En las últimas semanas se han desatado las alarmas en nuestro país, debido al  llamado de atención de los productores nacionales de arroz, para que las autoridades tengan en cuenta el posible daño que sufriría la producción nacional de este importante rubro de la dieta nacional, ante la llegada del fin del período de protección establecido bajo el Acuerdo DR-CAFTA, el cual conlleva la entrada libre de impuestos y de restricciones cuantitativas del arroz subsidiado de los Estados Unidos a partir del año 2025.

Debido a esta situación, se han levantado muchas voces que han criticado la negociación del referido acuerdo, he escuchado algunos programas televisivos en los que incluso se ha tildado de irresponsables a los que participaron en la misma.  Como testigo de varias de las rondas de negociaciones de dicho acuerdo, y con la experiencia adquirida en más de 20 años de participación en las negociaciones comerciales de nuestro país, tanto a nivel multilateral como regional, creo que es asunto de justicia aclarar algunos aspectos de las negociaciones de este importante acuerdo.

En primer lugar, muchas de las voces críticas que argumentan que la República Dominicana no obtuvo suficiente protección, y que no negoció bien, olvidan que el DR-CAFTA es un Acuerdo de Libre Comercio, y que como su nombre lo indica y como es conocido en la literatura del comercio internacional, lo que se busca es justamente eso:  liberalizar completa y paulatinamente el comercio, sin permitir ninguna traba, y dejando que el comercio fluya libremente entre los Estados Partes del Acuerdo.  En el marco de estos acuerdos se prevé una liberalización total del comercio, y se introducen los mecanismos de protección establecidos y conocidos en estas negociaciones, entre ellos, importantes plazos de transición que permitan a los productores adaptarse al proceso de liberalización.

En el caso específico del arroz, se logró la máxima protección en cuanto al período de desgravación, que fueron 20 años.  Además, se insertó un mecanismo de salvaguardia especial que se podía activar durante dicho período, en caso de que la reducción arancelaria provocara o amenazara provocar un daño importante a la producción nacional, y que hasta donde sé, nunca se activó, ya que aparentemente no se verificó ningún daño grave a la producción nacional durante el período de desgravación.

Ante la lógica preocupación que expresan los productores nacionales, con el nuevo escenario que se avecina, donde no habrá ninguna limitación cuantitativa, las importaciones entrarán libre de arancel, y este mecanismo de salvaguardia especial se habrá extinguido; la República Dominicana sigue contando con los instrumentos multilaterales de protección comercial para la competencia desleal de importaciones subsidiadas, que permiten incluso que se apliquen medidas de protección de emergencia ante incrementos súbitos de importaciones subsidiadas que hagan daño o amenacen con causar daño a la producción nacional.  La República Dominicana NO renunció a la utilización de estos mecanismos cuando negoció el DR-CAFTA.

Por otro lado, es conveniente que en el marco de la Organización Mundial de Comercio, y en particular en las negociaciones de agricultura en dicho organismo, la República Dominicana apoye y luche por una eliminación total de las ayudas agrícolas distorsionantes dadas por los países desarrollados, y que esto se lleve a cabo, en el menor tiempo posible.  Estas fueron precisamente, las instrucciones del equipo negociador de aquel momento, entre los años 2002 y 2004.   Mientras en el DR-CAFTA se negociaba la liberalización comercial con el mayor plazo de protección posible; en la OMC abogábamos por la eliminación de las subvenciones a las exportaciones, por la eliminación de la ayudas internas distorsionantes en agricultura y por el establecimiento de un mecanismo de salvaguardia especial para los países en desarrollo, aún más ágil que el mecanismo multilateral general, de manera tal que se pudiera contar con mayores instrumentos de defensa para los productos agrícolas más sensibles, y que se obtuviera una situación óptima para los productores nacionales.

