El concepto de horizonte define la gran poesía dominicana, latinoamericana y caribeña de nuestros días. Pero también, se explica en la lectura y la circulación poética desde sus contextos de lenguaje e historia. El análisis poético del texto expresivo y  sus formas encuentra sus modos de significar a través de la lectura y sus conjunciones hermenéuticas.  El diálogo íntimo pronuncia y a la vez produce los estados de libertad del autor poético y sus lectores.

En la obra poética imperecedera de Pedro Mir encontramos la visión del horizonte que se abre al lenguaje, en sus significativos poemas de largo alientos (Hay un país en el mundo, Contracanto a Walt Whitman, Amén de mariposas, El huracán Neruda). Estos poemas situados en un espacio sensible de la mirada verbal y creadora anuncian y pronuncian la visión de un despertar de la consciencia estética y poética; el vínculo y el espesor tópico y temporal del poema, se inscribe como valor sensible en la historia, el imaginario social y las claves del vivir en la memoria y la presencia.

La estética  poética y fundacional de Pedro Mir se orienta al movimiento de la vida cotidiana, mediante los signos de una identidad social y colectiva.

El ámbito creado en el poema  Hay un país en el mundo, se lee a partir de los ritmos internos y externos del poema mismo, convertido en suma de “interpretables” de signos, memorias míticas e identitarias.  Caminos, fuerzas culturales y visionarias que se van construyendo; espacios confluyentes y de una troncalidad poético-textual dinámica, polisémica, tropológica y comunicadora.

De esta suerte, la fuerza enunciativa y dialógica del poema en Pedro Mir, se justifica en una dialéctica social “intimadora”, sinfónica y coral que vincula sujeto, lenguaje, relación, posicionamiento de habla del poema mismo.

El campo de relaciones expresivas del poema participa de un discurso dinámico, afirmado en la subjetividad locutorial expresiva, donde la poesía se escribe, se dice, se inscribe en un registro textual oral y contingente.

Las huellas del poema en la base de horizonte y aurora constituida mediante la mirada confluyente de sus poemas y de obras escritas en prosa, se convierten en poemas de la identidad caribeña.

La Historia del hambre, Tres leyendas de colores, Buen viaje, Pancho Valentín, El lapicida de los ojos morados y Cuando amaban las tierras comuneras son, en su obra, el cuerpo de una arquitectura textual conjuntiva que expresa, narra, verbaliza y visualiza la historia de nuestras identidades míticas, culturales, ficcionales, históricas y creacionales.

Las diferentes lecturas y representaciones de la poesía de Pedro Mir se tejen a partir de la diversidad de los interpretables sintácticos, semánticos y contextuales del poema, toda vez que la simbología de sus visiones acoge el trauma de los encuentros colonizadores de la isla de Santo Domingo, para concentrar subjetividades liberadoras de formas expresivas, vinculares y presenciales en la textualidad del poema, de la historia y los signos culturales que construyen la memoria insular.

El “habla poética observable en los textos polifónicos de Pedro Mir motivan el carácter del poema escénico, el texto poético transformado en dramaturgia de símbolos, signos e imágenes, tal y como ocurrió en los años 70, 80 y 90  del pasado siglo xx, cuando poemas como Hay un país en el mundo, Contracanto a Walt Whitman, Amén de mariposas y otros textos cobraron valor performativo y oral basado en una estrategia dramatúrgica de imágenes y poetemas interpretados como parte de líneas integradas de dicción y representación.

En efecto, refuncionalizar el poema cobró nuevos valores a la luz de su tejedura oral, visual, sonora y escénica. La lectura de sus movilidades, signos y estrategias de pronunciamiento, se hizo cuerpo, subjetividad y sentido épico-lírico en el contexto artístico del país dominicano.

Los esquemas de enunciación, mostración e interpretación de secuencias textuales del poema de largo aliento activan los significados de una texto-poema responsivo e implosivo, tal y como ocurre en Hay un país en el mundo, Amén de mariposas, Contracanto a Walt Whitman y El huracán neruda, pero también, en poemas como “Si alguien quiere saber cuál es mi patria”, “Elegía del 14 de junio”, y otros que han sido interpretados como trasmisores sociales de mensajes y respuestas orales y escénicas.

Un estudio inmanente y hermenéutico de la poesía de Pedro Mir revela condiciones de forma y sentido motivadas por la dicción transparente y tropológica del poema.

Muy a menudo, la crítica literaria dominicana y de otros países ha reducido el horizonte del poema Hay un país en el mundo convirtiéndolo en un poema “didáctico” y vulgarmente político e ideologizante.  En muchas ocasiones su aporte ha sido tratado con cierta ligereza en manuales, artículos periodísticos, políticos y circunstanciales reduciendo su significación dinámica.

Sin embargo, otra cardinal rítmica surge de una lectura interna y contextual de la poeticidad intensiva de sus grandes poemas y sus núcleos secuenciales, pues cada uso narrativo de sus grandes textos se desarrolla mediante la suma de ritmemas o construcciones temáticas y formales cohesivas, tal y como indican las claves expresivas de su textualidad poética.  Lo que “habla” desde su estructura polifónica el poema, es el fraseo polivocal del verso eufónico y direccional, tal y como podemos estimar en las cardinales de su Viaje a la muchedumbre y cuyas líneas poéticas que advertimos en el incendio colectivo del mundo identitario y expresivo que surge de dicha antología poética.

La poética temporal que conduce a una mirada en el poema Amén de mariposas, donde el marcador enunciativo y poético se reconoce en la relación sociedad-vida-alegoría-historia: “Supe…que la lechuza se instalaba en la escuela… que en los parques infantiles / se aposentaba el hurón. / y el tiburón en las fuentes / y engranaje y puñal / y muñón muleta / en los copos de la cuna / o que empezaba entonces la época rotunda / del bien y del mal desnudos / frente a frente / contaminados a una  sola implacable y definitiva / definitiva / decidida victoria / muerte a muerte… (Pedro Mir: Hay un país en el mundo y otros poemas, Eds. Calíope, New York, 2006, p. 125; ver Amén de las mariposas (en, op. cit. p. 124).

El núcleo conector motiva el fluido verbal y la idea de un ritmo diasincrónico que, de secuencia a secuencia, se va desarrollando, tal como también se puede verificar en los tonos, timbres e intensidades del Contracanto a Walt Whitman:

“Yo,

un hijo del Caribe,

precisamente antillano.

Producto primitivo de una ingenua

criatura borinqueña

y un obrero cubano.

Nacido justamente y pobremente

en suelo quisqueyano.

Recorrido de voces

lleno de pupilas

que a través de las islas se dilatan,

vengo a hablarle a Walt Whitman

un cosmos,

un hijo de Manhattan”. (Op. cit. p. 81)

El argumento poético inicial del poema abre una biografía de Pedro Mir junto a otra biografía del humilde y cósmico Whitman, como estado de intuición y relación con su presencia democrática marcada por atributos y travesías que constituyen también su biografema fundamental pluralizado en Hojas de hierba. Mir, quien leyó la obra cumbre del poeta norteamericano y cuya obra es un dictum y un modus que frasea y vocaliza la democracia poética.  Todo lo cual invita, en este caso, a una lectura cruzada y sintomática visible en el poema de Pedro Mir.