El pasado sábado 12 de agosto 2023 participé en la puesta en circulación del libro “Éxodo de una Víctima: Escapando de mi agresor” escrito por Josefina Mercedes Reyes Espinal, licenciada en derecho, activista social de grupos de mujeres y otros, litigante a favor de mujeres víctimas de violencia de género, participante en la capacitación de emprendedurismo y finanzas, es cristiana evangélica, madre.

Dirige la Casa Comunitaria de Justicia de la Joya, Santiago… y finalmente…: es una ex víctima de violencia de género, con una historia larga y dura de la cual se puede aprender en las páginas de su libro; un relato admirable, con calidad expositiva sobre el intrincado mundo de la violencia de género.

Confieso que la escritura de la mujer que ha vivido las experiencias de violencia de género ni siquiera se asoma a un relato de quien no las haya vivido. Porque, además, Josefina, es una ex víctima escritora autobiográfica, tiene una sólida formación en perspectiva de género, mira críticamente y denuncia el papel, la ceguera, de algunos ministerios religiosos, de las feligresías, familiares, amistades…; tiene experiencia en la parte formal del ejercicio profesional de abogados/as, cerca del desenvolvimiento de las autoridades; y también, y sobretodo, acompañando a víctimas, y bregando con hombres agresores. De todo esto nos nutrimos leyendo el libro.

Es increíble lo que se aprende con este libro sobre las difíciles encrucijadas en la que viven las víctimas, los riesgos, la impotencia y el vivir con el corazón en vilo.

Hago reverencia a la agudeza, a la exquisitez, armonía, serenidad, respeto, prudencia, sencillez, a la salud mental de la escritora y ex víctima resiliente, cualidades que se exhiben y adornan el relato. Se destaca sus múltiples agradecimientos al PACAM, al Núcleo de Apoyo a la Mujer NAM, al Ministerio de la Mujer, a las terapeutas, psicólogas, abogadas, Xiomara García, Evelyn González, a Raysa Castillo,  Susi Pola, a Manuela Vargas, a Gladisleny Núñez, a Lennys Tejada Betancout, a las Mujeres Empoderadas, entre otras instituciones y personas.

La puesta en circulación se hizo en el Salón de la Congregación Cristiana Río de Aguas Vivas, a la cual pertenece; en Los Pepines, Santiago, RD. El acto estuvo bajo la conducción de la comunicadora Grisbel Medina, y fueron expresadas significativas palabras del editor Lennys Tejada Betancourt, palabras llenas de empatía, admiración; también cantó su hija y habló la Pastora Cruz del Alba Espaillat, y Josefina Reyes, la autora.

La escritora Josefina Mercedes Reyes Espinal es licenciada en derecho desde el año 2016, de la Universidad de la Tercera Edad UTE, ya con dos hijos y una hija. Forma parte de los grupos del Movimiento de mujeres de Santiago: Núcleo de Apoyo a la Mujer (NAM), Fundación Mujeres Empoderadas Abriendo Caminos (de ex víctimas de violencia de género), y ha estado en la formación técnica con el Banco de la Mujer ADOPEM.

Se graduó de abogada en el año 2016, ya que el agresor no le permitió hacerse bachiller más joven  pues fruto de la violencia que vivió le impidió estudiar sin poder hacer el bachillerato; hizo pasantía en sus estudios para ser abogada a tiempo completo en la Unidad de Atención a la Violencia de Género, Intrafamiliar y Delitos Sexuales de la Fiscalía de Santiago, fue litigante desde el Núcleo de Apoyo a la Mujer (NAM) y hoy dirige una Casa Comunitaria de Justicia de la Joya, Santiago, institución que es un esfuerzo mancomunado de la USAID, PGR, Centro Casas Comunitarias de Justicia, Poder Judicial, y de manera puntual, otras.

En conversaciones con la autora para escribir estas notas, habiendo leído el libro, y conociendo la historia de Josefina Mercedes Reyes Espinal, lo más inverosímil de esta historia y de otras, es que el hombre agresor no logra concebir que la víctima tenga decisiones propias, diferentes a las que él tiene; cree de una manera ciega, que la víctima le pertenece, y que todo lo que pasa no tiene que ver con su responsabilidad, sino que ella se lo gana porque no hace lo que él quiere.

Es un increíble lavado de cerebro el de los imaginarios sociales, ideológicos, culturales, religiosos, que alimentan al machismo: la mujer es de segunda categoría, si el hombre quiere cortejarla desde los 16 años de manera impositiva tiene que obedecerle, no le importa si ella lo quiere o no, cree que ella le pertenece, este el caso de Josefina, y se le agrega que es la voluntad de Dios; manipulación al máximo hasta usando lo sagrado, de lo que logran convencer al entorno.

Así comenzó esta historia y aún el agresor y parte del entorno, no logra salir de esas percepciones y creencias: para él y parte de la sociedad, la mujer no es una persona con decisiones propias, con autonomía y ciudadanía plena.

Son varios los casos con este perfil de agresores con los que he trabajado, y un aspecto importante que permite la consumación y continuidad de este tipo grave y continuo de violencia es por la sumisión de la familia ante estos hombres “poderosos, obsesivos, manipuladores”, no teniendo las jovencitas de quienes ellos se obsesionan un contrapeso familiar que las proteja.

Seguimos deshojando la margarita para ver cuándo vamos a cambiar esta cultura hacia la serenidad, la armonía, la autonomía y la ciudadanía plena de las mujeres.