Mercedes se siente triste. Su mejor amiga, compañera desde la infancia, ha fallecido en una intervención quirúrgica, no entiende que pudo ir mal. Se encuentra desolada.
El duelo es el proceso psicológico al que nos enfrentamos tras las pérdidas. Algo que todos, tarde o temprano, viviremos a lo largo de la vida.
Por definición, la pérdida de cualquier objeto de apego provoca un duelo, si bien la intensidad y las características de éste pueden variar en gran medida en función del grado de vinculación emocional con el objeto, de la propia naturaleza de la pérdida y de la forma de ser y la historia previa de cada persona.
Aunque el duelo se asocia inmediatamente a la muerte, las pérdidas pueden ser muy diversas: rupturas de pareja, cambios de domicilio, cambios de estatus profesional, procesos de enfermedad o de merma funcional, divorcios,entre otros y solo hay un camino, sufrirlo, vivirlo, agotar las fases que le caracterizan.
Fases del duelo: según los especialista en salud mental, hay cinco estadios, o etapas que tienen lugar, en mayor o menor grado, siempre que sufrimos una pérdida. Aunque pueden darse sucesivamente, no siempre tiene por qué ser así. Cada proceso, como cada persona, es único. Algunos especialistas hablan de más etapas según cada paciente, pero vamos a limitarnos a las cinco más frecuentes.
-
Negación
La negación del hecho es una reacción que se produce de forma muy habitual inmediatamente después de una pérdida. Es común o frecuente que, cuando experimentamos una pérdida súbita, tengamos una sensación de irrealidad o de incredulidad que puede verse acompañada de una congelación de las emociones. Se puede manifestar con expresiones tales como: "Aun no creo que sea verdad”, "Es como si estuviera viviendo una pesadilla” incluso enfrentándola en actitud de aparente entereza emocional.
La negación puede ser más sutil y presentarse de un modo difuso o abstracto, restando importancia a la gravedad de la pérdida o no asumiendo que sea irreversible, cuando en muchos casos lo es.
-
Ira
Regularmente el primer contacto con las emociones después de pasada la negación viene la ira. Se activan los sentimientos de frustración y de impotencia que pueden acabar en atribuir la responsabilidad de una pérdida irremediable a un tercero. En casos extremos, las personas no pueden ir elaborando el duelo porque quedan atrapadas en una reclamación continua que les impide despedirse adecuadamente del objeto o persona amada.
-
Negociación
En esta fase, se comienza a contactar con la realidad de la pérdida al tiempo que se empiezan a explorar qué cosas hacer para revertir la situación. Por ejemplo, cuando a alguien se le diagnostica una enfermedad terminal y comienza a explorar opciones de tratamiento pese a haber sido informado de que no hay cura posible, o quien cree que podrá recuperar una relación de pareja ya definitivamente rota y empieza a comportarse de manera distinta.
-
Depresión
El duelo continúa su curso y el doliente va asumiendo la realidad de la pérdida. Se comienza a contactar con lo que implica emocionalmente la ausencia, lo que se manifiesta de diversos modos: pena, nostalgia, tendencia al aislamiento social y pérdida de interés por lo cotidiano. Aunque se denomina a esta fase "depresión”, sería más correcto denominarla "pena” o "tristeza”, perdiendo así la connotación de que se trata de algo patológico. De algún modo, sólo doliéndonos de la pérdida puede empezar el camino para seguir viviendo a pesar de ella.
-
Aceptación
Finalmente llega la comprensión, la calma emocional, la racionalidad de los sucedido porque la muerte y otras pérdidas son fenómenos inherentes a la vida humana.
Las heridas causadas por la pérdida cicatrizan, y nos permiten seguir viviendo ya que el recuerdo seguirá estando ahí el resto de la vida.
Las formas de atravesar las etapas del duelo es un proceso personal, sin embargo es importante recordar que pedir ayuda de un profesional de la salud mental, hará que su duelo sea más llevadero.