Justo un día como hoy, 25 de septiembre (1963), se produjo el golpe de Estado al gobierno de Juan Bosch, ganador por amplio margen a Viriato Fiallo de la Unión Cívica Nacional, UCN, en las primeras elecciones nacionales democráticas escenificadas el 20 de diciembre de 1962.

La presencia de Bosch influyó para que el Congreso nacional aprobara y proclamara una Constitución democrática. Todo había sido derrumbado por el cuartelazo militar mientras desfilaban las sotanas en las calles.

“Reuniones de aposento” urdieron el plan golpista con el espaldarazo solapado en distintos escaños de las elites sociales dominicanas.

Antes, en Cuba la CIA norteamericana fracasó estrepitosamente al enviar exiliados cubanos por playa Girón que aspiraban permanecer dando vueltas sin rumbo en las montañas del Escambray. Muchos se entregaron “manos arriba” a las unidades de lucha contra bandidos (LCB) del glorioso Ejército rebelde cubano. Para poder salir de Cuba aceptaron ser cambiados por servilletas desechables y papel sanitario.

En República Dominicana los civiles y militares que protagonizaron el golpe del 25 de septiembre sembraron el terror desde la noche de la asonada cuartelaria.

Hicieron trizas el estado de derecho, despidieron empleados y funcionarios.

Apresaron decenas de ciudadanos y deportaron otros con destino a distintos países de América Latina y Europa.

Como no hay mal que dure 100 años, al régimen golpista del triunvirato le llegó su cuarto en abril de 1965 con el estallido de la conspiración del coronel Rafael Tomas Fernández Domínguez y un grupo de oficiales.

Fue así como evolucionó, apenas en horas, el estallido de Abril de oficiales, entre otros, como Peña Taveras, Hernando Ramírez, Héctor Lachapelle, Manuel Ramon Montes Arache, Manuel García Germán, Wiliam García Duval, Álvarez Holguín, Claudio Caamaño Grullón y otros héroes que cerraron filas bajo el mando de Francisco Alberto Caamaño Deño, quien se casó con la gloria al detener a las tropas invasoras de 42 mil marines norteamericanos.