Vivimos en el 2022 pero parecería como si viviéramos en el 1922, o en el 1822. ¿Por qué? Porque nuestra percepción de la realidad que nos define parece estar congelada en un solo universo. En la mente de muchos Las Terrenas es una sola. En verdad no lo es, es un multiverso y debemos comenzar a construir una percepción diferente basada en esa nueva realidad.
El universo común, el monoverso actual que la mayoría percibe, es que Las Terrenas es un lugar geográfico específico con características específicas e intangibles. Somos un pueblo costero, turístico, con dos calles principales, con innumerables callejones, un río que nos cruza, con altos niveles de ruido y de basura, con problemas de tránsito en aumento y con un aire de que cada uno hace lo que guste. Somos loma y pueblo enmarcados por la permanente fantasía de un Tropic Banana contrastado con un anunciado proyecto de mil habitaciones. Nuestros cuatro puntos cardinales son conocidos: la playa, la loma, Cosón y Portillo. Tenemos como ocho bancos comerciales y cuchocientas bancas de apuestas, tenemos pescadores y tenemos pescados (en el mar y sobre la tierra), tenemos turistas nacionales y extranjeros y tenemos residentes extranjeros y locales. Tenemos “luz propia” y un acueducto construido para 40,000 personas que sólo le manda agua a 10,000 y cuidao. Nuestras heces fecales se alojan en pozos sépticos que filtran al subsuelo y algunas transitan por tuberías rotas, con sus periódicas diarreas en calles y contenes cuando llueve mucho. Somos alegres, bailarines, comelones, bebedores e intransigentes. Somos lo que decimos que somos, porque la palabra define y prescribe.
Hay otro universo, el paralelo, pero paralelo en un mundo bizarro aún no realizado. Puedo decir que Las Terrenas no debe ser ya la percepción monolítica descrita en el anterior párrafo. Debemos desde ya “imaginarnos” (un universo paralelo) que nuestra descripción geográfica y nuestra orientación de identidad (el centro del pueblo) es diferente, múltiple y alternativa. Me refiero, por ejemplo, que la zona La Noria y Cosón podría ser un nuevo centro poblacional, un nuevo eje, un nuevo centro comercial, otra realidad; como también lo sería El Portillo/La Barbacoa; como también lo sería la loma que son realmente lomas; y entonces está el centro del pueblo, el que hasta ahora nos ha identificado, transformado de pueblo a centro comercial múltiple. Es decir, en lugar de seguir pensando que somos un solo pueblo y un único centro poblacional, veámonos ahora como cuatro centros, cada uno con características, ofertas, realidades, condiciones y posibilidades diferentes. En lugar de ser un simple huevo veámonos como un cartón de huevos, en lugar de un punto en el espacio descubramos que somos una telaraña de encuentros, en lugar de dos calles principales que ya son inaguantables aceptemos la presencia de múltiples redes de tránsito congestionados y entrelazados entre sí, donde monstruos motorizados andan sobre las calles y sobre las calzadas. Entender esa nueva realidad provocaría que nuestra concepción del futuro presente incorporare una visión de múltiples centros, múltiple pueblos, múltiples condiciones, funcionando simultáneamente e interrelacionados. Eso es un multiverso, realidades paralelas que coexisten y que rechazan ser definidas por el mismo tamiz.
El multiverso terrenero ya existe en la práctica, lo único que nuestras mentes siguen algo retrasadas, o porque quizás no estamos listos para vernos diferente a como siempre nos hemos visto (nuestro monoverso). Pero si los terreneros nativos como los importados piensan que Las Terrenas seguirá siendo lo que ha sido me temo que los confrontará forzosamente un cambio de realidad estrictamente basado en intereses económicos. El multiverso polarizado entre dólares, euros y pesos es una realidad. Personalmente, mi multiverso deseado reflejaría orientaciones sociales y culturales fundamentadas en una mayor equidad y calidad de vida para todos los habitantes, sin importar la monotonía del universo en el que se encuentren dentro de nuestros límites geográficos. Pero eso es quizás utópico. Las Terrenas nunca ha sido equitativo, después que termina la borrachera “cada quién es cada cuál”. A veces pienso que somos caracteres nefastos en la película El Origen (Inception) cuya premisa básica es la de sembrar ideas en los sueños de otras personas. En Las Terrenas vivimos constantemente bajo el bombardeo de las ideas que sistemas poderosos quieren implantar en nuestros sueños de pueblo.
William James, padre de la sicología norteamericana, fue el primero en utilizar el término “multiverso” para describir la presencia paralela de múltiples realidades, para identificar la confusa significación moral de los fenómenos naturales. No se refería múltiples universos en el espacio. Esto último le tocó a los superhéroes, al hombre araña, a los vengadores, a la mujer maravilla y a los demás superhéroes de Marvel y de DC Comics. Quizás los que éramos aficionados a los “paquitos”, o a las “muñequitos”, nos acordaremos del “mundo bizarro” de Superman, desde donde salían caracteres similares pero opuestos que a veces incursionaban en nuestro mundo y causaban estragos, poniendo en peligro al mismo Superman. Hoy ese mismo concepto de transitoriedad, de traslación, de movimiento a través del tiempo, del espacio y de la realidad, lo vemos en los posicionamientos mercadológicos de las grandes empresas, donde a través de los sentidos te venden una realidad alterna de 360 grados. Cegados por el bombardeo profundo a nuestros sentidos, siembran en tu mente una realidad alterna que al costo de cientos de miles de dólares se puede convertir en tu realidad existencial.
Lo que el reconocido filósofo y científico William James decía es que nuestros conceptos sobre las cosas más que aclarar la realidad lo que hacen es distorsionarla. El, quien fue el primero en el mundo en enseñar una clase de sicología, defensor de la tendencia filosófica del pragmatismo y fundador del funcionalismo, declaró que “mi primer ejercicio de libre albedrío es creer en el libre albedrío” y de esa forma rechazar el determinismo popular de su época que permeaba todos los ambientes religiosos y sociales. El terrenero tiene una tendencia al determinismo práctico, aferrado a una realidad fantasma que le da comida y placer, pero nada más.
Volviendo a la comunidad, Las Terrenas es un multiverso porque ya es innegable que no somos lo que fuimos y que lo que ahora somos todavía se mueve en mundos paralelos que les resultan difícil de entender a la persona promedio. Desde el alcalde hasta el simple funcionario gubernamental, siguen vendiéndonos imágenes y percepciones que niegan la veracidad del universo paralelo. Tenemos un alcalde que ha creado un universo paralelo de imágenes mientras las realidades innegables de todo un pasado permanecen incambiables. Hasta hace apenas menos de dos años vivíamos bajo un imperio de 20 años que nos vendió imágenes eróticas y pornográficas en cada salto que daba el presidente, mientras sus familiares, rufianes y truhanes se robaban no sólo el erario sino el alma del pueblo. Tomen nota, en menos de dos años en Las Terrenas no quedará nada que vender ni nada que proteger porque se lo habrán llevado todo y destruido todo. Pero aún así la gente seguirá pensando que es lo que más le conviene a Las Terrenas.
El multiverso no es ponerse gafas para ver una realidad alterna e imposiblemente posible, es más bien el creer firme y desafiantemente que lo que es es solamente en múltiples realidades simultáneas que giran alrededor de múltiples centros. No es para personas en blanco y negro, es para mentes que piensan en colores infinitos. Las Terrenas no es un pueblo, somos pueblos y si queremos un futuro de cierto modo sostenible es mejor que comencemos aceptando que el centro del pueblo no es ya el centro del universo sino uno de los satélites en un multiverso.