Lamentablemente, las negociaciones en la OMC no avanzaron todo lo rápido que se hubiese deseado, pero actualmente estamos ante una nueva ventana de oportunidad, luego de la pandemia del COVID-19 y sus perjudiciales consecuencias; para relanzar estas negociaciones con mayor vigor, y para que la República Dominicana pueda presentar y avanzar en el marco de las mismas, posiciones que permitan equilibrar el “terreno de juego” en el comercio internacional de un sector como el de agricultura que es vital para tantos países en desarrollo como el nuestro. Ante esta situación, es importante señalar que, en la última Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en junio del 2022 en Ginebra, se dio especial énfasis a la seguridad alimentaria, acordándose una Declaración Ministerial sobre la Respuesta de Emergencia a la Inseguridad Alimentaria, sobre la cual, la República Dominicana puede apoyarse para avanzar sus posiciones y preocupaciones en este sentido.  Asimismo, es conveniente tomar como punto de apoyo, el documento “Ruta Crítica para la Seguridad Alimentaria” adoptado en la reciente Cumbre Iberoamericana celebrada en el presente mes de marzo en Santo Domingo.

Finalmente, creo que es justo dar reconocimiento a quienes condujeron las negociaciones por parte de nuestro país.  En este sentido, debo destacar que el equipo negociador que participó en las negociaciones del DR-CAFTA, fueron técnicos altamente calificados, serios y responsables, entre los que cabe mencionar a:  Doña Sonia Guzmán, Ministra de Industria y Comercio y actual Embajadora de República Dominicana en Estados Unidos, Hugo Guiliani Cury (Embajador en Washington en aquel momento), el tristemente fallecido Orlando Jorge Mera, quien era Presidente del INDOTEL, que cubrió toda la parte de Propiedad Intelectual y Servicios y Telecomunicaciones, Carolina Mejía actual alcaldesa de Santo Domingo, pero que como economista egresada de la Pontifica Universidad Católica Madre y Maestra supervisó varios  de los grupos de negociación, Osmar Benítez en el área agrícola, Eduardo Rodríguez para los temas aduaneros, y varios técnicos más que formaban parte del excelente equipo dominicano de negociadores en comercio internacional.  Por mi parte, como Embajadora Alterna de la República Dominicana ante la OMC, fui llamada a participar en varias de las rondas de negociaciones, a fin de que se mantuviera la coherencia de nuestras posiciones entre las negociaciones en Washington y las negociaciones en la Ronda Doha en la OMC.

Tanto el Presidente Hipólito Mejía, como doña Sonia Guzmán, dieron la más alta prioridad a estas negociaciones, así como todos los funcionarios y técnicos que participaron.  No fue una irresponsabilidad el participar en estas negociaciones, como he escuchado mencionar en algunos programas televisivos, todo lo contrario, lo irresponsable hubiese sido, no participar y quedarse fuera del referido Acuerdo, permitiendo así que las exportaciones de los países centroamericanos desplazaran completamente a la República Dominicana del mercado de los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial y destino mayoritario de nuestras exportaciones, con las devastadores consecuencias económicas y sociales que esto hubiese traído a nuestro país.

Antes de juzgar, es importante ubicarse en el contexto de aquel momento, y en este sentido,  me atrevo a afirmar que el equipo negociador dominicano negoció con éxito, porque si bien es cierto que no participó en las negociaciones de este acuerdo desde sus inicios, consiguió lo mismo que el resto de países centroamericanos; ninguno de estos países consiguió una mayor protección para sus productos que la obtenida por la República Dominicana.  Ante el inicio de las negociaciones por parte de los centroamericanos y los Estados Unidos, las autoridades de aquel momento, reaccionaron de manera rápida y eficaz.

Finalmente, debo señalar, que ningún país está obligado a suicidarse ni a dejar que su producción nacional sea exterminada, al permitir que importaciones altamente subsidiadas entren indiscriminadamente al mercado nacional, es por esto que el Excmo. Señor Presidente Luis Abinader con toda razón expresó con firmeza que no permitirá que esto suceda, tomando una medida correcta al instruir la conformación de una comisión inter-ministerial a fin de explorar las diferentes soluciones que se puedan implementar.  Nuevamente se reacciona de manera rápida y eficaz.