La inflación ha sido un tema de preocupación cada vez más presente en los últimos años. Con aumentos en los precios de los productos más básicos y ajustes de sueldo incapaces de mantener el mismo ritmo, muchos hogares se han visto en la necesidad de racionar o adquirir productos más económicos y en muchas ocasiones de menor calidad. A los estudiantes de economía siempre se nos ha enseñado un concepto básico: la inflación, cuando sucede de manera controlada, es buena para el crecimiento económico. Pero también hemos aprendido algo aún más importante, aunque a corto plazo una reducción generalizada en los precios, conocida como deflación,  puede facilitarles la vida a muchas personas, a largo plazo puede ser extremadamente perjudicial para una economía.

Tomás Álvarez Cueto, autor de este artículo

El ser humano funciona en tres ejes, el presente, el pasado, y el futuro. Observamos el pasado para comprender cómo llegamos aquí, evaluamos nuestro presente para ver cuál es la mejor acción a tomar, y creamos expectativas hacia el futuro para saber qué hacer. Economista o pintor, financiero o cantante, todos estamos constantemente evaluando estos ejes que le dan contexto a nuestras vidas.

Todo ser humano tiene un consumo básico, ropa necesaria para el día a día, comida, una vivienda, pero la mayoría de los productos no caen en estas categorías.

Para los economistas, psicólogos y políticos, predecir el comportamiento de un agente de manera individual es extremadamente difícil, se necesitan cantidades masivas de data, experimentos y evidencia empírica, pero modelar a millones de personas suele ser más fácil. Los grupos grandes son mucho más simples, más predecibles, y menos complejos de comprender, porque se alimentan de las acciones de los que los rodean. Solo hay que ver cosas como las tendencias en la moda, donde algún artículo gana popularidad y de repente se puede ver en todas las esquinas del país. O como han llegado olas de turistas a través de los años impulsados por lo que han visto en las redes o le han contado sus amigos. Este movimiento de manada aplica para comunidades, ciudades, regiones y países, y es la razón por la cual manejar las expectativas de la población es tan importante.

La inflación es un impulsor constante de la economía, “Cómpralo antes de que se ponga más caro”, “Es mejor invertir en eso ahora que se puede”. Estos son consumidores viendo cómo los precios subieron en el pasado, y tomando acción en su presente para asegurar su futuro. Sin embargo la realidad también es cierta en la dirección opuesta. En los últimos años que eventos como Black Friday y Ciber Monday han tomado fuerza en nuestro país, piensa en cuántas veces has escuchado “Hay que esperar a que esté en oferta” o “Por ahí viene Black Friday, no lo compres aún”. Por su puesto que a corto plazo la venta de televisiones baja previo a, y explota durante el evento. Pero ahora intenta extrapolar eso a una economía entera, a todos los productos en todas las categorías. Imagínate que las expectativas de las personas sean que los precios bajen en vez de subir, y lo que eso provocaría en sus hábitos de consumo.

“Espera al año que viene que van a estar más baratos” o “Eso en par de meses bajará”. Todo ser humano tiene un consumo básico, ropa necesaria para el día a día, comida, una vivienda, pero la mayoría de los productos no caen en estas categorías. La deflación se puede convertir en un ciclo de caída en picada, donde las personas no consumen porque esperan una reducción, las empresas reducen sus precios con las esperanzas de incrementar sus ventas, y las expectativas se auto refuerzan, en un fenómeno que se conoce como profecía autocumplida. Para compensar por la reducción en los precios, las empresas reducen la cantidad de empleados, los salarios o ambos, , se requiere menos materia prima porque hay una menor producción al caer la demanda, y antes de que lo sepamos la economía se está rumbo a una recesión.

El Banco Central de la Republica Dominicana tiene una meta de inflación de un 4 % ± 1 %, cifra que no fue electa al azar, sino un indicador para consumidores, empresas y el mismo gobierno. Cuando una economía cumple con la meta de inflación, se vuelve predecible, y por ende mucho menos riesgosa. Las firmas tienen una idea del ajuste tendrán que hacer año tras año, los consumidores prevén una pequeña alza en los precios, conscientes de que siempre va a suceder, lo que incentiva el consumo moderado. El globo nunca va a estar más pequeño, pero por lo menos vamos a saber cuánto lo vamos a inflar.

Artículos anteriores de estudiantes de la Escuela de Economía de la PUCMM.