Voy a contar mi experiencia que identifica el embudo de la ley de cine, independientemente de quién y con qué fines la administre.

Para acceder a cualquier área de la ley se debe estar suscrito en SIRECINE (Sistema de Información y Registro Cinematográfico). Yo lo estoy como guionista, director y productor.

La película 339 Amín Abel Hasbún, Memoria de un Crimen, tuvo sus inicios cuando se sometió a Desarrollo que es parte del Concurso Público FONPROCINE establecido en el Reglamento de Aplicación de la Ley núm. 108-10; que sirve como uno de los destinos de apoyo del Fondo de Promoción Cinematográfica (FONPROCINE). El Concurso dedica sus fondos en apoyar la escritura de guión, desarrollo, producción y posproducción de proyectos cinematográficos dominicanos.

Ensayos-de-339-Amin-Abel-Hasbun-Memoria-de-un-Crimen-728x546
Ensayos de 339 Amín Abel Hasbún Memoria de un Crimen.
Filmando-escenas-para-la-propuesta-a-inversionistas-de-339-Amin-Abel-Hasbun-Memoria-de-un-Crimen
Filmando escenas para la propuesta a inversionistas de 339 Amín Abel Hasbún Memoria de un Crimen.

Fue rechazado en el 2013, en la primera edición de Fonprocine. ¿Motivo? Puedo agregar que había gente (…) interesada en realizar el mismo proyecto.

Mi decisión de realizar la película estaba tomada, de manera que me planteé varios escenarios según una ruta crítica que elaboré.

Había registrado el guion en la ONDA (Oficina Nacional de Derechos de Autor). Me dispuse a continuar con mi proyecto contactando posibles actores para Amín y en la mañana de cierto día de 2013, luego de comunicarme con un posible actor, recibo la llamada de un abogado que dice que su cliente me advierte no realizar la película sobre Amín hasta que su empresa haga su proyecto tipo biopic de Amín.

Como yo no obtemperé y continué, entonces me llevaron a ventilar mi proyecto y el del otro (de un personaje lúgubre del negocio de medios televisivos) ambos proyectos a la ONDA para que las autoridades decidieran. Ellos no tenían guión, pero argumentaban que tenían otros apoyos (que luego he descubierto que eran falsos). Presenté mi contrato para adaptar el libro de Amín Abel Hasbún: un gigante dormido. Gané.

Lo que vino después fue una persecución implacable que logró crear las condiciones para que al primer desliz jurídico soluble me retiraran de la ley de cine hasta los días de hoy, pese a que la película se hizo con el menor presupuesto (récord) que se ha llevado, posiblemente, menor a cualquier película hecha con esa ley. Los resultados están ahí: la única película dominicana que transita en universidades extranjeras y yo, como dueño absoluto, la ofrezco todos los años a su exhibición sin interés de lucro. De mi bolsillo puse mis ahorros que iban destinados a cuidar de mi salud.

Me dediqué a estudiar cómo realizar mis nuevos proyectos y es cuando me he dado cuenta que existe montado un embudo que genera limitaciones para acceder equitativamente a la ley de cine con todas las características de un monopolio que evitó que nuestra película fuera estrenada en los cines comerciales, que fuera distribuida, que corrigiera la injusticia contra nosotros, pero no solamente conmigo sino con cualquiera que no pertenezca a ese monopolio que hoy tiene como resultado la generación de personas que se llenan la boca diciendo "soy multimillonario".