Readaptando el término de la arquitectura corintia, el éntasis moderno se ubica dentro de los diseños de carga de las columnas de los edificios. Esto así, ubicándolo en el cuerpo de la columna donde esta posee una curvatura a lo largo de su diseño. Esta curvatura es armónica y le da cierto dinamismo al diseño arquitectónico de las mismas. Si la curvatura es hacia afuera se denomina éntasis positivo. Si se encorva hacia adentro se denomina negativo. Además, los Capiteles de soporte de carga de las losas serán diseñados acorde con el coeficiente de éntasis de estas columnas.
Lo anterior, se puede aplicar de manera figurativa a la dinámica y estructuración del Estado.
Mientas mas robustas sean las columnas (éntasis positivo) más reducidos serán los capiteles de carga en la cima de esta columna. Si se da lo contrario, donde el éntasis social es negativo, entonces se necesitarán capiteles excesivamente grandes en la cima.
Cuando las sociedades son robustas en sus instituciones morales, políticas, sociales y económicas, este éntasis social positivo obliga a la partidocracia y al poder político ajustarse a las mínimas necesidades de gobernabilidad y gobernanza.
Sin embargo, cuando estas sociedades adolecen de distorsiones morales, políticas, sociales y económicas, entonces se fomenta el éntasis social negativo, dando origen a gobiernos (capiteles) hipertrofiados con una vocación al dispendio incontrolable.
En nuestro país, el éntasis social ha exhibido un perfil de negativo antes y desde la fundación de nuestra República en el 1844. Para ilustrar esta aseveración, veamos lo siguiente:
1.Nos hicimos de la vista gorda ante el genocidio humano y cultural de los colonizadores europeos que arribaron a nuestro litoral costero, hace ya más de 530 años.
2.Nos hicimos de la vista gorda ante los eventos fronterizos que casi dan al traste con nuestra soberanía nacional.
3.Nos hicimos de la vista gorda al enjuiciar los altibajos republicanos de nuestra nación, después de las guerras intestinas que la formaron.
4.Somos proclives a NO tomar en consideración de los aportes, falencias y logros de la dictadura que nos gobernó durante 31 años.
5.Nos hacemos ¨el sueco¨ ante la cultura de rapiña que se desarrolló después del ¨ajusticiamiento¨ del tirano.
6.Solo recordamos, a conveniencia, los eventos donde se derramó, con mucha valentía e hidalguía, la sangre de los actores principales de las gestas patrióticas de los eventos de abril del 1965.
7.Enterramos en la amnesia del tiempo el periodo de España boba que vivió el país hasta las elecciones del 1966.
8.No aquilatamos los cuatrienios balagueristas como verdaderos periodos de transición republicana a través del fomento de la vivienda, salud, educación, seguridad alimentaria, reordenamiento de las finanzas públicas, remozamiento de la administración del Estado, reforzamiento del orden público y la gobernabilidad.
9.Ya nadie comenta sobre aquellos gazapos del jorjeblanquismo que originaron los estallidos sociales de abril del 1984.
10.Se intenta querer borrar la transición del post balaguerismo con el surgimiento de un liderazgo joven y prometedor producto de un pacto nacional, que evitó el más de lo mismo de hoy, pero que sucumbió ante el algoritmo de la corrupción, el desfalco y la alteración del entramado jurídico nacional.
11.Olvidamos, también a conveniencia, los eventos nefastos que surgieron durante los últimos veinte años que casi dan al traste con nuestra razón de estado, gobernabilidad y soberanía nacional. A tal punto, que la resiliencia sistémica de nuestra nación casi se precipita al abismo, abriendo nuestras fronteras morales y físicas al narcotráfico, el dolo encubierto, la cultura del atraco, el sicariato, la amoralidad en los hogares, la mofa al culto cristiano, indefensión ciudadana, niveles de escolaridad vergonzantes y, un conglomerado político-partidista fomentado en la cultura del clientelismo y el derroche.
En otras palabras el éntasis social negativo impera en nuestro entorno geográfico, moral, político y económico, forzando a la hipertrofia de los capiteles del estado Dominicano, con sus secuelas de dispendio, desenfoque social, fomento del clientelismo político y el surgimiento de una nueva casta política que solo piensa en ¨cómo quedar bien¨ y no en desarrollar una impronta en beneficio del tejido social dominicano, de manera que nuestras fronteras económicas domesticas puedan garantizarse, en consonancia con nuestras falencias y competencias, un éntasis social positivo.
En resumen, el éntasis negativo de la columna de nuestro tejido social ha sido el caldo de cultivo para el desarrollo de eventos entrópicos y la hipertrofia del Estado, el cual podría alcanzar niveles de insolvencia presionado por el ¨quedar bien¨ ante una nación que le reclama cada día más inversiones en salud, seguridad, educación y vivienda. Además, en la actualidad el gobierno está enfrentando una situación muy atípica y peculiar, donde las bases del partido oficialista están en rebeldía con ¨Palacio¨. Este fenómeno es único debido a que siempre las bases le reclaman a los lideres intermedios del partido y estos canalizan los reclamos a Palacio. El desenlace podría estar ubicándose en un ámbito de rebeldía donde el capitel del estado pierda capacidad de respuesta. De ahí en adelante, solo Dios sabrá.
NO es mi intensión brindar aquí una visión apocalíptica, pero debemos todos encausar nuestros esfuerzos hacia la cimentación de un éntasis positivo donde estarían garantizados los patrimonios morales y culturales de nuestra nación. La oferta política debe de renovarse acorde con las necesidades perentorias de los ciudadanos para hacerlos mas productivos y menos dependientes del Estado. De esta manera, el empoderamiento ciudadano será en base al conocimiento objetivo de sus capacidades y falencias y no al jolgorio político-partidista que hoy nos agobia.