Si existe algo que guardo cariñosamente en mi memoria siendo niño y preadolescente fueron los Boys scouts. Fue a partir de los 5 o 6 años que me inicié junto con mi hermano Juan que me llevaba 7 años de edad en ese mágico movimiento que dirigía el Coadjutor salesiano italiano Luis Breda en la Moca de finales de los 1940 y principios de los 50. Las famosas sesiones para planificar paseos o paradas en las noches las guardo muy vivas en mi memoria. Allí también estaba la mano de dos santos sacerdotes salesianos de aquella época: el Padre Ortiz (Mejicano) y el Padre Andrés Nemeth (húngaro) que dejaron en la Moca de aquella época una huella eterna en las familias. No hay dudas que la semilla que sembraron en todos nosotros en cuanto a valores y solidaridad de unos con otros produjo frutos evidentes a través de los años más decisivos en la formación del carácter y de respecto y culto a lo sagrado. Guardo como un tesoro una foto mía en un desfile con la tropa, donde yo cargaba el botiquín de la Cruz Roja pues yo decía que quería ser médico cuando fuera grande.
Pienso que esa mística que impregnaba ese movimiento que inspiraba también amor y respeto a la naturaleza se hace hoy más necesario que nunca.
He llegado a pensar que si el Gobierno apoya de manera militante al movimiento scout para que existan varias tropas en cada pueblo no hace falta un Ministerio de la juventud ya que esto llenaría ese vacío en la formación de niños, niñas y adolescentes.
En muchos casos sería el refugio ideal para formar jóvenes en deportes, excursiones al campo y la montaña y ocupar la época de vacaciones dando a nuestras familias una santa tranquilidad de que hacer con nuestros niños y jóvenes en esa época preocupante en muchos casos, sobre todo en familias de recursos limitados.
Presidente, ahí tiene una sugerencia que contribuye a luchar contra la delincuencia, los vicios y las drogas y fomenta los valores familiares y el amor y respeto por la naturaleza y por la Patria.
Recuerdo que un pecado mortal que se sancionaba como el peor de todos en los Boys Scouts (que llamaban poner nombres o burlas) era el bullying que tanto daño está produciendo hoy en día en nuestras escuelas y comunidades en una época donde se está formando la personalidad y la autoestima.