“La vida es sufrimiento. Bailemos.”
F Nietzsche
La respuesta del hombre actual se reduce a: “Si la vida es solo esclavitud, trabajemos hasta que el sol muera”.
El autor
Hablar de la tragedia, ya sea, lineal, circular, global, demencial, no nos impide mirar de reojo la teoría del gran filósofo Fredrick Nietzsche y con cínica sospecha. Nuestros maestros, los griegos, crearon “la tragedia” como fenómeno mítico, como crítica de nuestra irracionalidad. Nos colonizaron sin saberlo.
La tragedia podía ser contemplada, luego estudiada miles de años después. Ahora nos preguntamos: ¿ Quién creará tragedias que sirvan para inaugurar otros estudios sobre el fin del hombre civilizado? ¿Alguna vez fue tal el hombre? ¿Tuvo suficiente coraje para hacerlo desde esta perogrullada? ¿Cuál es el trasfondo frío, a lo mejor tierno? Una profunda irracionalidad nos deshabita.
La caricatura del hombre actual se apoya en una teoría religiosa que solo crea Nakba. Genocidios. Apartheid. Deshumanización. Corrupción del poder. El dogma, en lugar de servirle para pensarse, ha sido un medio más para redescubrir las fuentes de su profunda mediocridad o la de su sed de autodestrucción. ¿Por qué lo apolíneo y lo dionisíaco no le sirven al hombre civilizado para encontrar un espejo de salvación? Mejor, le ha servido para su auto desprecio.
Su crisis de identidad lo consume. No está seguro de quién es. Se aferra a su ausencia. A su aislamiento de sí mismo. El se aferra al maquillaje del enemigo para creer que existe. Se refugia en la caverna de los nuevos depredadores para forjarse un un destino como héroe de la cultura de la nada. ¿Será mejor bailar? Gozar de la risa de los asesinos. Vivir en una continua mutación, pintando nuestra miseria desde nuevos extravíos.
Por eso me he refugiado en el desarraigo. Uno más en la sucesión. ¿Cómo puedo abrazar al Carnicero del cuento de la tierra prometida y llevar a su Señoría la teoría que le enseñará Educación especial, Poética, para para salvar el mundo, si todavía no sabemos en cuál fosa común vamos a comenzar ese proceso de liberación de la infancia?
La primera lección educativa nos hablará del genocidio antipoético de Gaza y la complicidad de la época. La patria de Nietzsche es también la de Hitler. El horno pedagógico del nuevo humanismo de los Superhéroes del vacío heroico, digamos el Súper hombre, sicario del imperio. La nueva tragedia militariza la comedia y convierte en héroes de un nuevo reparto colonial a un imperio invisible.
No es la primera vez que el crimen “de un estado organizado” pinta una tragedia acéfala. Ni El Señor, Biden ni el suicida de los tribunales, Don Donald Trump, representa un programa tan alentador que solo nos invita a pensar en la esperanza de una nueva ridiculez. Solo heredamos un humor salvaje, incapaz de hacernos creer que alguna vez existimos como proyecto humanista de un exilio infinito.