“Es más honorable obtener el trono que haber nacido en él. La fortuna otorga uno, el mérito el otro”-Francesco Petrarca.
El nuevo equipo ejecutivo del Inabie (desde noviembre de 2021), desde el primer momento, advirtió, reconociendo la importancia y dimensión social de su misión, que la estructura organizativa encontrada difícilmente podría responder al logro de la excelencia deseada. Se entonces emprendió un ejercicio de racionalización y ajuste de dicha estructura, en colaboración con el órgano rector en la materia, el Ministerio de Administración Pública, hasta llegar a la aprobación del organigrama actual, mediante la Resolución 01-22.
Para respaldar ciertas iniciativas, fortalecer y dar continuidad a las que estaban en ejecución, la dirección ejecutiva priorizó, en primer lugar, la consecución de acuerdos y alianzas con instituciones del gobierno central que tenían competencias coincidentes a las del instituto; en segundo lugar, se puso un énfasis especial en el acercamiento productivo a los organismos de cooperación internacional, entidades de investigación y análisis, así como otros organismos relacionados con la salud y la nutrición. Ejemplos de los diversos tipos de colaboraciones interinstitucionales se encuentran expuestos en el Portal Web institucional.
Pueden mencionarse avances concretos y muy fructíferos con la Dirección General de Contrataciones Públicas (DGCP), Contraloría General de la República (CGR), Ministerio de Agricultura, Indocal, MICM y otros organismos del gobierno central, así como entidades de cooperación multilateral y gubernamental, incluidas las de asistencia técnica sin contraprestación.
Sería injusto no mencionar el apoyo inquebrantable de la presidencia de la República al Inabie en los momentos más difíciles, cuando muchos creían seguro el colapso de la nueva gestión.
Siempre recuerdo el consejo del presidente Abinader en los momentos más desafiantes, cuando la presión mediática exigiendo el pago de las deudas acumuladas se volvía casi irresistible: Paguen, pero paguen correctamente. Con estas sabias palabras, el mandatario quería expresar que, si bien honrar las deudas era una prioridad política, económica y social, no menos importante era hacerlo respetando las normas y procedimientos aplicables.
Por otro lado, los medios de comunicación abrieron sus puertas para que el instituto explicara y fundamentara cada decisión importante tomada. Hoy en día, el instituto ocupa una de las posiciones más destacadas en términos de proyección pública constructiva y propositiva en los medios de comunicación, tanto impresos como digitales.
Sin duda, esto fue favorecido por el alto nivel de accesibilidad del director ejecutivo para con la ciudadanía, las empresas y sus organizaciones representativas, sin importar la naturaleza, complejidad o implicaciones de la información solicitada o del problema planteado, siempre con el propósito de mantener a los usuarios e interesados adecuada y verazmente informados.
El objetivo aquí era que los grupos de interés del Inabie percibieran en la Dirección Ejecutiva a un aliado de fácil acceso con la disposición sincera de escucharlos y responderles con la objetividad que muchas situaciones difíciles requerían, siempre en el marco de la ley.
En este sentido, es digna de destacar la eficiencia y diligencia del departamento de comunicaciones, su dedicación, disponibilidad en todo momento, compromiso en todos los temas y admirable competencia periodística.
En lo que respecta a la organización interna, fueron realizadas numerosas reformas. Cabe destacar aquí los notables progresos en la revisión y documentación de procesos, políticas y procedimientos; avances que al principio no eran visibles en términos de indicadores de gestión, Sistema de Monitoreo de la Administración Pública (Sismap) y Normas Básicas de Control Interno (Nobaci); reformulación y enriquecimiento del Plan Estratégico Institucional; mejoras sustanciales en la gestión presupuestaria y de las cuentas por pagar; adopción del modelo organizativo más complejo para la unidad de Planificación y Desarrollo, así como la separación de las funciones financieras de las estrictamente administrativas.
En el ámbito jurídico, los primeros seis meses fueron de una enorme carga de trabajo para el entonces Departamento Jurídico, la Dirección Financiera y el Departamento de Compras y Contrataciones. A propósito, en estos días, un sabio jurista de la institución me dijo lo siguiente:
“Usted y yo estamos casi retirados. Quizás no nos recuerden en algunos meses o, en el mejor de los casos, en dos o tres años. Sin embargo, sabemos que ahora aquí se puede pagar con relativa facilidad y sin presiones gremiales gracias al gran y sostenido esfuerzo en los inicios de las direcciones financiera y jurídica”.
Estas unidades, trabajando jornadas extraordinarias, pudieron gradualmente corregir las deficiencias encontradas en los expedientes y en la documentación de las licitaciones anteriores, las cuales, como se ha señalado anteriormente, estaban mal estructuradas y peor documentadas. Al mismo tiempo, se enfocaron, junto con la dirección ejecutiva y las demás unidades con objetivos relacionados, en el diseño de la arquitectura de las nuevas licitaciones.
Durante todo el trayecto de esta nueva aventura en la Administración, nos dimos cuenta, siguiendo al gran Petrarca, del gran valor del trono que se conquista por la vía del mérito.