En la década de 1950, el neurocirujano estadounidense Wilder Penfield (1891-1976) realizó una representación pictórica de las divisiones anatómicas de la corteza cerebral para reflejar su relación con otras partes del cuerpo humano, que conocemos como el homúnculo de Penfield. Así, por ejemplo, cuando escribimos con la mano derecha nuestra dominancia radica en el hemisferio contrario, es decir, el izquierdo y de este modo también cuando existen lesiones podemos aproximarnos clínicamente a las áreas afectadas.
El doctor Penfield, neurocirujano, realizó aportaciones destacadas para el estudio de las enfermedades neurológicas, sobre todo la epilepsia, y en el estudio del tejido nervioso. En el caso de su principal aportación, se apoyó en los resultados de un conjunto de experimentos en los que estimuló eléctricamente diferentes partes del cerebro de pacientes que se sometían a cirugías para tratar la epilepsia cuando no respondían al tratamiento farmacológico.
La relación entre las áreas de la corteza cerebral y las partes del cuerpo que controlan se asemejan a un pequeño hombrecillo, a un homúnculo, término que se utiliza para describir la figura humana en miniatura. En dicha representación las áreas más sensibles o de mayor grado de movimiento, como las manos, los labios o la lengua, tienen proporciones mayores. Así Penfield nos facilitó la comprensión visualizada de cómo está organizada la corteza cerebral en relación con el control motor y sensorial del cuerpo humano.
Desde hace décadas, los estudiantes de Medicina en todo el mundo utilizan el homúnculo de Penfield para comprender de forma simple todo el universo de las conexiones corporales y su relación localizada del cerebro.
En el campo de la investigación de las neurociencias, los desafíos son tan complejos como comprender cómo se producen los movimientos o qué son los automatismos; cuál es la relación de los reflejos con las sensaciones (el dolor, el frío, el calor). Todo lo que se organiza y se estimula desde el cerebro hacia la periferia del cuerpo humano es múltiple y complejo. También las diferencias entre el hemisferio dominante en los zurdos y los diestros continúan siendo fascinantes, así como los actos intencionados y los actos reflejos.
Y para todo ello el homúnculo de Penfiel formó parte de la evolución de la neurología contemporánea y una herramienta imprescindible.