Con el presente tema, en grado alguno refiero analogía que indique de forma peyorativa que comparo estos actores de la democracia con la cucaracha per sé, o que le estoy llamando así a los partidos políticos. No, de ninguna manera. Si qué trata de una comparación, pero orienta solo en tomar las características de resistencia que tiene ese ser vivo para sobrevivir, incluso es resistente hasta los efectos nucleares, radiaciones y hasta poder vivir sin cabeza por un buen tiempo.

Sin embargo este ser vivo tiene un punto débil, que le produce la muerte o diríamos su desaparición en razón que lo único que la inhabilita o mata-lógicamente, al menos de un pisotón o una rociada de Baygón-, es que por una circunstancia del destino quede patas arriba. Si así llegase a ocurrir, le resulta imposible ponerse en posición normal y seguir su camino o poder sobrevivir. Analógicamente hablando, esto mismo sucede, refiriendo el declive de los partidos políticos después que el electorado lo pone boca arriba con el desprecio a sus ofertas electorales y, que, elecciones tras elecciones su desempeño cada día resulta más bajo, con la cual, según mi punto de vista, sirve de  señal que su desaparición está marcada.

En este sentido existen muchos casos, que por lo general tiene su punto de inflexión –puntos que marcan en la vida eventos claves que modificarán las trayectorias vitales y cuyo origen radica en diversas situaciones  o acontecimientos ocurridos en un trayecto dado de la vida, y por lo general, en esta analogía, se viene marcando- a partir de que los partidos políticos, hayan ocupados el poder, punto en el cual,-según la práctica ocurrida en nuestro país-, se acrecienta y se refleja mayormente al momento de estos salir del poder, y donde inician los síntomas de que han caido patas hacia arriba solamente pataleando por ponerse de pie y resultarle imposible-muy difícil-, igual que la cucaracha, y por cuya asociación situacional, igual a los partidos políticos, se le marca o se le reflejan los síntomas que están afectado de este efecto.

La desconexión con el tejido social que nutre su respaldo electoral, también se podría asociar a que la gente asimilaron que estos otrora partidos de masiva simpatía y atracción del cuerpo electoral, se genere en torno a ellos un descoyuntamiento producto de una indiferencia social y política, cuestión que se podría asociar que la llamada revolución de expectativa se socaba y los adeptos y simpatizantes les retiran su simpatía, militancia y, en especial, los votos. Generando esto un trasiego de afección  que ocurre en las mutaciones de las masas, que se muda fácilmente de elecciones en elecciones a otros partidos que represente nuevas expectativas sociopolítica, de cuya realidad se desprende que se empiece la ruta involutiva y que marcan su picada hacia abajo. En tanto cabe decir que esta picada no es que resulta de una expresión brusca del electorado o de la noche a la mañana, sino que esta masa, se quita de estos lentamente hasta dejarlo totalmente solo, quedándose nada más los leales fundamentalistas.

En República Dominicana, se registran los casos más notorios y más recientes de ese síndrome o efecto cucaracha, el cual se ejemplariza como punto de partida, analizando los declives del PRD, PRSC, y ahora el PLD. En primer lugar al analizar el PRD, que nace en cuba, el 21 de enero del 1939  y que en sus primeras elecciones del 25 de diciembre del año 1962, su garra política electoral se expresó con 619,491 en contra de 317,327 de Unión Cívica Nacional, liderado por el Dr. Viriato Fiallo,-furibundo anti trujillista en quien se manifestó por primera vez el efecto cucaracha ya que en esas elecciones que marcó el principal episodio de recomposición de las clases sociales y política tras la caída de la dictadura de Trujillo, y que propiciara que esta fuerza política fuera afectada con el efecto cucaracha del que usamos como símil, ya que analógicamente, cayó con las patas hacia arriba y jamás pudo pararse hasta que quedó aniquilado.

Pero volviendo al PRD, quien representa el prototipo de las divisiones-se recuerda la que se originó con la formación del PRDA, (Partido Revolucionario Autentico), liderado por Nicolás Silfa, que incluso, concurrió a las elecciones del 1962 y que, aunque no laceró al PRD, sí que le dejó sembrado la maldición de la división. Lo que más luego en 1973, explota la división de la corriente Bochista y la Peñagomista, lo cual aunque los laceró a los dos, al PRD no se contaminó con el síndrome o efecto cucaracha y ambos convivieron el espacio político, aparentemente funcionales.

