1.- Lo que se identifica como pueblo dominicano lleva encima todos los pesares, desde pobreza hasta inseguridad personal. Esto está a la vista, es evidente.
2.- Aparentemente, la mayoría de la población dominicana acepta resignada sus padecimientos físicos y morales.
3.- Las grandes mayorías nacionales lucen solas, como abandonadas a su suerte; sin ningún doliente. De ellas nadie se conduele.
4.- Los pobres, los que aquí padecen miseria, permanecen en estado de desamparo. No hace acto de presencia la voz solidaria que les llame a ponerse de pie contra la pobretería que cada vez les hunde más.
5.- Las personas que en el medio social dominicano carecen de lo necesario para vivir dignamente, desde hace muchos años no sienten a su lado a la mujer o al hombre que las motive a movilizarse, a tomar las calles, la plaza pública, demandando sus más sentidas reivindicaciones.
6.- Los menesterosos conciudadanos nuestros, esos que andan por ahí detrás de un pedazo de pan para mitigar su hambre, no sienten extendida la mano solidaria para arrancar y emprender la marcha hacia la conquista del poder.
7.- Los trabajadores dominicanos, del campo y la ciudad, con su salario deprimido, tragado por la inflación, no tienen codo a codo, al dirigente sindical que les acompañe en sus justos reclamos, como ayer lo hicieron Julio de Peña Valdez, Barbarin Mojica, Francisco Santos, y otros de igual raíz y tronco.
8.- La República Dominicana, está integrada por un grupito de vive bien, una caterva de mendigos que malviven de limosnear, implorando caridad de puerta en puerta, y una clase media, en su mayoría, medrando a costa de la politiquería.
9.- Necesitados y pedigüeños, ricos y ricachones; politiqueros, oportunistas e indiferentes, este es el penoso cuadro dominicano.
10.- Entonces, lo que nos queda es continuar como hasta ahora, o luchar para modificar el ordenamiento económico y social bajo el cual estamos viviendo.
11.- Los grupos económicos y políticos que se benefician de la situación actual de descalabro, no quieren ni les conviene que se produzca un cambio. Para ellos, lo ideal es que siga el statu quo.
12.- La mayoría de las dominicanas y los dominicanos no están en condiciones, hoy, de producir una modificación a la presente situación. Aunque las fuerzas motrices para alterar, pasar del atraso al progreso, están presentes en el escenario político nacional, unas se encuentran dispersas, y otras cautivadas, atrapadas, por los partidos del sistema y la politiquería.
13.- En la actividad política hay que ser realista. Una cosa es lo que queremos que sea, y otra lo que nos presenta la práctica, lo que a diario vemos y comprobamos. En el presente no es posible alcanzar lo deseado.
Ideas finales
14.- Que ahora en el país no estén dadas las condiciones para cambiar de mal para bien, esto no quiere decir, en modo alguno, que van a continuar. La coyuntura conveniente va a venir de manera inexorable.
15.- El deterioro, la degradación ética y moral de la sociedad dominicana de esta época, ha viciado a amplios grupos humanos, lo que ha impedido la integración de un colectivo que haga de fuerza motriz liberadora.
16.- El régimen económico actual necesariamente dará paso a otro con las condiciones esenciales de hacer posible satisfacer las necesidades materiales y culturales de toda la comunidad dominicana.