El principio del interés superior del niño, niña y adolescente es el punto de mayor inflexión a la hora de tomarse una decisión relacionada con una persona menor de edad, así lo establece la ley 136-03 o Código para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de Niños. Niñas y Adolescentes en su principio V que, a su vez, es tomado del principio IV de la Convención sobre los Derechos del Niño.

 

A propósito de la sentencia SCJ-PS-23-0501 del 29 de marzo del 2023, de la Corte de Apelación de Niños, Niñas y Adolescentes del Distrito Nacional; confirmada por la Suprema Corte de Justicia, considero que el análisis de las leyes revisadas relacionadas a la protección de los niños, niñas y adolescentes fue de correcta aplicación y de justa valoración. Demostrando que los aspectos técnicos de las leyes no deben prevalecer ante el verdadero sentido de “atender de manera prioritaria a la niñez y adolescencia”.

 

Lo que hemos visto con la citada sentencia es una relación cónsona y articulada entre justicia y derechos humanos, no solo con la interpretación del principio V del referido Código sino también del principio VI de PRIORIDAD ABSOLUTA, “…el Estado y la sociedad deben asegurar, con prioridad absoluta, todos los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes.

 

Para la confirmación de paternidad, empiezan a cobrar importancia otros aspectos por encima de lo biológico, que históricamente han sido determinantes a la hora de tomar decisiones fundamentales para la vida de un niño, niña y adolescente, sin importar que no tuviera lazos afectivos ni vínculos parentales    imprescindibles para la crianza y el desarrollo integral.

 

Que una prueba de ADN sea negativa no va a determinar el amor filial ni va a romper los lazos existentes en el momento de la decisión. Padre no es quien engendra, padre es quien cuida, ama y protege.

 

Todavía queda mucho que debatir en materia de justicia para la niñez y la adolescencia, la agenda pendiente con este grupo poblacional no se ha logrado consolidar; pero el mensaje que envía la Suprema Corte de Justicia es un avance a la institucionalidad y al respeto real de la persona en sus primeros años de vida. El mundo debe ser más justo para los niños, niñas y adolescentes.