Cuentan las leyendas que el célebre pirata Cofresí solía refugiarse en la mítica Playa de Muerto y que, según rumores, dejó enterrados algunos de sus tesoros en esas costas. Aunque nunca se ha comprobado la veracidad de esta historia, lo que nadie puede negar es que el Malecón de San Pedro de Macorís es un verdadero tesoro para la ciudad. Ubicado frente al azul infinito del mar Caribe, este espacio es un punto de encuentro vibrante para todas las generaciones y clases sociales, ofreciendo brisa fresca, espectaculares atardeceres, música, baile y una energía inconfundible.
El pasado sábado 21 de diciembre, el Malecón fue reinaugurado por el Ministerio de Turismo, recuperando el brillo que tanto merece. Renovado y revitalizado, está listo para seguir escribiendo nuevas historias y consolidándose como el corazón latente de San Pedro de Macorís.
Un Viaje a su Historia
La avenida que recorre el Malecón lleva el nombre del célebre poeta Gastón Fernando Deligne, cuya estatua preside la rotonda que marca el inicio del paseo. Oficialmente inaugurado el 1 de agosto de 1971, durante el mandato del presidente Joaquín Balaguer, este proyecto nació con el objetivo de fortalecer el turismo en la ciudad. Su construcción estuvo íntimamente ligada al icónico Hotel Howard Johnson (Macorix), que por décadas simbolizó el auge turístico de San Pedro de Macorís.
Antes de que existiera el Malecón como lo conocemos hoy, entre 1910 y 1911 se levantó un paseo peatonal conocido como la Calzada del Caribe, diseñado por el ingeniero Octavio Acevedo. Este primer esfuerzo urbanístico reflejaba el deseo de los petromacorisanos por aprovechar las bellezas naturales de su litoral.
Los terrenos que ahora ocupan el Malecón formaban parte de las propiedades del hacendado Elías Campanera, quien también fundó la primera escuela de la ciudad. La construcción del Malecón moderno se desarrolló en dos etapas: la primera, inaugurada en 1971, abarcó desde la calle Sánchez hasta el parque infantil, con un costo de medio millón de pesos. La segunda etapa, completada en 1973, extendió la avenida hasta la Playa de Muerto. Ambas fases estuvieron a cargo de los ingenieros petromacorisanos Roberto y Rudy Haché Malkún.
Espacios Inolvidables del Pasado
La construcción del Malecón y del Hotel Macorix trajo consigo cambios significativos, incluyendo la desaparición de algunos lugares emblemáticos que aún viven en la memoria colectiva:
- Los Coquitos: Una encantadora enramada rodeada de cocoteros, ideal para fiestas y encuentros familiares. Contaba con un bar, un restaurante y un pequeño parque con bancos frente al mar.
- El Canamar: Similar a Los Coquitos, pero más moderno y pequeño. Fue propiedad de Ramón Solano Alfonseca, conocido por sus populares Discos Mimí.
- Casino de Miramar: Un lugar icónico para bailar y disfrutar, famoso por "El baño de Moisés", un espacio en el mar donde las olas entraban y salían por ranuras en las paredes.
- Villa Clara: Una elegante residencia que albergó al doctor Carl Theodor Konrad Ludwig Georg y su esposa Eleonor.
El Malecón Hoy: Memoria y Modernidad
Con más de 50 años de historia, el Malecón de San Pedro de Macorís ha sido testigo de la transformación de la ciudad. Aunque el icónico Hotel Macorix cerró hace años y muchas discotecas legendarias, como Café Caribe, quedaron en el recuerdo, el Malecón sigue siendo el alma vibrante del pueblo.
Hoy, tras su reciente renovación, el Malecón brilla con nueva vida. Sus aguas cristalinas, su brisa inconfundible y el calor de su gente hacen de este lugar un destino imprescindible. Aquí, las historias del pasado se entrelazan con las nuevas vivencias, y cada visitante encuentra su propio rincón especial frente al Caribe.
San Pedro de Macorís tiene un Malecón único, un espacio que combina historia, naturaleza y cultura, reafirmando su lugar como el símbolo más querido de la ciudad.