“Contra el optimismo no hay vacunas”-Mario Benedetti.
Enfrentando con gran eficiencia los torrentes de problemas de los primeros meses de 2022, la dirección del Inabie, trabajando en jornadas extendidas, parecía haber vencido la batalla contra aquellos que albergaban la esperanza de la renuncia del actual director. Había muchos de ellos con altas apuestas dentro del grupo de proveedores.
Realmente imperaba una dirección de distribución que, sin duda, respondía a intereses personales y empresariales específicos. Pensamos que el ingeniero Víctor Castro presentaría su carta de renuncia al presidente en cualquier momento, pero su firme determinación, tozudez positiva y conocida trayectoria empresarial exitosa, simplemente no le permitieron abandonar el barco en aquellas semanas de serios desafíos gerenciales.
Los indicadores comenzaron a mejorar. Para el año 2022, se aprobó un presupuesto de RD$28.3 mil millones, de los cuales el 91% correspondía a los programas de alimentación y útiles escolares; el 4% a servicios sociales; el 4% a acciones comunes, incluyendo remuneraciones y contribuciones; y el 1% a servicios de salud preventiva. Hasta los primeros 16 días de noviembre de ese año fueron ejecutados 23.4 mil millones, lo que representaba un 83% de ejecución, quedando un saldo disponible de 4.8 mil millones para el resto del año. Los meses en los que se superaron las cuotas asignadas fueron febrero, marzo, junio, julio, agosto, septiembre y la primera mitad de noviembre.
Las dificultades continuaban siendo significativas. Para cubrir las cuentas por pagar del Programa de Alimentación Escolar (PAE) 2021-2022, se necesitaban para cerrar el año alrededor de 1.9 mil millones, considerando solo los expedientes en proceso. Esta cantidad no incluía el adelanto de liquidez (anticipo de 1.2 mil millones) que aún faltaba por generar. Dado que la disponibilidad presupuestaria ascendía a unos 4.9 mil millones, la institución tendría aproximadamente 1.8 mil millones para el último trimestre del año, lo que cubriría parcialmente las necesidades de la mayoría de los programas y gastos operativos. Lo del faltante pudo finalmente resolverse y el instituto terminó el año con una de las mejores ejecuciones presupuestarias entre los organismos adscritos del Minerd.
Los principales desafíos al comienzo de 2022 estaban relacionados con las tareas incompletas vinculadas a los procesos que afectan los programas de alimentación y útiles escolares. Estos presentaban considerables retrasos en el procesamiento de los pagos correspondientes, principalmente en lo que respecta al 20% de anticipo establecido por ley.
Errores numéricos, inconsistencias en los documentos, firmas no autorizadas, pólizas vencidas, problemas con los pagos de impuestos, imputación incorrecta del ITBIS a productos exentos y discrepancias entre las matrículas de beneficiarios en los centros educativos y las raciones declaradas en los documentos, entre otros hallazgos, explican por qué los avances en los pagos solo comenzaron a ser evidentes de manera contundente hacia finales de febrero de 2022.
De hecho, los casos de incumplimiento de los expedientes con los requisitos de auditoría interna y externa definieron los mayores desafíos encontrados. Las reuniones de trabajo con las entidades responsables de la gestión financiera del Estado, especialmente con la Contraloría General de la República, fueron fundamentales para verificar y validar los expedientes del PAE y de útiles escolares, a la luz de las normas aplicables y los requerimientos legales. La cooperación constructiva con Compras y Contrataciones fue también fundamental.
Como testigo de primera línea de aquel inmenso y poco frecuente esfuerzo de literal reconstrucción de un organismo de la Administración, el autor de estas líneas puede afirmar que la dirección ejecutiva no permitió la corrección o subsanación de ningún expediente omitiendo procedimientos o incumpliendo requisitos relevantes. Cada solución propuesta para un problema de pago específico involucraba largas y productivas discusiones entre los miembros de un excelente equipo de profesionales, consultas a autoridades competentes externas, y especialistas en derecho administrativo, auditores calificados y economistas.
Todas las soluciones fueron discutidas y respaldadas con la documentación pertinente en el comité de compras. Este comité fue conformado, como corresponde, por los titulares exigidos por la ley -era un muñeco de trapo en las gestiones anteriores-, con la asistencia constante del director ejecutivo, quien en esos momentos difíciles nunca delegó su autoridad en terceros (aunque podía hacerlo según las normas).
Justo es reconocer el sacrificio, la dedicación, la admirable disposición y la firmeza de los actuales miembros del comité de compras del Inabie. Todos ellos tuvieron que sacrificar el tiempo de sus familias y su merecido descanso, en ocasiones poniendo en riesgo su propia salud. Ante la fatiga, el cansancio y a menudo la falta de perspectiva en la resolución de los problemas encontrados, el optimismo siempre prevalecía, en contra del cual, como decía Benedetti, uno de los grandes escritores y pensadores hispanoamericanos, "no hay vacuna".