El Masacre, también conocido como río Dajabón, es un río que limita a República Dominicana de Haití por la frontera norte y, como afluente binacional, ha ocupado numerosas páginas en la historia Dominicana; y en las últimas semanas ha acaparado la atención de la opinión pública nacional e internacional,
Se ha escuchado a mucha gente hablar de este río viéndolo como cauce y no como cuenca hidrográfica, que es donde radica la importancia de él y de cualquiera otro río, por lo que consideramos importante compartir con los lectores los siguientes puntos:
Uno, una cuenca hidrográfica e hidrológica es un área territorial donde se “producen” las aguas que confluyen en puntos comunes agua abajo hasta llegar al mar; pero, además de la correntía del preciado líquido hacia puntos comunes, también convergen en las cuencas las actividades humanas, sobre todo las económicas, sociales y políticas. Y aquí radica el fenómeno cuenca en la era del Antropoceno.
Dos, el Masacre o río Dajabón es una de las primeras 30 cuencas de mayor importancia del país, porque en más de la mitad de su curso es la línea divisoria de dos naciones.
Tres, nace en el Pico El Gallo a más de 1200 metros sobre el nivel del mar, en el paraje El Castellar del municipio de Loma de Cabrera, provincia Dajabón, recogiendo las aguas de cañadas y arroyos, entre ellos Dajaos, Manatí y el río Vianá, como los lugareños lo llaman aunque en cartografía aparece como Bernar. Este Vianá o Bernar, nace a unos 730 msnm en el paraje de Vara de Vaca, municipio Restauración: y comparte su nacimiento con Magasen, una comunidad haitiana, recorriendo unos 17 kilómetros aproximados para juntarse con el Masacre.
Cuarto, la cuenca del río Masacre o Dajabón, en la parte Dominicana, tiene unos 360 kilómetros cuadrados aproximados y recoge las aguas del lado dominicano de numerosos arroyos de aguas permanentes y temporales, entre los que están Guajabo y Jagua que también alimentan los humedales de Saladilla, un área protegida en la categoría de Manejo de Hábitat, como Refugio de Vida Silvestre (Ley 202-04) y registrada como sitio Ramsar al final del 2022, formando parte de los humedales de Montecristi y la Línea Noroeste y uno de los 6 Ramsar declarados (2002-2022) como de importancia internacional.
Quinto, desde el nacimiento del Viana, el lado derecho es dominicano y el lado izquierdo de Haití, se junta con Masacre en Don Miguel y Corral Grande, continúa siendo internacional hasta introducirse como 2 km aproximados al vecino país, y es casi al final de dicho tramo donde se intenta hacer una toma de agua para llevarla tierra adentro hacia Haití.
Sexto, el río, saliendo de Haití, recorre unos 15 kilómetros y sirve para irrigar los terrenos de la Colonia Japonesa, Sanchéz y Carbonera en República Dominicana, depositando sus aguas en los humedales de Saladilla, para volver a ser línea divisoria entre las dos naciones durante unos 9 kilómetro aproximados, hasta llegar al Atlántico.
Séptimo, del lado haitiano hay una situación crítica en cuanto a deforestación, y ausencia de agua permanente (hidrográfica y de almacenamiento), diferente al lado dominicano que la fuente de agua están más protegidas por la cobertura forestal, al extremo que ha sido ejemplo y motivante para que los haitianos de la zona de Capotillé y Magasen hicieran reforestación, creándose los bosques abiertos que no habían antes, y en algunos tramos de los 17 km que recorre Viana antes de juntarse con Masacre en Don Miguel, donde se lograron hacer cerca de un centenar de fincas pequeñas y medianas en la escala haitiana de cientos de miles de árboles en plantaciones o bosques artificiales y arborización que la gente ha plantado, a lo que debemos prestar atención.
Si subimos al Alto de la Paloma podemos ver hacia Magasen y Capotillé (Capotillo Haitiano), en el lado haitiano, lo que antes no se veía: árboles que ya ocultan las edificaciones y casas.
Octavo, lo que el Masacre necesita, sobre todo en la parte media y alta, es la “siembra” de agua, entendida como la reforestación que contribuye a evitar la evaporación, la erosión y fortalece todos los servicios ambientales que ofrecen los bosques.
Noveno, para muestra basta un botón, porque desde los dos grandes nacimientos del Masacre (Vara de Vaca y el Pico El Gallo), se han plantado más de 10,000,000 de árboles (Por decir un dato, podrían ser más por la cogestión de la reforestación en la zona), de los cuales podemos ver con tan solo acercarnos a cualquiera de las dos montañas mencionadas o dando una ojeada por Google earth.
Puedo testimoniar la existencia de más de un millar de fincas repobladas de árboles por el Plan Nacional de Reforestación que se inició en la zona en el 2009 y que continuó con el relanzamiento del mismo el 5 de junio de este año, para intensificar la plantación de árboles con propósitos comerciales, así como de protección y restauración de ecosistemas degradados.
La cuenca Masacre en el lado dominicano tiene, aunque no en la proporción de la del lado haitiano, gran amenaza de deforestación histórica por el crecimiento económico de la zona, jugando la tierra el principal papel en la producción de bienes y servicios, con una agropecuaria agresiva que contribuye a la desertificación; por lo que debemos evitar que en la parte que concierne a República Dominicana se produzca lo que se observa a lo lejos y se experimenta con tan solo poner un pie al otro lado del Masacre.