenta sin tener una demencia de base. En estos casos siempre tenemos que realizar el diagnostico diferencial y muchas veces hasta convivir con este pensamiento, porque en la mayoría de los casos se mantiene permanente. Lo único que varía son la intensidad y las consecuencias, que son las agitaciones.

Cuando la recurrencia de este delirio de hurto es muy intensa, el cambio de los cuidadores es una estrategia inteligente para continuar y entender que es parte de la evolución de la enfermedad neurodegenerativa. Es también un descanso para el cuidador y una disminución del estrés para el paciente.

Cada vez los síntomas psiquiátricos son parte de la sintomatología que presentan las demencias, teniendo un claro conocimiento de los síndromes neuropsiquiátricos en las demencias nuestro abordaje será más integral y más eficaz.