DW Noticias presenta la opinión de Christoph Strack, periodista de su plantilla, sobre la entrevista que le ha ofrecido el papa Francisco al periódico italiano Corriere della Sera refiriéndose con vehemencia en contra de la invasión a Ucrania y con poca estima al patriarca ortodoxo de Moscú, Cirilo. Puede verse en el enlace siguiente: https://www.dw.com/es/las-tropas-del-papa-en-la-guerra-de-rusia-contra-ucrania/a-61686607
Strack rememora la anécdota achacada a Joseph Stalin en la reunión de Yalta, antes de finalizar la II Guerra Mundial, cuando preguntó a Churchill y a Roosevelt: ¿“Con cuántas divisiones contaba el papa Pío XII” para ganarle a Hitler? Parece que Putin no conoce la anécdota, o no la cree, porque está conociendo “las fuerzas del papa” que arremeten con su condena y llama a la denuncia de la barbaridad y la crueldad de la “operación militar especial en Ucrania”.
Francisco actúa como un cura de barrio de Buenos Aires y sus tropas –con el uniforme folclórico diseñado por Miguel Ángel– son unos cientos. Su fuerza está en las redes y en su “juicio público”. En consecuencia, Strack señala la acción de Francisco: «Pues Francisco pronuncia una sentencia sorprendentemente clara. Desde el punto de vista ecuménico, sería un escándalo en tiempos normales: el papa pone en evidencia a su homólogo ortodoxo ruso, Cirilo, que desde hace tiempo cultiva una relación íntima con el Kremlin y el presidente Putin y no se cansa de maquillar teológicamente las atrocidades cometidas por los rusos en Ucrania.
En términos de protocolo, se trata de dos personas del mismo nivel que se saludaron con un abrazo como "hermanos en Cristo" en su único encuentro hasta la fecha. Ahora Francisco describe la aparentemente extraña escena de cómo Cirilo, durante una llamada telefónica por Zoom, le recitó durante 20 minutos "justificaciones para la guerra" preformuladas por escrito. A continuación, el papa habla de un "clérigo de Estado" que utiliza el lenguaje de la política y advierte al patriarca que no se "convierta en monaguillo de Putin".
¿Qué solución puede adelantar Francisco para cortar de raíz esta amenaza a la paz mundial? Francisco recuerda que en 1975 la Conferencia de Helsinki ayudó a cerrar la Guerra Fría. Francisco llama a una nueva Conferencia equivalente para cerrar esta “guerra caliente” –aunque menos definida entre un Goliat y otro David– antes que nos abrace a todos.
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Termino con las preguntas de Strack: "¿Helsinki de nuevo? ¿Podrían Francisco y las iglesias lograr ese objetivo? ¿Tendrían suficientes aliados diplomáticos, a falta de tropas? Es posible que la entrevista del papa, con su clara crítica a Rusia, pero al mismo tiempo su discreta crítica a la lógica armamentística de Occidente sea un paso en ese camino. Aunque las noticias diarias y las terribles imágenes de Ucrania dejan pocas esperanzas al respecto por el momento".