La productividad, que mide cuán eficientemente se transforman insumos como el trabajo y el capital en bienes y servicios, desempeña un papel crucial en el crecimiento económico y el progreso social. Cuando la productividad mejora, las economías pueden crecer sin requerir un aumento proporcional en los recursos, lo que permite mayores ingresos, mejores niveles de vida y una mayor competitividad en los mercados globales. Además, la productividad fomenta la sostenibilidad económica al promover un uso eficiente de los recursos. Para alcanzar estas mejoras, los países pueden invertir en educación para crear una fuerza laboral capacitada, adoptar tecnologías avanzadas para mejorar la eficiencia de la producción, desarrollar infraestructura moderna que facilite las operaciones y fomentar la innovación para generar nuevos métodos e industrias. En los próximos años, la cantidad de personas en edad productiva disminuirá significativamente en la Unión Europea y otros países occidentales, ya que la generación X comenzará a jubilarse. Además, debido a la elevada edad promedio de la población, existe una gran presión por aumentar la productividad por trabajador para garantizar el crecimiento continuo del PIB. El reciente informe de Mario Draghi, El futuro de la competitividad europea, destaca que este es uno de los puntos clave para que la UE pueda mantener su nivel de prosperidad.
La República Dominicana ha experimentado un crecimiento económico significativo en los últimos años, impulsado en gran medida por el aumento de la fuerza laboral en lugar de una mejora sustancial en la productividad por trabajador. La expansión de sectores como el turismo, la construcción y las zonas francas ha absorbido una mayor cantidad de trabajadores, lo que ha impulsado el PIB. El país también ha realizado importantes inversiones en infraestructura, como carreteras, puertos y sistemas energéticos, lo que ha apoyado la actividad económica. Sin embargo, esta dependencia del crecimiento de la fuerza laboral, en lugar de la eficiencia de los trabajadores, ha expuesto algunas debilidades, como también elaborado en el estudio de BIDeconomics, Panorama de oportunidades.
Un desafío importante es el bajo nivel de productividad por trabajador, que se debe a una adopción limitada de tecnologías avanzadas y a ineficiencias estructurales. Además, existen deficiencias en la educación y las habilidades, lo que significa que la fuerza laboral no está completamente alineada con las necesidades de las industrias clave. El país también enfrenta niveles bajos de innovación, ya que la inversión en investigación y desarrollo es mínima, lo que limita su capacidad para modernizarse y aumentar aún más su productividad. El riesgo de este es que la competitividad del país se reduce.
La República Dominicana puede aprender de países con la productividad más alto del mundo como los Países Bajos, un país que ha logrado avances significativos en productividad gracias a políticas estratégicas e inversiones bien dirigidas. A diferencia de la dependencia de la República Dominicana en la expansión de la fuerza laboral, los Países Bajos se centran en aumentar la productividad de cada trabajador mediante inversiones significativas en automatización, digitalización y técnicas de gestión eficientes. La educación y la formación profesional también son prioridades en el modelo neerlandés, lo que garantiza que la fuerza laboral esté equipada con habilidades adecuadas para las industrias modernas. Los programas de aprendizaje continuo y la estrecha colaboración entre instituciones educativas y empresas han sido especialmente efectivos.
La innovación es otro motor clave en los Países Bajos. Las inversiones sustanciales en investigación y desarrollo, junto con políticas que fomentan la adopción de nuevas tecnologías por parte de las empresas, han creado una cultura de mejora continua. Además, el modelo de gobernanza colaborativa neerlandés, conocido como el "Modelo Polder", implica una cooperación estrecha entre el gobierno, las empresas y los sindicatos. Este enfoque alinea las políticas con las necesidades de todas las partes interesadas, asegurando que los desafíos estructurales se aborden colectivamente. Estas prácticas ofrecen valiosas lecciones para la República Dominicana, que puede adoptar estrategias similares para fortalecer su productividad.
En conclusión, aunque la República Dominicana ha logrado un impresionante crecimiento económico al expandir su fuerza laboral, debe cambiar el enfoque hacia la mejora de la productividad por trabajador para garantizar un desarrollo sostenible a largo plazo. Al invertir en educación, fomentar la innovación y adoptar modelos de gobernanza colaborativa como los de los Países Bajos, la República Dominicana puede construir una economía más eficiente y competitiva. Estos cambios ayudarán al país a desbloquear su máximo potencial, permitiendo un crecimiento equitativo y sostenido para las futuras generaciones.