Todos los años y en todos los gobiernos, nuestro país se da el lujo de invertir grandes sumas de dinero en la compra de flotillas de vehículos de lujo, de alta gama y de alto consumo de combustibles; de maquinarias, equipos (tractores, gradas, buldóceres, compactadores, retroexcavadoras, camiones, ambulancias, camiones, volquetas, equipos agrícolas, grúas, autobuses, plantas eléctricas, equipos de hospitalarios, palas mecánicas, entre otros, que luego son abandonados en muy buenas condiciones por las diferentes instituciones, como son los ministerios de Obras Públicas, Agricultura, Salud Pública, el Indrhi y otras más.
Muchos de estos equipos y maquinarias son tirados al abandono para contribuir al famoso “desguace,” esto es, vender los mismos por piezas a particulares, lo que constituye un crimen de lesa patria y acto de corrupción. Si en nuestro país las escuelas vocacionales, las del Ministerio de Defensa, de La Armada Dominicana, con el apoyo del Infotep, estuvieran funcionando y formando técnicos calificados en mecánica pesada e industrial, todos esos equipos, maquinarias y vehículos se pueden recuperar, con lo que el país se ahorraría millones de dólares, pero para eso hace mucha falta de voluntad política, que nunca la ha habido.
En todas estas instituciones públicas podemos observar una gran cantidad de ambulancias, en el Ministerio de Salud Pública, maquinarias y equipos pesados en Obras Públicas, tractores, y equipos de arados en el de Agricultura y en el Indrhi, que luego son vendidas como chatarras o dados de baja en la Dirección de Bienes Nacionales, que es una institución que se presta a todo tipo de actos pecaminosos.
Se puede estar o no de acuerdo con el sistema de gobierno de la República de Cuba, pero allí existen verdaderas escuelas vocacionales e industriales, donde forman a muchos técnicos y mecánicos industriales, en maquinarias y vehículos pesados; allí el más mínimo equipo es reparado y echado andar. Se podría decir que por la grave crisis económica que afecta a esa hermana nación del Caribe, fruto del bloqueo económico y financiero por más de 60 años que le tiene colocado Estados Unido a ese pais, así como por los tantos fenómenos atmosféricos que la afectan, como han sido los más recientes ciclones que le causaron muchos daños, ellos se han visto a sacar de abajo y obligados a hacerlo, pero la realidad es que allí no se observa una ambulancia, un tractor, un gradar, un camión, un buldócer o una retroexcavadora, grúa, abandonada. hemos sido testigo de ello en las distintas visitas oficiales que hemos realizado.
La muestra de ello es que ese país aún mantiene una flotilla de vehículos de los años 30, 40 y 50, en perfectas condiciones, lo que representa una de la mayor riqueza para ese país, pues también han formados a mecánicos y torneros que fabrican todo tipo de piezas. ¿Por qué aquí no podemos hacer lo mismo?
Nuestro país puede hacer uso de parte de los recursos del 4% de educación para contratar a técnicos cubanos para que vengan a formar a mecánicos y técnicos dominicanos, con el apoyo del Infotep, del sector privado, en las diferentes escuelas vocacionales, para que todos los equipos, maquinarias pesadas y vehículos sean reparados y puestos en servicios, con lo que el país se ahorraría millones de dólares y se evitará el escape de divisas.
También podemos contratar técnicos y mecánicos a través de un acuerdo con el gobierno de Brasil, donde existen grandes escuelas e institutos técnicos en mecánica industrial. El propio presidente de ese hermano pais, Luis Ignacio Lula da Silva es un gran tornero, egresado de uno de esos prestigiosos centros de la metalmecánica e industrial, logrando presidir la Central de Trabajadores de ese país.
Hay que diseñar un plan de austeridad y no continuar pretendiendo comprar todos los vehículos, equipos y maquinarias nuevos, en cuyas transacciones siempre existen grandes comisiones. Nuestro país no puede continuar dándose el lujo de tirar los recursos por la borda a base del endeudamiento externo. Ahí tenemos los miles de vehículos retenidos por la Policía Nacional, almacenados en el Canódromo, a los que se les debe buscar una salida, pues ni se retiran, ni se incautan, ni se subastan.