Hoy quería hablar sobre los Reyes Magos y recomendar una hermosa novela juvenil. Pero esa columna alegre se las compartiré la próxima semana, como un regalo de la Vieja Belén, que debe estar enojadísima con el pastor Ezequiel Molina y con todos los ultraconservadores que apoyaron un discurso que desdice de lo mejor del cristianismo protestante.
El pastor Molina dijo, durante el popular encuentro de la Batalla de la Fe: “Las feministas desafían al hombre, lo minimizan, lo ridiculizan, pareciera que su proyecto es sustituir o eliminar al hombre o la figura masculina, otra cisterna rota. La única fuente de vida es la Biblia, la única es la palabra de Dios, y si los hogares, la familia y la sociedad han colapsado es porque han desechado la verdadera cisterna”.
Así, el líder protestante denostó frente a miles de mujeres y hombres a uno de los movimientos sociales más importantes para construir una sociedad menos injusta. Por cierto, hay que reiterar que el feminismo busca construir una sociedad con más igualdad, y ha sido clave para alcanzar derechos como el voto femenino, las licencias de paternidad y de maternidad en el trabajo, y leyes contra el feminicidio, la violación y el acoso sexual, entre muchos otros avances.
Y el protestantismo, gran y diverso mundo, ha sido, en muchos momentos, un aliado importante en la lucha por la igualdad, al propiciar el liderazgo de las mujeres. Muchas iglesias, incluyendo evangélicas, aceptan y promueven el sacerdocio femenino.
A pesar de los aportes y del liderazgo de las mujeres en las iglesias protestantes, el pastor Molina enfatizó en su discurso: “Dos noticias que la sociedad aplaude: las mujeres representan 53% de la fuerza laboral en República Dominicana. Otra noticia, las exportaciones lideradas por mujeres crecen un 27%… en mi experiencia, en mi conocimiento de más de 70 años, porque tengo 80 de edad, ¿qué yo he visto?, usted puede haber visto lo contrario a lo que yo he visto, he visto que detrás de cada mujer exitosa en los negocios y empresas lo más probable es que haya un hogar descuidado, no me tire piedras, pero eso es así”.
Vamos a detenernos en dos puntualizaciones: las mujeres todavía enfrentan grandes retos para ser contratadas en el sector formal. El dato que cita el pastor Molina es específico para la empleomanía de las zonas francas. Por otro lado, el líder religioso argumentó que sus declaraciones fueron sacadas de contexto y que no pretendió atacar a las mujeres, sino resaltar que "la mujer ha sido explotada, convirtiéndola en una máquina que trabaja en la calle y en la casa para que otros se beneficien".
Es verdad que la doble carga laboral preocupa tanto a las feministas como a mujeres de otros movimientos a favor de la igualdad, y es positivo que los hombres en posición de liderazgo aborden el tema. Pero, la verdad sea dicha, el pastor no fue sacado de contexto. El discurso, en su conjunto, es machista. También es cierto que además de las ideas machistas, el pastor Molina plantea dos problemas sociales importantes, que deben ser entendidos en toda su complejidad y enfrentados por todos y todas: con frecuencia padres y madres deben trabajar durante largas y agotadoras jornadas para dar una vida digna a sus hijos, lo que les impide estar presentes en la crianza; y nuestra sociedad promueve un materialismo desmesurado.
“Papá y mamá están obligados a producir más ingresos para darles buena alimentación a sus hijos, para tener techo seguro, para pagarles buenos colegios y universidades, para comprarles celulares y tabletas, por lo tanto, papá y mamá salen temprano de la mañana y regresan tarde de la noche a su casa porque están buscando mejores ingresos, entonces quien cría a los hijos de hoy, el televisor, el celular…”, comentó Molina.
Ahora bien, lejos de centrar la responsabilidad en el Estado y el empresariado, que no propician políticas laborales y sociales que garanticen a la mayoría de trabajadores y trabajadoras derechos básicos, como un buen salario y conciliación de la vida familiar con las cargas del trabajo, el líder religioso culpa a las madres (o a la ausencia de las mujeres en el hogar) de la violencia machista e intrafamiliar. “Yo dudo que un hombre criado en su casa, disfrutando del amor y el cariño de una madre, yo dudo que sea asesino de mujeres, porque ese hombre va a pensar en su mamá, ese hombre no va a tocar a una mujer ni con el pétalo de una rosa, pero los hombres que se crían en la calle, las mujeres que se crían en la calle no tienen afecto natural, no se aman ni ellos mismos…”.
El feminicidio es un tema complejo, y se debe principalmente a un conjunto de creencias y relaciones de poder que refuerzan la idea de que los hombres poseen el cuerpo y la vida de las mujeres. Sugerir, de algún modo, ante miles de personas, que los hombres cometen feminicidio porque no recibieron amor de sus madres, nos lleva a un peligroso callejón de culpas y de negación de las causas estructurales de la violencia. Se sabe que la culpa es una de las herramientas de los sectores ultraconservadores de las iglesias cristianas para colonizar a las mujeres, quebrar su autonomía y su libertad.
Y, en otro orden, para enfrentar el materialismo, y la importancia excesiva que se otorga a los bienes por encima de las relaciones, los valores como la justicia, la ética y la integridad de las personas, el pastor y las iglesias en general pueden jugar un rol importante al ayudar a construir vínculos comunitarios sólidos, sin discriminación, que apoyen la diversidad y el respeto por cada ser humano.
No sé si ese respeto por cada persona, sin discriminación, se hizo evidente en el discurso del pastor Molina, o si, por el contrario, sus palabras dejaron entrever que algunas y algunos no son bienvenidos en sus templos. Como no me queda claro y no me gustaría sacar de contexto sus palabras, dejo aquí este párrafo para que ustedes lo juzguen (al párrafo, no al pastor Molina, se entiende, porque eso de juzgar al prójimo no es de buenos cristianos): “Hay cosas que hacían los salvajes que ahora son modas, hay cosas que nosotros por años las hemos superado y ahora están volviendo a ellas, sino piense en Sodoma y Gomorra y en otras lindezas que tiene la Biblia. Los mismos pecados aberrantes que una vez Dios castigó y que habían sido superados, supuestamente, la gente los tiene como la novedad última, la moda, lo que está de moda…”. Pueden escuchar el discurso completo aquí (a partir de 1:54:31).
*Canoa Púrpura, es la columna del proyecto periodístico de Colectiva Púrpura y de su podcast Libertarias, que se transmite por La República Radio.
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