La privacidad en la era digital enfrenta uno de sus mayores desafíos con el auge de las tecnologías biométricas. En la República Dominicana, el uso de datos biométricos ya no es una novedad.

En el país operan diversos sistemas que integran esta tecnología: desde dispositivos móviles con Android, iOS y VisionOS, hasta aplicaciones financieras y criptográficas como Worldcoin, que promete una identidad digital basada en el reconocimiento del iris a través de su dispositivo Orb. Ante este contexto tecnológico, surge una pregunta esencial: ¿estamos preparados, como país, para proteger los datos sensibles de los ciudadanos?

Pero el acceso a estos datos, la falta de educación en torno a su manejo y la insuficiencia de regulaciones específicas nos dejan expuestos. Recientemente, en el marco de una investigación periodística, Nuria Piera nos consultó sobre el impacto de esta tecnología. Al respecto, señalé:

“Creo que el principal riesgo acá es la falta de información, en general sobre los instrumentos de identificación (…). Un usuario que vaya a registrar su iris y no sepa realmente para qué lo va a utilizar es el principal sujeto de riesgo actualmente, y eso no tiene que ver con la tecnología.”

Este comentario destaca un problema urgente: el vacío informativo representa un riesgo tan grande como el mal uso de la tecnología. Ayer abordamos esta preocupación en el programa 12y2 con Karina Larrauri.

La captura silenciosa de datos biométricos

En la cotidianidad, aplicaciones y dispositivos recopilan datos biométricos para desbloquear pantallas, realizar transacciones y monitorear la salud. No obstante, la transparencia respecto a cómo se procesan y almacenan estos datos sigue siendo limitada.

El dispositivo Orb de Worldcoin, presente en puntos estratégicos del país como Plaza Central y Wagmi Acrópolis Business Center, ejemplifica este desafío. Al escanear el iris, genera una identidad digital única vinculada a un token criptográfico. Aunque promete eficiencia y seguridad, también plantea inquietudes sobre la privacidad y los riesgos de mal manejo de datos biométricos sensibles.

Regulación y responsabilidad ética

Frente a este panorama, el país cuenta con herramientas regulatorias iniciales, como la Circular SB: Núm. 017/22, que establece lineamientos para el manejo de datos biométricos en el sector financiero. Estos lineamientos incluyen:

  1. Consentimiento informado: Garantizar que los usuarios comprendan para qué se recopilan sus datos.
  2. Finalidad específica: Limitar el uso de datos al propósito original.
  3. Seguridad de los datos: Prevenir accesos no autorizados con medidas técnicas y organizativas.

Hay que observar que la llegada de tecnologías emergentes como el Orb subraya la necesidad de actualizar y expandir estos lineamientos para incluir aplicaciones globales y plataformas digitales.

La exclusividad de la Junta Central Electoral (JCE) para la gestión de datos biométricos civiles, establecida por la Ley Orgánica de los Actos del Estado Civil No. 4-23, también requiere una mejor coordinación del vacío que esta misma ley tiene, ya que la ley limita el uso de los datos biométricos civiles específicamente para fines de captura, almacenamiento e identificación.

El Orb traslada la información del iris y un token que pretende confirmar si el usuario presente que ha dado su permiso para el escaneo de este es humano o no. La ley dominicana todavía está lejos para alcanzar dicho escenario global: identidad orgánica y la artificial.

Bien lo señala el autor Yuval Noah Harari en su reciente libro "Nexus", donde aborda el dilema futuro de entidades de inteligencia artificial que pueden operar como entidades humanas porque la figura de "entidad jurídica" ya está habilitada desde antes del siglo XX. Es decir, que una IA podría constituirse como una entidad jurídica, hallando un espacio para atravesar todas las regulaciones existentes.

Contexto internacional: una lección para el país

La investigación de Nuria Piera destacó cómo países como España han tomado medidas restrictivas contra tecnologías similares, demostrando la importancia de un escrutinio riguroso.

Este enfoque internacional debe inspirar a la República Dominicana a establecer un marco regulatorio integral que combine las mejores prácticas globales con las necesidades locales. Al final de cuentas, el reportaje nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de transparencia a la hora de implementar estas tecnologías en un mercado.

Entendiendo que el avance tecnológico no debe ser un antagonista de la privacidad, debemos entonces trabajar para lograr un equilibrio, para lograrlo proponemos tres áreas clave:

  • Educación pública sobre derechos digitales: Los ciudadanos deben comprender cómo y por qué se recopilan sus datos.
  • Auditorías independientes: Certificar el cumplimiento de normas de seguridad y privacidad en tecnologías biométricas.
  • Colaboración internacional: Establecer alianzas para adoptar estándares globales adaptados al contexto dominicano.

La responsabilidad no solo recae en el gobierno y las empresas, sino también en los ciudadanos, quienes deben exigir mayor transparencia y supervisión.

Construyendo confianza

Para que la República Dominicana pueda adoptar responsablemente estas tecnologías —elemento necesario para la sostenibilidad empresarial moderna— es fundamental construir un ecosistema de confianza donde la innovación no comprometa los derechos ciudadanos.

Este esfuerzo requiere la participación de todas las partes interesadas:

  • El sector público, garantizando que las leyes evolucionen para abordar los desafíos emergentes.
  • El sector privado, adoptando medidas de autorregulación y transparencia.
  • La sociedad civil, como actor vigilante y promotor de la educación digital.

En el artículo “La apuesta de ‘World’ y la identidad digital en República Dominicana”, exploramos la necesidad de una estrategia que integre resiliencia digital y protección de datos. Esta visión cobra más relevancia hoy, cuando buscamos un equilibrio entre innovación y privacidad.

Este enfoque sigue siendo crucial para avanzar en un entorno donde la tecnología y la privacidad no sean conceptos opuestos.

Acción ante el dilema

El dilema de los datos biométricos no es únicamente técnico, sino ético. Es momento de que la República Dominicana priorice la creación de regulaciones específicas que protejan a los consumidores frente al uso indebido de su información biométrica.

Pero esto no puede hacerse de manera aislada: necesitamos una veeduría digital activa, impulsada por ciudadanos conscientes y comprometidos con su derecho a la privacidad.

La tecnología ofrece un camino hacia el progreso, pero ese camino solo será seguro si está acompañado de una supervisión adecuada, una educación informada y un compromiso ético por parte de todos los actores.

En un país donde la digitalización sigue siendo un motor clave de desarrollo, proteger los derechos digitales de los ciudadanos no es solo un deber legal, sino una responsabilidad colectiva.