El comercio internacional se ha convertido en la parte medular que conforma la economía de las naciones; esto es así desde los tiempos más remotos de la humanidad que se remontan a los intercambios de efectos que realizaban los antiguos fenicios. Actualmente, la globalización ha impulsado los efectos de esto, puesto que hemos dejado de ser una aldea y nuestras economías, en muchos de los casos, se encuentran en entrelazadas a los ritmos de las balanzas comerciales de los países con los que mantenemos relaciones.

De ahí que el derecho económico entra como protagonista a regular las relaciones entre los actores del comercio internacional, ya sea desde la esfera privada (que son las actividades relativas a los negocios internacionales entre los comerciantes de diferentes países) o desde la esfera pública (que son las relaciones comerciales establecidas entre los Estados), y es en este último marco donde se conciben los actuales tratados internacionales de los que somos signatarios.

El intercambio de bienes y servicios a nivel internacional permite a los países especializarse en lo que producen de manera eficiente, aumentando la productividad y generando economías de escala (COMCE NORESTE, 2023).

Por ejemplo, en el año 2016, el intercambio comercial entre la República Dominicana y el mundo fue de US$ 26,416.0 millones de dólares, de los cuales US$ 8,714. 01 millones fueron exportaciones y US$ 17,701.70 fueron importaciones, existiendo en este aspecto un déficit con relación al año anterior en el que se registró  16.9 mil millones en importaciones y 9,7 mil millones en exportación. No obstante, desde el punto de vista del derecho económico esto es positivo, pues significa que gracias a las piezas legales existentes la comercialización internacional es fluida y mejora con el tiempo. En el 2023, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), indicó que en el primer semestre de este año el déficit en la cuenta corriente fue de 1,565 millones de dólares frente a los 3,089 millones de dólares del 2022, esto es gracias a que las importaciones disminuyeron y las exportaciones las superaron en número (para julio del 2023 las exportaciones acumuladas presentaban un decrecimiento en la tasa interanual del 4.6% y las importaciones de un 6,1%) es decir que la compra se desaceleró más que la venta, lo cual es un reto bien logrado. Mientras más conocimiento legal e incentivos a la exportación, mejores resultados obtenemos en la balanza comercial.

Tanto si se importa como si se exporta el resultado de los acuerdos internacionales firmados entre República Dominicana y sus socios comerciales (EE. UU., Canadá, México, Costa Rica, Panamá, y la Unión Europea entre otros) signatarios de los diferentes acuerdos entre los que cuentan el DR-CAFTA y El EPA, permiten numerosas facilidades económicas (como es la figura del “Trato de Nacional” a ciertos productos, como son los desmontes arancelarios negociados a ciertos bienes tangibles de importación, la cláusula de trato preferencial a la “Nación Más Favorecida”, entre otras cláusulas contenidas en estos tratados) así como también están las medidas de salvaguarda y los Incoterms, con las que se protegen y se reparten las responsabilidades entre los actores, figuras del comercio internacional con las que antes no se contaban. Esta regularización de las prácticas comerciales internacionales garantiza la buena fe entre las naciones y desde el punto de vista económico permite una mejor regulación de la balanza comercial y esto a su vez la disminución del déficit de la balanza de pagos de los países.

República Dominicana mantiene relaciones diplomáticas con 129 países y pertenece a múltiples organizaciones internacionales, entre ellas las que cuentan las Naciones Unidas, Organización de Estados Americanos, Sistema de la Integración Centroamericana, Organización Mundial del Comercio, Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Sistema de la Integración Centro Americana, Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones entre otros.

Así como hemos  mencionado, somos signatarios de los principales tratados comerciales que rigen las relaciones multilaterales de comercio exterior entre los que figuran el DR-CAFTA (Dominican Republic -Central América Free Trade Agreement) y el AAE (Acuerdo de Asociación económica con la Unión Europea), estos dos últimos tratados estimulan el libre  flujo y permiten estrechar las manos con los demás países y establecer las mejores relaciones comerciales, reduciendo significativamente los aranceles existentes. En ese mismo tenor se ha estrechado lazos con Canadá, México, el Mercosur y Taiwán.

El comercio exterior también genera un impacto positivo en el consumidor final al proporcionar acceso a una gama más amplia de productos a precios competitivos. De igual manera, permite a los países acceder a recursos y mercados que no están disponibles a nivel nacional (COMCE NORESTE, 2023).

Ferrand y Pimentel (2016) concluyen que para poder dinamizar la exportación como respuesta a una mejor calidad de vida hay que: Potenciar el crecimiento económico, crear más y mejores empleos, incrementar la competitividad y la productividad y atraer divisas al país.

Claro, es conveniente que las naciones se dediquen a impulsar las exportaciones y disminuir en su mayor polaridad las importaciones para que el PIB pueda emerger y establecerse un equilibrio saludable entre lo que se vende y lo que se compra.