Las redes sociales y las plataformas informativas que operan con independencia en el internet son, hoy en día, un fuerte dolor de cabeza para la élite que, con gran poder económico y político, controla la mayoría de los gobiernos a nivel global.

La influencia que ya ejercen las redes sociales en las clases sociales de todos los países las hacen indestructibles, y consideradas enemigo público número uno, por atentar contra los intereses de las clases dominantes, que conforman el 1 por ciento de los más ricos del planeta.

Para combatirlos, podrían utilizar “hackers” contra plataformas y medios alternativos interactivos, bloquear informaciones, así como la creación de nuevas leyes de censura a la libertad de expresión, para acallar las voces de “influencer rebeldes” que manifiestan críticas perjudiciales al ”stablishment” y el nuevo orden mundial.

Para ellos, ha sido un gran error permitir que esa poderosa herramienta de comunicación masiva como el internet fuera liberada de la privacidad y hermetismo de que gozaba, para entregar su uso al mundo de forma libre, por el bien de la nueva tecnología de la comunicación electrónica.

Las redes sociales se iniciaron en 1996, y el impacto de esta nueva modalidad de intercambiar mensajes electrónicos con facilidad y rapidez ha crecido con tal magnitud que para finales de 2023 más de la mitad de las 7,888 millones de personas en el mundo las utiliza de forma activa y/o permanente.

El número de usuarios de redes sociales en 2010 era de 970 millones, luego pasó a 1,482 millones en 2012 y para finales de 2023 la cifra superó los 4,888 millones, un poco más de la mitad de la población mundial.

De acuerdo al informe estadístico conjunto de las empresas mercadológicas Worldometers, OurWorldlnData, DataPortal, Social media Platforms y Kepio’s Analysis, el 72,3% de la población total de Estados Unidos, unas 240 millones de personas, están activas en internet, de las cuales el 54,4% son mujeres y el 45.6% hombres.

Aseguran que el 99% de los usuarios entra a estas plataformas por medio de dispositivos móviles, y solo el 1.32% utiliza los ordenadores de escritorio.

De todas las redes sociales, Facebook es la número uno, con 2,900 millones de usuarios activos, seguido de Youtube, con 2,300 millones, y WhatsApp, con 2 mil millones de usuarios.

La empresa Motorola fue la pionera de poner en el mercado la primera unidad de teléfono inalámbrico y portátil en 1973, con lo que dio un salto cualitativo a la comunicación satelital, que vino a favorecer en grande la expansión del Internet.

La empresa de comunicación Ericsson lanzó en el año 2000 su unidad inalámbrica con Bluetooth con el modelo EricssonT36. Luego, en 2006 Samsung lanzó al mercado el primer teléfono móvil con WiFi.

La revolución del mercado de celulares y teléfonos inteligentes ha hecho de estos aparatos el compañero inseparable de los ususarios, el cual lo utilizan constantemente revisando las redes sociales, conversando telefónicamente, enviando mensajes de texto, fotos y videos, o realizando juegos electrónicos de forma adictiva.

La combinación de celulares e internet ha creado una dependencia generalizada e ilimitada muy difícil de controlar.

Ambas tecnologías son las principales herramientas de transmisión de información de todo tipo en tiempo real y en combinación con las redes sociales, plataformas y medios interactivos.

La élite globalista podrá lograr regularizar, controlar y hasta censurar las redes sociales, pero jamás podrá eliminarlas para evitar que siga fluyendo el intercambio de información colectiva como hasta hoy se está produciendo a nivel mundial.

Temen que en los “influencers” se produzca un movimiento de empoderamiento para defender, no al 1% que tiene toda la riqueza del mundo, sino al 99% de la población mundial excluida y desfavorecida por gobiernos desaprensivos, indolentes y corruptos.

Buscan evitar que por las redes sociales se inicie la lucha por la conquistas de mayores oportunidades de trabajo, de salud, educación y facilidades de alimentación, forzando con ello la creación del verdadero nuevo orden mundial que necesita la humanidad.