"Quien escribe lo que le gusta a los demás puede ser un buen escritor pero nunca será un artista"

Juan Carlos Onetti

 

Hay quienes poseen una gracia innata desde el vientre de su madre. Otros, por el contrario, por más empeño puesto en alcanzarla lo unico que consiguen es evidenciar su falta de talento.

Se puede tratar de explicar cómo un genio como García Márquez pudo llegar a escribir Cien años de soledad o bien intentar averiguar cuál pudo ser el proceso que logró conducir a Dave Brubeck a componer Take Five sin que el individuo, falto de ese universo interior complejo que tienen los verdaderos artistas, llegue siquiera a intuir las claves. No se tiene acceso a estas catacumbas si se carece de una gracia mozartiana capaz de penetrar los más recónditos espacios del alma a través de la música.

Siempre me pareció un enigma indescifrable, a la hora de aproximarme a la producción literaria de ciertos hombres de vasta cultura, la enorme dificultad que encuentro a la hora de acceder a uno de sus textos. Sean estos cuentos, novelas o poesía su lectura, por lo general, me resulta  infumable e inexplicablemente consiguen aburrirme desde la primera  línea. Es imposible seguir las huellas dejadas en el camino. Y aún así y a pesar de ello, pretenden ser guía para otros que titubeantes y a tropezones ponen en marcha su sueño de escribir.

Es difícil de entender, y no pretendo sugerir con ello visos de misterio ni intervención  celestial, pero siempre he considerado que existe un laberinto cerrado e imposible de penetrar si se está fuera del mismo y creo sinceramente que solo los auténticos creadores, los artistas, llegan a recorrerlo y a desentrañar sus caminos. No importa acumular en la memoria todas las citas del mundo; no importan la sapiencia exhibida ni lo versado que uno esté en todas las materias posibles. Dudo que el Gabo llegara a ser más culto que muchos de los doctos conocedores de la cultura universal que en el mundo han existido y sin embargo les juro, amigos lectores, que jamás cambiaría una sola de las frases, aparentemente ingenuas, de quien firmó El coronel no tiene quien le escriba por un libro completo de cualquier sabio moderno.

Como colofón a este artículo concluyo con una cita de Miguel Delibes que considero oportuna al tema "Para escribir un buen libro no considero imprescindible conocer París ni haber leído el Quijote. Cervantes, cuando lo escribió, aún no lo había leído"