Transcurrido el tiempo, se recuerda la victoria aplastante de Don Antonio Guzmán Fernández, proceso este que presentaba al PRD vigoroso. Y así con esa misma fuerza,  política sucedió con el Dr. Salvador Jorge Blanco, que si bien es cierto sirvió de paliativo sí que, las propias divisiones internas-hasta el hartazgo y vergüenza publica-, empezó a dar connotación que ya padecía del efecto cucaracha, y  las elecciones del 1982, a pesar que la ganó el PRD, subió a palacio bajo en un equilibrio catastrófico cuando resurge la figura de Balaguer, dicho partido cayó en síntomas crónicos del síndrome cucaracha, los números electorales lo viraron patas arriba y aunque por el instinto de salvación pudo ponerse efímeramente de pie en el 2000, con la atipicidad de Hipólito, y más luego con el fenómeno Peña Gómez, volvió a caer patas arriba y como estructura partidaria duerme el efecto cucaracha y poco a poco muere en segura agonía que venía manifestándose desde las 1990, pero donde mayor se reflejó fue en las elecciones de 1994, -con la guerrilla interna irreconciliable entre Peña y Majluta- los resultados, fueron; 1,75,460 PRSC, 1,53,179 PRD, notándose realmente que el síndrome cucaracha había sacado de circulación a Jacobo y había dejado al PRD-a pesar de la cantidad que obtuvo-, prácticamente quedó con las patas hacia arriba. Y así las cosas, en el 2012, sacó 2,129 votos para un 46.9 %, en el 2016, 346,769 votos, un 7.84%, para un declive estrepitoso, lo que lo hizo caer en el más grave efecto de cucaracha y lo que pasó en el 2020 y 2024, que casi resulta imposible que pare de ese pataleo de patas para arriba, y máxime, para colmo, que en las elecciones del 19 de mayo 2024, obtuvo 19,790, para 0.45%.

Con el partido Reformista el punto crítico de inflexión lo marcó el Frente Patriótico, el síndrome crónico lo manifestó luego del ascenso al poder de Leonel Fernández que le aceleró los síntomas hasta perder todo su aliento de vida.  Los votos que viene sacando el PRSC, no es otra cosa más que está atrapado con el síndrome o efecto cucaracha de cuya posición no lo para nadie, que en comparación de las elecciones del 1994, como se ha visto, en las elecciones sucesivas su otrora arsenal de votos sucumbió.

Por el lado del PLD, -surge con una fuerza de retazo-, que sólo obteniendo 395,653, tras darse el tranque político que generó el recorte presidencial, a quien la circunstancia política del cerco a Peña Gómez, se favoreció del llamado frente patriótico con el junte con Balaguer con una camada joven, y miren ustedes, teniendo cuadros presidencialistas en su partido se inclinó por formar el Frente Patriótico, lo cual cavó su tumba para siempre. Y no se más del actual síndrome o efecto cucaracha hasta no desaparecer de por vida, ya que cada día su caudal de voto en vez de dar esperanza da desconsuelo. En lo que respecta al PLD, desde 1996, surge como una tromba política y una extraordinaria maquinaria electoral. Se creyeron invencibles y jugaron con esas pretensiones altaneras fantasmagóricas. Jamás,-como actúan los jóvenes-, se creyeron que nunca se enfermarían y hacen todos los desarreglos del mundo, lo cual se lo cobra el tiempo cuando le pasa factura a los desarreglos. Muy bien, el PLD, se instala en el 1996-2000, con votos prestados, esa debilidad, propició que resucitara el languidecido PRD, y rehabilita del síndrome cucaracha y se instala en el poder con Hipólito.

Y pregunto, en la actual coyuntura, con un PLD, sin dar detalles de cómputos desde tiempo lejano, que en el 2016, obtiene un 1,582,279 votos, un 35% (con la alianza ganó estando en el poder), y cabe otra pregunta, ¿ estando en el poder fue derrotado por el PRM-de escasos dos procesos como partido-, y que ahora en el 2024, fuera del poder, como ha sido el punto de inflexión ya explicado más arriba, solo obtiene  453,468, un 10.3 %, cabría decir, una cantidad de votos que sin lugar a dudas quedó gravemente colocado con las patas hacia arriba impactado por el efecto cucaracha.

Por lo tanto, no es que no regresaría al poder, pero ese punto de inflexión refleja que empezó la cuenta regresiva de su conversión en partido del montón. Y su cama y el suero, para rehabilitarse solamente se podría garantizar que este gobierno del presidente Abinader haga un gobierno tan pésimo que eleve el sentimiento de que buscando en el baúl de los recuerdos, cualquier tiempo parece mejor. Solo así, pero por ahora viendo que Abel era el cuadro de mayor empuje presidencialista y se quedó en la gatera, nadie puede negar que aunque se voltee hoy día el PLD quedó virado boca arriba con las patas para arriba igual como mueren las cucarachas cuando se voltean.