Escuchar al expresidente Leonel Fernández acusar al gobierno de Luis Abinader de inepto e incompetente para resolver los graves problemas del país, todo indica que, con esos tipos de señalamientos, no es más que una estrategia para mantener presencia en los medios de comunicación y las redes sociales.
Lo extraño es que, ante estas y otras desatinadas expresiones del líder del partido Fuerza del Pueblo (FuPu), ningún funcionario del gobierno o dirigente político del Partido Revolucionario Moderno (PRM) emite opinión alguna rebatiendo esas aseveraciones o destacando las iniciativas del mandatario.
Es que como si los más llamados en salir en defensa de la obra de gobierno que lleva a cabo Abinader corroboran y estuvieran de acuerdo con las severas críticas que desde hace tiempo viene realizando el expresidente Fernández.
Para nadie es un secreto que el tres veces presidente de la República está en campaña política a destiempo desde que fundó la FuPu, luego de renunciar del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en octubre de 2019.
Tras sentirse engañado, humillado y derrotado en las primarias de ese año para la escogencia del candidato presidencial para el 2020, optó como represalia usar la venganza política buscando una alianza electoral estratégica con Abinader y su partido, el PRM, y lograr con ello la derrota del PLD en la elecciones presidenciales de 2020.
Su alianza con el PRM para los cargos congresuales y municipales favoreció en mucho el triunfo del actual presidente, acción política que le ha servido para moverse sin ningún tipo de obstáculos aun reconozca que con ello esté violando las leyes y reglamentos de la Junta Central Electoral (JCE).
Pareciera que el presidente Abinader estuviera agradecido de Fernández por el aporte político recibido para derrotar al candidato peledeísta Gonzalo Castillo, y que le ha permitido al ex gobernante el libre albedrío de sus actividades proselitistas para que consolide su organización como la segunda fuerza política del país.
Ante la desmoralización de una buena parte de la militancia del PLD, al ver a ex funcionarios y familiares del expresidente Danilo Medina presos por corrupción, Leonel continúa con su estrategia de conquistar esa militancia descontenta para trasegarla hacia la Fuerza del Pueblo.
De lo anterior se desprende el por qué Fernández está tan activo en sus actividades proselitistas dentro y fuera del país, promoviendo su partido, su figura, y auto considerándose como único candidato presidencial innegociable para las elecciones de 2024.
Ante la inquietante avanzada campaña política de Leonel, sin reproche por parte de las autoridades de la JCE, otras organizaciones políticas opositoras iniciaron también sus propias movilizaciones como si el período electoral estuviera al doblar de la esquina.
El PLD adelantó un año antes sus primarias electorales abiertas, disfrazadas de consulta. Eligió a su candidato presidencial previa intensa campaña proselitista, en contraposición con las leyes electorales, que establecen debe ser en el 2023.
No es de ahora que seguidores del presidente Abinader están promoviendo por todas partes la reelección del mandatario, realizando manifestaciones en ese sentido en cada acto de inauguración de obras construidas por el Estado.
El pasado 22 de octubre, luego de la actividad peledeista, el PRM celebró en Santiago una multitudinaria manifestación de apoyo a la reelección presidencial del Presidente.
La actividad contó con la presencia de la secretaria general de ese partido, Carolina Mejía, hija del expresidente Hipólito Mejía, y otros líderes políticos de la región cibaeña.
Una actividad política organizada por la facción de Mejía, en una franca demostración de fuerza a lo interno del partido, revelando con ello el gran poder de convocatoria que tienen dentro y fuera del PRM.
Ante estos hechos, Leonel no perdió tiempo y autorizó a la directiva de su organización acusar al PRM de violar la Ley de Régimen Electoral y de Partidos Políticos, al permitir actos de convocatorias reeleccionistas a favor del mandatario.
La falta de autoridad del pleno de la JCE para hacer cumplir las leyes electorales, es lo que ha motivado a que los partidos políticos realicen a destiempo actividades proselitistas por hacerse los ciegos, sordos y mudos ante esos hechos.
Luego de permitir el desorden público y premeditado, saltan a la palestra pública convocando a los partidos para que frenen la campaña política a destiempo, ya que con ello se daña la integridad electoral.
La ley es la ley, y están ahí para que se cumpla, so pena de sanciones ejemplares por sus violaciones en cualquier circunstancia. Y la JCE tiene facultad para ejercer esos mandatos como órgano regulador de las actividades partidarias en el país.