Infundados los ataques mordaces contra el juez de Atención Permanente del Distrito, José Alejandro Vargas, por la justificación de su dictamen al hermano y la hermana del expresidente Danilo Medina y compartes, acusados por el Ministerio Público de defraudar al Estado con al menos 4,000 millones de pesos. Sólo tendrían sentido si revelaran alguna atadura económica condicionante de la conducta de “su señoría”, y eso no lo han hecho sus críticos.

Tras escuchar con paciencia jobiana, durante dos días, las largas peroratas del MP, los abogados de los imputados y de los propios imputados, el juez de 65 años anunció el miércoles 9 de diciembre de 2020, cerca de las ocho de la noche, las medidas precautorias.

Cantó prisión de tres meses en la cárcel a  siete de los 11 imputados, prisión domiciliaria a tres, y a uno, libertad con visita periódica.

A Juan Alexis, hermano de Medina, suplidor del Gobierno, lo mandó a cárcel. Y a la hermana Magalys, ex vicepresidenta administrativa del Fondo Patrimonial de las Empresas Reformadas, le dictó prisión domiciliaria.

Antes, opinó que los hermanos habían traicionado la confianza del presidente. Y, para justificar la coerción en casa para ella, discurseó sobre el impacto negativo de la falta de la mujer en la familia.   

Desde aquella noche, el juez ha recibido latigazos sin piedad.  Esencialmente le acusan de tirarle la toalla al exmandatario al tris de ser noqueado por el rumor público acerca de su protagonismo disimulado en escandalosos hechos de corrupción administrativa. Creen que hubo loas innecesarias para el líder actual del Partido de la Liberación Dominicana y un discurso machista para justificar la coerción de la hermana. https://www.youtube.com/watch?v=698MqDMyiEU.

La realidad, tal vez, sea otra. La recuperación de los eslabones sueltos de la cadena de antecedentes ayuda a comprender la intención real del emisor, que no es, necesariamente, la verbalizada como justificación del dictamen.

Baste una mirada a las escenas del “espectáculo” de selección del presidente de la Suprema Corte de Justicia y aspirantes a jueces o a seguir como tales, montado en marzo de 2019 por el Consejo Nacional de la Magistratura dirigido por el presidente Danilo Medina.

Aún causa escozor en la sociedad el atropello contra la aspirante, magistrada Miriam Germán Brito, de 70 años, diabética e hipertensa, al ser interrogada como un delincuente vulgar, nunca evaluada.

https://www.youtube.com/watch?v=Rl2BIYqZ_mY.

Aún resuena –y cobra vida por la coyuntura-  la premonición que el evaluado juez Vargas hizo a Danilo Medina.

Le sentenció que cuando ya no ostente el cargo y los cortesanos se hayan ausentado, si se viera en la necesidad de ir a la Justicia, preferirá que sea él, José Alejandro Vargas, quien dirija el proceso en vista de su elevada apreciación de la justicia.

Vargas ni Germán Brito fueron seleccionados.

Imposible entender las palabras de hoy desconectadas de aquel momento. Antecedentes, causas, motivaciones, silencios, ausencias, tonos, ademanes, mirada, adjetivaciones, verbos, anécdotas, consecuencias… todo cuenta.

https://www.youtube.com/watch?v=7njF7YWzTUM.

A la luz del contexto, el discurso del juez Vargas previo al anuncio de la aplicación de los tipos de coerción, lució articulado. En lo manifiesto, las medidas precautorias a los imputados. Lo legal. Y, en lo latente, orientado a responder las humillaciones y los desprecios de aquellas indeseables sesiones del CNM.

Usó a la hermana y al hermano del presidente para mandar un mensaje más allá de las cuatro paredes de la sala de audiencias.

Teorizó sobre el valor de la mujer y el respeto que se merece, sobre todo cuando es tronco de familia. Y con ello indujo a pensar en el trato abusivo a la magistrada Germán Brito el día de la evaluación.

Y se refirió al “abuso de confianza” de Juan Alexis respecto de su hermano presidente, quien lo considera “su niña linda”. Esta expresión encaja más en la ironía que en el  resultado de alguna deuda de gratitud al mandatario que insinúan algunos de sus atacantes más ácidos.

El destinatario del discurso latente, obtuso, del juez es Danilo Medina, ahora fuera de Palacio.