Descubrir el inconsciente fue un invaluable avance del conocimiento humano, permitiendo una visión más completa de nuestra realidad. Carl G. Jung, médico psiquiatra y psicólogo suizo, avanzó un paso más adelante con el concepto del inconsciente colectivo. De acuerdo con el mismo, compartimos elementos del inconsciente con los demás, pareciéndonos mucho más de lo que creemos.
Jung expuso que había algunos conceptos fundamentales que presentaba el ser humano y en torno a los cuales se desarrollaba su consciencia. Así eran importantes algunas ideas centrales como la madre, el padre, el héroe, la sombra, entre otros. Señaló cómo en las diferentes culturas se encontraban representados estos elementos a los que llamó arquetipos, aunque mostraban variaciones o detalles característicos dependiendo de cada grupo humano. Incluso expresó que, se manifestaban en los enfermos mentales y determinaban sus trastornos. Las religiones y los sueños se estructuran en torno a ellos.
Hemos comentado que la mente inconsciente se comunica mediante el lenguaje de los símbolos, lo mismo acontece a nivel del inconsciente colectivo. Algunos símbolos contribuyen a unir ejércitos enteros.
A manera de ejemplo, el arquetipo de la madre es de los más importantes, quien no la tuviera la inventaría. La mamá, la abuela, la madre patria, la madre tierra, la Virgen María, el alma mater, la pachamama, etc.
Nos desarrollamos en el interior de alguna cultura determinada, aprendemos no solamente lo que nos enseñan sino los principios o reglas que sustentan lo aprendido, si hubiéramos nacido en Japón sería normal que tuviéramos creencias diferentes. Como ejemplo, un niño pequeño dice: “yo no sabo”, pero esa palabra nunca la ha escuchado a un adulto, pero si el verbo saber se conjugase de forma regular sería así: “yo sabo”, en cambio por ser irregular es: “yo sé”. Aunque al chiquillo todavía no se le ha enseñado gramática, su mente ha captado las leyes gramaticales detrás del lenguaje, pero aún no conoce las excepciones a las reglas.
Muchos describen percepciones de “buenas vibras” y “malas vibras”, en referencia a personas, lugares u objetos, siendo algunas personas más sensibles que otras. Definitivamente percibimos mucho más de lo que estamos conscientes.
Hasta la oración de un monje en el desierto puede beneficiar a la humanidad. La Iglesia Católica declaró a Santa Teresita del Niño Jesús, como patrona de las misiones junto a San Francisco Javier, pese a que ella nunca salió a ninguna misión fuera de su convento de clausura. Es más simple considerarlo una tontería, pero vale la pena intentar comprenderlo.
Las terapias denominadas como Constelaciones Familiares desarrolladas por Bert Hellinger, se han basado en la idea de que ciertas tendencias psíquicas y energéticas, positivas o negativas, se transmiten a hijos y nietos. Esto hablaría de que nuestros actos siguen permanentemente influyendo de algún modo en el ambiente.
La física moderna permite comprender lo anterior, porque nos ha señalado que somos energía, que estamos “sumergidos” en un mar de energía que nos interconecta, que todo lo que hacemos produce una especie de ondas que permanecen expandiéndose, mucho más de lo que sabemos. Nos ha enseñado que el tiempo y el espacio son relativos y que, de alguna forma, toda nuestra historia podría en teoría ser visible en el presente desde alguna región del universo.
Curiosamente en la India durante siglos ha existido el concepto de los Registros Akáshicos, que viene etimológicamente de la palabra éter, una substancia o elemento que funciona como matriz o fundamento en todo el Universo, donde se registra toda la historia (es parecido al almacenamiento en la “Nube”). Se describe como el libro de la vida donde todo permanece registrado. Habría que señalar que la Biblia también menciona en varios pasajes a “El Libro de la Vida”.
Te sería fácil leer la mente de otros si pudieras primero conocer la tuya. Estamos tan vinculados que sabríamos fácilmente lo que piensan los demás si no estuviéramos tan distraídos. Sin embargo, el que no tomemos conciencia de la información recibida no quiere decir que no la percibamos, realmente puedes engañar a una persona sólo si ella lo permite. No es extraño que grandes líderes espirituales tengan la capacidad de “leer” nuestras consciencias, lo que ha recibido diferentes nombres: don de discernimiento, don de sabiduría, telepatía, clarividencia, etc., usualmente se registra en las diferentes religiones y culturas. Es una especie de empatía profunda.
Normalmente los demás conocen de ti tanto lo que quieres que conozcan como lo que no quisieras que conocieran, aunque esto último podrían saberlo de manera inconsciente.
Eres una antena emisora de vibraciones energéticas, puedes decidir en qué frecuencia transmitirás y eso también determina lo que recibirás. Las comunicaciones que envías están en estrecha relación con la sociedad en que te desarrollas, dependes de esos conceptos incluso cuando te rebelas contra ellos.
La primera vez que abriste los ojos a la luz no podías ver nada, aunque todo estaba frente a ti, procura sentir al inconsciente colectivo, aunque al principio te pueda parecer una pérdida de tiempo.